La exposición Jasper Johns: Regrets, presentada en el Museum of Modern Art de Nueva York, es una historia sobre el proceso creativo que dio origen a una serie de obras en diferentes técnicas: grabado, óleo, tinta sobre plástico y acuarela. Inspiradas por una obra de Francis Bacon, las piezas creadas recientemente por Johns (Georgia, 1930) hacen visibles las diferentes etapas de su proceso de creación, desde los primeros pasos hasta llegar el resultado final.

La imagen inicial que desencadena el proceso se muestra casi como en un cuento. Se trata de un retrato en blanco y negro donde el pintor Lucian Freud parece desviar su mirada del encuadre mientras yace sobre una cama. La obra, encontrada por Johns en un catálogo de la casa de subastas Christie’s en junio de 2012, presenta rastros de deterioro (provocados por su autor) que le otorgan una cualidad de relieve a la composición y que dibujan un espacio vacío a través de un trozo faltante. Así, a partir de estas formas y texturas, Johns inició una serie de permutaciones desencadenando un viaje, saltando de una reproducción a otra hasta perder el origen y dar paso a una mera curiosidad.

En el lema take an object / do something to it / do something else to it, escrito en 1964 en su cuaderno de bocetos, Johns expresa claramente su método de trabajo. La exposición reproduce esta idea, es un eco continuo o un reflejo en diamante que podría continuarse hasta la locura o el infinito. En los primeros tanteos del proceso, el artista estadounidense reproduce la composición de Bacon casi como si fuera una escultura, prestando especial atención a los volúmenes que en sus manos se convierten en planos. El siguiente paso son los estudios (bocetos) de pequeños fragmentos que, enfrentados en un espejo, pierden toda semejanza con el motivo inicial. Continúan una serie de cuadros fantasmagóricos, como sombras múltiples de Freud que acechan al espectador llenando de inquietud la sala.

El título tanto de la exposición como de las series, Regrets, hace referencia a una estampa de goma que Johns utilizaba para rechazar rápidamente invitaciones de todo tipo, y que casualmente plasmó en uno de sus primeros bocetos. La palabra tiene resonancia durante toda la exposición y resalta el atractivo del rechazo como posibilidad estética. La noción se puede observar en dos óleos fundamentales: 1) una composición en escala de grises que parece estar ampliada por un zoom irreal. La obra adquiere calidad de paisaje nocturno, como si se tratara de un mapa —cualidad común en todos los estudios— donde las sombras trazan edificios y una forma fortuita de calavera es sugerida entre trazos casi al azar, y 2) una obra muy similar a la primera, con las mismas figuras y las mismas líneas, pero interrumpidas por una emanación de color que convierte al cuadro en una especie de estampa.

La muestra incluye los ensayos (bocetos/estudios) y los resultados (obras), otorgando a ambos el mismo valor como objetos artísticos. Es probable que este sistema sea un reflejo de las dinámicas creativas del arte, donde nada es absolutamente original. Toda obra parte de una fuente de inspiración real y asimilable que el artista transforma hasta despistar la orientación hacia una pieza que se convierte en “nueva”. Crear es, entonces, un término ambiguo —en lo que se refiere al arte—, y los artistas son intérpretes que moldean una realidad tras otra hasta hacerla suya. En ese sistema, el proceso creativo en realidad es un continuo experimento con más “fracasos” que “aciertos”, sin jerarquías estéticas.

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[3 de abril de 2014]

Nora Silva (Madrid, 1988) es artista, investigadora independiente y redactora. Actualmente vive en Londres. «I do art, I cook food, I make music, I co-run a collective and I write. All those verbs.»