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Jeremy Deller, Tantas maneras de hacerte daño (Vida y obra de Adrian Street) (2010).
Jeremy Deller, Yo ♥ la melancolía (1993). ©Mark Blower
Jeremy Deller, Cuarto abierto (1993)
Jeremy Deller, Cuarto abierto (1993)
Jeremy Deller, Cuarto abierto (1993). ©Jeremy Deller
Jeremy Deller, La batalla de Orgreave (Si lastiman a uno lastiman a todos) (2001). ©Jeremy Deller
Jeremy Deller, La batalla de Orgreave (Si lastiman a uno lastiman a todos) (2001). ©Jeremy Deller
Jeremy Deller, Send Bat Echolocation sounds to Dub Reggae Producers (2001). ©Thomas Mueller
Jeremy Deller, Magia inglesa (2013). © British Council
Jeremy Deller, ¿Qué es la ciudad sino la gente? (2009). Cortesía de Practice for Everyday Life.
Jeremy Deller, Friendly Bombs (2012). ©Thomas Mueller
Jeremy Deller, Attention all DJs (2012). ©Thomas Mueller
Jeremy Deller, Se necesita más poesía (2015). Cortesía del artista y The Modern Institute

Jeremy Deller: El ideal infinitamente variable de lo popular

Reseña 08.09.2015

Jerónimo Rosales

Un hombre mira a la cámara con el rabillo del ojo y suelta, con estoica tristeza, una frase acongojante: “Me enlisté en la policía para hacer algo por mi pueblo. Y así fue. Gracias a Tatcher colaboré en su destrucción”. Es la voz de uno de los policías entrevistados para el video La batalla de Orgreave (2001), que narra los detalles de una violenta confrontación entre los mineros ingleses y la policía británica en el marco de la crisis minera de 1984. Pero aunque el contexto parece local, Deller señala que “la historia [en esta pieza] es una historia universal. Allí radica su éxito y el motivo por el que ha recibido tanta atención alrededor del mundo”.

Exhibida como parte de El ideal infinitamente variable de lo popular de Jeremy Deller (Londres, 1966), que se presenta actualmente en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, La Batalla de Orgreave también muestra una recreación histórica en la que participaron centenares de hombres disfrazados de mineros o policías para interpretar a los actores reales de aquel conflicto. Se trata de un ejercicio colectivo de memoria histórica que, en palabras de Ferran Barenblit (curador de la muestra junto con Cuauhtémoc Medina y Amanda de la Garza), 14 años después de su aparición sigue provocando reacciones: “No pasa una semana sin que Deller reciba mensajes o comentarios que añaden lecturas a la pieza”.

La obra de Deller es difícil de ubicar dentro de los restringidos y poco comprensivos márgenes de las categorías artísticas. De acuerdo con Cuauhtémoc Medina, sus méritos son “resistir a la tentación de aminorar la obra a un mero registro documental” y no apegarse a una metodología ni dejarse dominar por “compromisos ideológicos”. Así también lo menciona el propio artista: “Estudié Historia del arte, y desde niño amaba el arte e ir a las galerías. Pero no tenía ningún tipo de capacidad técnica como artista en términos tradicionales. El arte contemporáneo es sólo una licencia para decir lo que uno quiere decir. Sinceramente, no pienso jamás en el arte contemporáneo.”

En entrevista con Código, el ganador del famoso Premio Turner no reconoce influencias sobre su trabajo, pero son claros algunos de los préstamos y apropiaciones de los que echa mano en su producción artística. Buena parte de las obras que comprende la muestra están relacionadas con lenguajes artísticos de la segunda mitad del siglo XX. En Brian Epstein murió por ti (1994), Yo la melancolía (1993) y Se necesita más poesía (2015), Deller se apropia de los mecanismos disruptivos de la Internacional Situacionista y de las manifestaciones más públicas del arte conceptual de los sesenta al intervenir el espacio con textos que invitan a la reflexión.

Por su parte, la extensa colección de carteles, entre los que destacan Culpo a la revolución industrial (2012) y Bombas amigas (2012), comparte ciertos rasgos con el diseño gráfico punk —aunque Deller se identifica musicalmente con el glam rock. El referente se hace visible en la instalación Cuarto abierto (1993), copia fiel del cuarto que el artista habitó en casa de sus padres hasta los 30 años y que en 1993 convirtiera en un espacio de exposición mientras ellos estaban de vacaciones: “Descolgué el arte con el que mis padres decoraban su casa y colgué mis propias obras en su lugar”. Se trató de su primer ejercicio artístico, al que describe como una “revelación”.

Otra de las grandes preocupaciones de Deller descansa en la historia social: “Me interesa la gente, los individuos, y el modo en que sus historias se relacionan con las narrativas generales. Por ejemplo, en esta exposición hay dos videos que son de carácter biográfico, uno acerca de un artista [El mundo de Bruce Lacey, 2012] y otro sobre un luchador [Tantas maneras de hacerte daño (Vida y obra de Adrian Street), 2010], pero ambos abordan panoramas más amplios de la historia británica: el desarrollo de la vanguardia en Gran Bretaña y la muerte de la industria”. En Campus Expandido el artista añadió: “Puedes leer muchos libros sobre la Revolución Industrial, pero lo que realmente deberías leer son las historias de las personas que atestiguaron el proceso […] aquello que se llama historia social y que nunca es enseñada en las escuelas.”

En este contexto, su obra se vale en ocasiones de la colaboración de las comunidades con las que trabaja. En ¿Qué es la ciudad sino la gente? (2009), Deller proporcionó a los operadores del Metro de Londres un cuaderno de citas célebres para que los anuncios emitidos a través de los altavoces del subterráneo fueron más personales y tuvieran un toque sorpresivo. Asimismo, a través de la relación con obreros, músicos, conductores de trenes o peatones, su trabajo ofrece una visión del mundo ajena a la distorsión histórica de las grandes narrativas que abundan en libros de texto gratuitos, diarios oficialistas y boletines de prensa gubernamentales.

Así, en el interés del artista por los individuos y el modo en que estos experimentan las grandes narrativas, radica el impacto de El ideal infinitamente variable de lo popular. En esta exposición, Deller nos recuerda que «la historia no es otra cosa que la actividad de los hombres que buscan cumplir su ambiciones», que todo individuo es un agente histórico que participa en la construcción de su propia historia, y que el mundo es un espacio necesitado de memoria y más poesía.

El ideal infinitamente variable de lo popular, de Jeremy Deller
Museo Universitario Arte Contemporáneo
Del 22 de agosto de 2015 al 07 de febrero de 2016
www.muac.unam.mx

[8 de septiembre de 2015]

Jerónimo Rosales

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