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Entrevista con Itala Schmelz: México en la Bienal de Venecia 2013

13.05.2013

Curada por Massimiliano Gioni y titulada The Encyclopedic Palace, la 55 Bienal de Venecia está a un par de semanas de iniciar. El pabellón de México —que ha despertado cuestionamientos y polémicas— presentará una instalación sonora de Ariel Guzik. Para conocer más a fondo la propuesta, platicamos con Itala Schmelz, curadora del pabellón:

¿Cómo diseñaste la curaduría para el pabellón de México en la Bienal de Venecia, tomando en cuenta las limitaciones espaciales de la Iglesia de San Lorenzo?

En este caso, el espacio fue el factor imperante en la decisión que tomé. Como sabes, San Lorenzo es una ruina; una ruina muy imponente y bella, pero en muy delicado estado de deterioro. De hecho, es imposible transitar por el espacio; por ello, la propuesta fue generar un diálogo sonoro. Me parecía fundamental que un espacio visualmente tan determinante actuara a favor de la pieza y no en competencia y pienso que con la máquina de Ariel Guzik logramos que ese espacio tan difícil funcionara muy receptivamente. Se tornó sorprendente cuando, tras seleccionar al artista, descubrimos que San Lorenzo tiene una historia impresionante desde el punto de vista de la investigación sonora. En el siglo XVI fue centro de reunión de especialistas en composición y acústica, Vivaldi utilizaba esta iglesia para sus ensayos dado que se dice tiene una acústica perfecta. Por último, en los ochentas, antes de caer en el abandono, Luigi Nono dio un gran concierto, con la escenografía construida por Renzo Piano. El vanguardista de la experimentación sonora —a quien Ariel admira, así como a Cage— señaló que hacer música ahí era como tocar dentro de un laúd. La acústica es elemento clave para el funcionamiento de Cordiox, una máquina de resonancia sonora tan sensible que es capaz de atraer todo el caos y la estática invisible del ambiente para generar ondas sonoras que, al viajar en el espacio, ofrecerán al espectador un recorrido sonoro por donde físicamente no puede transitar.

Otro factor que consideré de inmediato, fue el contexto de la Bienal, que es un evento multitudinario, excedido de ofertas, barullo y expectativas. Me pareció valioso aportar un espacio contemplativo, invitar a una experiencia directa sin mayor mediación conceptual, no esperar que el publico maneje conocimientos especializados o locales, sino recibirlo con una experiencia universal, en tanto que el sonido generado por las piezas de Guzik actúa a nivel sensual y emotivo.

¿Cómo describes el proyecto Cordiox de Ariel Guzik y cuál es la aportación de dicha obra en la escena internacional?

Aquí me gustaría empezar por pasarte unos párrafos de Guzik:

Cordiox es un instrumento monumental de cuerdas conformado por cuatro elementos principales. El primero de ellos es un cilindro hueco (un tubo) de cuarzo puro fundido, de grandes dimensiones; el segundo es un conjunto de cuerdas dividido en tres arpas, y el último, un sistema de puentes de madera articulados que acoplan las cuerdas de las arpas con el tubo de cuarzo. Todos estos componentes están contenidos dentro de la mecánica de una estructura de acero relativamente simple y visualmente ligera, pero que a su vez soporta las casi 18 toneladas de tensión que suman las cuerdas.

La gran aventura de este experimento que ha sido ya probado en menor escala en los prototipos de los Resonadores Armónicos de Cuarzo (fig.x) y la cápsula subacuática Nereida (fig.y), consiste en llevar a un punto de encuentro ambos principios: el de la receptividad de vibraciones acústicas y eléctricas del cuarzo, y el de la virtud de generar y emitir fuertes y ordenadas oscilaciones mecánicas de las tensas cuerdas de acero.

En función de la magnitud del instrumento, y la agilidad y ligereza con la que se acoplan sus principios complementarios, es dable esperar una amplia sinergia entre ambos elementos, y entre éstos y el entorno, haciendo de la musicalidad que emite el instrumento una concertación en la que es difícil trazar los límites entre lo que éste canta y lo que escucha, produciéndose así un fenómeno circular y envolvente.

La coexistencia de vibraciones domadas armónicamente por las cuerdas, y albergadas y emitidas al ambiente por el corazón de cristal del instrumento, lejos de conformar una colección desordenada o redundante de sucesos sonoros, hacen de la atmósfera de un lugar amplio, cerrado y reverberante como puede serlo el de una capilla, una sucesión de cantos, batimentos y palpitaciones cuyo sonido se integra y describe siempre el espacio en su forma, atmósfera y entorno sonoro.”

Me parece que esta Bienal es un ámbito para abrir panoramas y hacer apuestas. A diferencia de una feria de arte, que se guía por lo que ya está establecido, en la Bienal podemos promover trayectorias excepcionales como la de Guzik, que tiene más de 30 años trabajando en sus máquinas de resonancia y búsqueda de comunicación con la naturaleza.

En lugar de hablar de México desde los discursos de la identidad nacional y el postcolonialismo, que es un poco lo que se espera de los países de la periferia, llegaremos a Venecia con un renacentista/contemporáneo hecho en México. Un inventor de máquinas lúdicas y subjetivas que invitan a la fantasía y al ensueño, que no se resignan a la funcionalidad que dicta la sociedad del control y el espectáculo. Máquinas llenas de nostalgia por la física clásica, que funcionan sin apps, ni bocinas, ni amplificadores, produciendo un sonido a medio camino entre lo musical y lo lingüístico.

Previo a la Bienal de Venecia, ¿cómo definirías la proyección que ha tenido la obra de Guzik dentro del arte contemporáneo internacional?

Ariel Guzik se ha formado definitivamente fuera de los espectros del arte contemporáneo, sin embargo, su inventiva lo ha llevado a encallar en nuestros puertos: museos. Ahí hemos tenido la oportunidad de conocer su trabajo a lo largo de los años. Actualmente recomiendo que vayan a visitar el Cárcamo de Chapultepec, donde tiene una máquina, la Cámara Lambdoma, funcionando de manera perpetua.

Guzik tiene un currículum muy destacado, con apoyos internacionales importantes como el de la Prince Claus Found y la Rockeffeller Foundation; así mismo, ha participado en eventos internacionales como la Haus der Culturen der Welt de Berlín, y en México ha exhibido en prácticamente todos los museos de la ciudad capital. Asimismo y a diferencia de muchos otros artistas, sobre él han escrito plumas tan destacadas como las de Juan Villoro, Margo Glantz, Luigi Amara y Naief Yehya, etcétera.

La producción artística de Ariel Guzik, vinculada más a la ciencia, no lo ubicaba como un candidato natural para la representación nacional. Su elección incluso causó sorpresa, ¿por qué decidiste proponerlo para la Bienal de Venecia?

Realizar e instalar en San Lorenzo esta gran máquina/ instrumento llamada Cordiox, que lleva años perfeccionándose y mejorándose en su laboratorio, va más allá de generar un gesto conceptual: es dar a conocer a nivel internacional un tipo de arte que se hace poco en México y se promueve menos, pero que explora de manera interdisciplinaria renovar la imaginación y la sorpresa por el planeta y la naturaleza que nos rodea. A mí esto me parece una reflexión que nos compete globalmente y que puede capturar el gusto y la inquietud de los espectadores que llegarán de todos los lugares del mundo.


En el video de arriba puedes escuchar la pieza Nereida de Ariel Guzik.


[13 de mayo de 2013]

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