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Tomomi Sayuda, Máscara para el alma (2014)
Tomomi Sayuda, Máscara para el alma (2014)
Tomomi Sayuda, Máscara para el alma (2014)
Tomomi Sayuda, Máscara para el alma (2014)
Tomomi Sayuda, Máscara para el alma (2014)

La máscara del alma, de Tomomi Sayuda

25.09.2014

El humor tiene repercusiones sociales. Para la diseñadora industrial Tomomi Sayuda (Tokio, 1984) es el principal vehículo para provocar cambios psicológicos dramáticos en una persona y, por consiguiente, transformaciones en su conducta social. Así, en sus proyectos el humor es el principal protagonista. En Máscara para el alma (2014), Sayuda ofrece “la fuerza psicológica para hablar en público”. Se trata de un dispositivo que esconde la identidad del usuario al tiempo que transmite su voz a través de un altavoz integrado en la parte superior. Su diseño está inspirado en las cajas de karaoke, que permiten a los participantes disminuir el estrés por medio de la liberación de la energía primaria.

Se sabe que la glosofobia (miedo a hablar en público) es uno de los principales problemas de comunicación entre las personas. Pero, ¿qué sería capaz de expresar un individuo cuando se encuentra en el terreno del anonimato? Para el funcionamiento de la máscara, Sayuda ideó un juego similar a un experimento antropológico: en un entorno competitivo, invita a dos participantes a utilizar la máscara y adoptar otra personalidad. Mientras su rostro está oculto, los oponentes pueden gritarse todo tipo de insultos, sentencias o declaraciones. El vencedor será quien grite más fuerte.

Si el miedo ha sido un mecanismo para ejercer la autoridad y el control, el humor en las sociedades contemporáneas se entiende como una catarsis de impacto social. Ya en La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo (1986), Gilles Lipovetsky sostenía que el humor para las sociedades actuales representaba un mecanismo para hacer frente a la oposición: “Si cada cultura desarrolla de manera preponderante un esquema cómico, únicamente la sociedad posmoderna puede ser llamada humorística, pues sólo ella se ha constituido globalmente bajo la égida de un proceso que tiene a disolver la oposición, hasta entonces estricta, de lo serio y lo no serio […]. La ausencia de fe posmoderna, el neo-nihilismo que se va configurando no es atea ni mortífera, se ha vuelto humorística.”

¿Será que sólo a través del humor y el anonimato se pueda ejercer la oposición y apaciguar el miedo? Y en este contexto, ¿qué puede ofrecer el diseño?


[25 de septiembre de 2014]

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