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Identidad que se desvanece: Francesca Woodman en el Guggenheim

31.07.2012

Con la presentación de 120 piezas de Francesca Woodman (Denver, 1958), entre las que se incluyen fotos inéditas, videos y libros de artista, se inaugura una retrospectiva homónima en el Guggenheim de Nueva York. La exposición fue organizada por Jennifer Blessing, Curadora de fotografía del Solomon R. Guggenheim Museum.

Pese a que su vida fue sumamente breve —tan sólo 22 años— la producción artística de Woodman es muy extensa. Irónicamente, de los más de 10,000 negativos que dejó, sólo 800 fotografías han sido impresas y, a su vez, únicamente 120 han sido exhibidas.

Francesca es reconocida mayormente por sus fotografías en blanco y negro, de pequeño formato (la mayoría de 20 x 25 cm), sin título. Entre los sujetos que suele elegir destacan cuerpos en las posiciones más extrañas, imágenes en movimiento y fondos muy texturizados en los que el primer plano se diluye, así como su más reconocida característica: autorretratos. “Es una cuestión de conveniencia, yo siempre estoy disponible”, explicaba Woodman.

La artista comenzó a tomar fotografías a los 13 años con una Yashica. En 1975 realizó sus primeros experimentos en Rhode Island School of Design, tras lo cual tuvo la oportunidad de pasar largos periodos de tiempo en Roma, ya que antes de hacer una residencia de un año en ese país, ya pasaba ahí los veranos. En 1979 regresó a Nueva York y dos años después saltó por la ventana de su departamento.

Las obras de Woodman han tenido diferentes lecturas a lo largo de los años. Hay quienes destacan la representación de la feminidad y la analizan como un diálogo con la obra de Cindy Sherman (quien también tiene su retrospectiva, en el MOMA de Nueva York). Para las generaciones jóvenes tiene que ver más con el do-it-yourself.

Lo cierto es que sus creaciones producen una experiencia íntima con el espectador. Sus obras están en un tiempo diferente, donde la fotografía es la huella de una aparición, de un instante o de un recuerdo de la memoria, que puede ser real o engañarnos entre lo fantasmal de su construcción, entre el cuerpo que se desvanece, aparece y desaparece.

La retrospectiva deja ver la transición de la adolescencia —como en Self-Portrait talking to Vince (Providence, Rhode Island, 1975–78)— hacia una etapa más cercana a la madurez. Hay variación, presente en la actividad perfomática que se requiere para preparar las imágenes y que sólo es visible en una pequeña fracción, como en Space2, (Providence, Rhode Island, 1976). Hay transformación; entre el cuerpo y el objeto, como en Untitled, (MacDowell Colony, Peterborough, New Hampshire, 1980); o entre el cuerpo y lo místico, como puede verse en Untitled (from the Angels series), (Rome, 1977). Hay también transfiguración entre lo material y lo etéreo — Untitled, (Providence, Rhode Island, 1976)—. Todo esto reafirma la idea de transitoriedad, claramente afirmada en los seis cortos que forman parte de la muestra, en los que el movimiento deja de ser sólo una referencia para volverse real.

En el marco de la exposición se presentarán además dos libros de artistaPortrait of Reputation. Quaderno dei dettati e dei Temi y Angels. Calendar Book—, diarios en los que Woodman mezcla textos y collages. Estas ediciones adquierieron una gran importancia al final de su vida, junto con el único libro que vio publicado unos días antes de su suicidio en enero de 1981: Life was: Some disordered interior geometries.

www.guggenheim.org

 

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