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Museo Universitario de Arte Contemporáneo
Teodoro Gonzalez de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008). Foto: María Rodríguez Cruz.
Cuauhtémoc Medica (Ciudad de México, 1965). Curador en jefe del MUAC. Foto: David Franco/Revista Código: Número 69
Vistas generales de la exposición Anish Kapoor. Arqueología : Biología (2016). Cortesía MUAC
Vistas generales de la exposición Anish Kapoor. Arqueología : Biología (2016). Cortesía MUAC
Vistas generales de la exposición Anish Kapoor. Arqueología : Biología (2016). Cortesía MUAC
Mónica Mayer, Si tiene dudas…pregunte, 2016. Vista de instalación en el MUAC. Foto: María Rodríguez Cruz.
Mónica Mayer, Si tiene dudas…pregunte (2016). Vista de instalación en el MUAC. Cortesía de la artista
Mónica Mayer, Si tiene dudas…pregunte (2016). Vista de instalación en el MUAC. Cortesía de la artista
Los Carpinteros. Vista de instalación en el MUAC (2016). Tomada de arca.tv
Los Carpinteros. Vista de instalación en el MUAC (2016). Tomada de arca.tv
Isaac Julien, Playtime & Kapital (2013). Vista de la videoproyección en el MUAC (2016).
Isaac Julien, Playtime & Kapital (2013). Vista de la videoproyección en el MUAC (2016).
Oswaldo Maciá, Trilogía para tres timbres (2016). Tomada de muac.unam.mx

La estrategia del MUAC para atraer públicos. Una entrevista con Cuauhtémoc Medina

06.07.2016

Mónica Amieva

La exposición Anish Kapoor. Arqueología: Biología ha generado diversas críticas y opiniones adversas en torno a su pertinencia en un espacio como el Museo Universitario Arte Contemporáneo. A propósito del debate, conversamos con Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC, sobre el lugar de la muestra en el programa curatorial del museo, con la intención de reflexionar en torno a los desafíos de los modelos de trabajo de instituciones museísticas con respecto a la lógica neoliberal en la que cada vez más se priorizan los números, las cifras en taquilla y las coberturas publicitarias de alto impacto mediático.

El siguiente texto recoge sólo algunos de los comentarios más relevantes de Medina. La entrevista completa puede escucharse en el audio de la parte superior.

 

Bajo la curaduría de Catherine Lampert y Cecilia Delgado Masse —por parte del MUAC—, Anish Kapoor Arqueología: Biología abrió una serie de preguntas sobre el lugar de esta exposición en el programa crítico que el museo ha ido perfilando en los últimos años. ¿Por qué una exposición de Anish Kapoor en el MUAC? Más allá de las posibles necesidades de atraer públicos y las complejas negociaciones de índole económica y política propias de las exposiciones de alta visibilidad, ¿en qué contribuye a los debates teóricos y académicos actuales que han caracterizado la vocación del museo?

“Está dicho, escrito y planteado —particularmente en un documento público, que es el número cero de los Folios—, que la programación del MUAC es de entrecruces, convergencias, mezclas. Una de las direcciones de esas mezclas es tener exposiciones de artistas referenciales que permitan entender cuál es la plataforma general del arte contemporáneo a nivel global con un énfasis hacia el sur. Y, por otro lado, también se indica que uno de los propósitos de este museo en particular es generar, producir e iniciar públicos. ”

“Kapoor es uno de los escultores más importantes de los últimos 40 años. Decisivamente ha propuesto una serie de modalidades de escultura que no se pueden dejar de lado en un recuento de lo que es el arte contemporáneo. Además, es un vehículo, por motivos históricos y biográficos, de la inundación de las posibilidades del arte del sur en el campo del arte contemporáneo”.

 

Anish Kapoor es un artista que pertenece al mainstream internacional y ocupa los primeros lugares en las listas de los artistas más cotizados y más ricos del Reino Unido. En la última edición de la feria Zona Maco estuvo en las galerías Lisson, Gladstone, Regen Proyects y Galería Continua. Su nombre se ha convertido en una especie de marca de acompañamiento de una vertiente espectacular del arte contemporáneo, razón por la cuál ha levantado dudas de la pertinencia de su exposición en el MUAC. Anish Kapoor Arqueología: Biología transforma hasta cierto punto el orden operativo del marketing del museo, con estrategias más cercanas a las lógicas corporativas iniciadas desde la campaña publicitaria del ”ojo cuadrado”. ¿Cuál es tu posición frente a esta transferencia de una gestión empresarial de la comunicación a una institución universitaria? ¿Se reafirma una tendencia en la comunicación del museo?

“A diferencia de otras instituciones, en el MUAC sí es real que hay balances. Hay una serie de consejos donde a veces se discute de una manera muy agitada. También hay una variedad de curadores que, en conjunto, a veces puede pasar el punto del curador en jefe en ciertas discusiones. Y la dirección y las lógicas, tanto de desarrollo como de acompañamiento de la universidad como un ente político, son elementos que juegan en nuestra discusión”.

“En algún momento, Baudrillard hacía la pregunta muy razonable de si se puede llegar a saber si la publicidad funciona o nada más es una especie de decorado. Yo tengo muy claro que lo que tenemos ahorita en el museo es la entrada de una serie de públicos que normalmente no llegaban. Un elemento de valoración —porque no tenemos muchos recursos para hacer una especie de experimento sociológico continuo de este juego— es recibir reportes diferenciados de qué está pasando con las otras exposiciones. Las exposiciones de Los Carpinteros, Mónica Mayer, Isaac Julien y hasta la de Oswaldo Maciá en Espacio Sonoro nunca han estado tan llenas como ahorita. Tengo una derrama… Una de mis preguntas en este experimento era si la gente iba a llegar a ver la exposición de Kapoor y se iba a dar la vuelta, pero no es lo que está pasando”.

“Este fenómeno del museo convertido en una especie de adicto al blockbuster no es el caso de las instituciones de arte contemporáneo, ocurre más en una franja del arte moderno en relación a los artistas fetiche del siglo XX o con los museos históricos. Parte de la angustia que se filtra en lo casos de Kusama o de Kapoor está en el hecho de que, de alguna manera, las instituciones de arte moderno de esta ciudad o de este país no han conseguido jugar ese rubro. Ese fenómeno ha ocurrido más en las exposiciones viajeras de Antropología o en las exposiciones bastante malas y totalmente escuálidas que hizo Bellas Artes de arte renacentista”.

En términos más generales, actualmente contamos con varios museos de perfil internacional en la Ciudad de México, además del MUAC, como el Museo Tamayo y el Museo Jumex. Con respecto a los otros dos museos, que han realizado muestras de alta visibilidad, ¿el MUAC, al situarse en el marco —autónomo— de la Universidad, tiene el compromiso de apostar por una vocación más politizada y, por lo tanto, cercana al entendimiento del museo como una institución de crítica?

«Uno de los intereses que el MUAC puede movilizar con mayor facilidad que Jumex es explorar prácticas políticamente provocativas, intelectualmente demandantes y socialmente diversas, pero ese es uno de los intereses que la institución sirve. A nadie voy a sorprender en recordar que la universidad es una entelequia muy compleja y hay públicos internos que están interesados en el avance de las ciencias y sus relaciones con la estructura industrial, y que tienen criterios de desconfianza por la crítica cultural y las humanidades. La polémica en torno a qué pasa con los espacios escultóricos es una prueba de que esta no es una institución unánime y quien piense que ahí hay una especie de árbitro general claro es que no se ha parado en el campus para ver lo que significa».

«Es muy interesante, en relación a la lógica de presión profesional, que un museo de capitales privados como Jumex no esté exento de sufrir demandas de transparencia, diversidad y complejidad política. Precisamente tiene que ver con el hecho de que la cultura no puede manejarse como una propiedad personal, a pesar de que las colecciones de arte tengan condiciones de propiedad. A lo único que apunta todo eso es a que la respuesta es más bien de ese tipo: es potencialmente más fructífero y hay ventajosas presiones sociales para hacer un programa con condiciones políticas  y críticas en el MUAC [más] que en las otras instituciones. Pero la presión intelectual crítica sigue pesando sobre las demás. Del mismo modo que para abrir el abanico, es probable que la demanda de satisfacción estética o de disfrute sea una presión importante para la programación del Museo Tamayo por el hecho  de estar en un circuito turístico representativo y que por eso eso implica que quizás no sea una demanda hasta simbólica de lo que hacemos nosotros. Una pregunta muy viva y real es cuál es la relación entre práctica artística y goce subjetivo».

 

El MUAC también se ha diferenciado por un programa investigativo-académico que ha generado narrativas relevantes para incitar a la discusión y visibilizar relatos, aportaciones, lagunas y omisiones. ¿Consideras que eso implica sostener un canon de las narrativas historiográficas del arte contemporáneo nacional? ¿Y qué expectativas tiene el museo con el potencial de estos proyectos en términos museográficos y editoriales?

“Cuando las críticas de algunos colegas se quejan de la vocación historiográfica del MUAC o dicen que “es una tristeza que esta exposición al final sea una retrospectiva”, lo que yo siento es una enorme intriga porque hay una palabra que dice museo en la entrada. A mí me parece decisivo, especialmente en el sur, batallar seriamente con los problemas del canon, reformar el canon, habitar el canon. No comprendo, pero esto es un asunto que te planteo en términos confesionales: el asombro por cierta doxa de época, la idea de que debamos buscar una cultura donde no hay puntos de referencia y donde nuestro problema es cambiar los puntos de referencia y crearlos”.

“Estamos favoreciendo que la estructura del arte contemporáneo y la teoría tome un lugar decisivo en el modelo de la universidad que habitamos, lo cual no ocurría hace 15 años. También creo que estamos abriendo una posibilidad, que ya está transformando estructuralmente, a un campo de educación de arte que estaba anquilosado y encerrado en una lógica de estudio impenetrable”.

 

 

Mónica Amieva

Curadora, profesora y escritora. Cursó las Maestrías en Teoría del Arte y Filosofía Contemporánea en la UAB. Es candidata a Doctora en Filosofía.
Colabora en Disturbis, SalonKritik, Enrahonar, La Tempestad y Rufino.

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