Durante la segunda mitad del siglo XX y hasta ahora las tecnologías electrónicas y digitales han inundado el mundo occidental. Así como la sociedad se ha acostumbrando a su uso y a hacerlas parte de su cotidianidad, el mundo del arte fue incluyéndolos en sus procesos, métodos y discursos, pero así como en su momento el cine y la fotografía, el arte digital aún no ha logrado legitimarse como tal entre las instituciones y creadores.

El diálogo entre la ingeniería, mecánica, robótica, biotecnología y electrónica con las técnicas y saberes clásicos del arte ha hecho difícil su definición concreta, es por eso que platicamos con el artista, arquitecto y curador Jorge Ramírez, quien actualmente dirige el festival de arte y tecnología ANEMONAL, en Guadalajara, sobre el panorama presente del arte digital.

—Al ser el arte digital un concepto nuevo y en constante cambio ya que continúa definiéndose  tanto por artistas como por investigadores, me gustaría comenzar la entrevista y para colocarnos en un mismo eje, que me describieras ¿a qué llamamos arte digital?

No estoy interesado en semiótica, pero el término se refiere a obras de arte que incorporan el uso de tecnología. Es un arte con un origen transversal. Es multidisciplinario, en el que confluyen distintos lenguajes. El arte digital es colaborativo casi por definición. Por su misma naturaleza multidisciplinar. El desarrollo tecnológico siempre es colaborativo, se va desarrollando en comunidad para que se pueda impulsar y se construye uno sobre otro. Pero la categorización para mí siempre es debatible.

Anemonal 2015. Imagen cortesía

—Entonces, ¿todo arte que incluye el uso de nuevas tecnologías es arte digital?

La categorización tiene que ver con el lenguaje. El arte digital utiliza un lenguaje estético que lo hace entrar en ciertas categorizaciones o no. Yo como lo distingo es como una especie de arte híbrido en constante autodefinición. Me interesa incorporar el arte digital-conceptual con medios electrónicos, digitales, bio-arte, interactividad, arte telemático, etc. entre más combinaciones o hibridaciones exista es más interesante…se empiezan a crear nuevas cosas. Las categorías terminan sobrando. Yo lo llamaría más bien un arte híbrido.

—¿Dirías que es inherente a la época?

Sí, claro. Vivimos en una época en la que gran parte de la población es altamente tecnificada. El uso de teléfonos inteligentes, el internet, hablando de México, diría contrastante pero también altamente tecnificada. Más bien hablaría de como es posible no abordar el discurso tecnológico en el arte.

Anemonal 2016. Imagen cortesía

—Algunos artistas han optado por hacer de la web la plataforma para exhibir sus obras, lo que de alguna manera implica más facilidades para ellos pues no necesitan más que una computadora, conexión a internet y software, ¿de qué manera ayuda esto a la democratización del arte, tanto para su producción como para su consumo?

En el arte digital hay una taxonomía parecida a los memes, memes como unidad cultural. Podríamos especular sobre el valor del arte digital en base a cuanto se ha reproducido y compartido en la red. Pero la red no es sólo un medio de distribución, es un medio de intercambio de conocimiento. En ese sentido tiene una inmediatez y me atrevería a decir, la característica de viral. No solamente hablando de imagen, el arte en red aborda las problemáticas del medio mismo, sus cualidades y fallas, me gustan los trabajos que hacen un enfoque crítico de cómo funciona el marco del internet, una interfaz que pareciera neutral pero de neutral no tiene nada. Entonces no sólo es un medio de distribución sino también es una interfaz de experiencias.

—Una persona alejada de los conceptos y teorías alrededor del arte digital, ¿cómo se puede acercar a las piezas sin entenderlas sólo como una curiosidad tecnológica sino como arte?

La valorización de la pieza es un proceso muy complejo. Para mí las piezas más interesantes son las piezas que especulan hacia donde puede ir o como se pueden desarrollar ciertos medios. Hacer una pregunta por medio de una pieza, entonces el público empieza a formular sus propias respuestas u otras preguntas a través de las piezas y se comienza a abrir la caja negra tecnológica por medio de la experiencia estética.

Anemonal 2015. Imagen cortesía

—A partir de tu experiencia, ¿cómo ha sido la aceptación del arte digital por parte del público y las instituciones?

El público, en cuanto a ANEMONAL, ha tenido una aceptación muy buena. En cuanto a instituciones, he tenido excelentes alianzas con instituciones mexicanas y hay unas más tradicionales que en realidad nunca se concreto nada, siento que todavía les da miedo meter temas tecnológicos, pero el mundo está cambiando y la gente tiene interés en nuevos medios.

—Ya que los artistas digitales no tienen los mismos formatos, es decir, conforman un grupo heterogéneo, ¿qué retos tienen para su exhibición? ¿qué retos tienen los museos y espacios culturales para albergar este tipo de obras?

Siento que siguen pasando los años y el media art continúa siendo como un primo marginal del arte. De alguna forma siento que tiene que ver que es un tema complejo, de alguna manera siento que el mundo del arte, digamos del status quo como que lo desecha por las mismas complejidad técnica que tiene. En México existen espacios importantes para la divulgación y presentación de este tipo de trabajos pero hay muy pocos especializados. En mi caso, la propuesta del festival ANEMONAL es abrir espacio, dar voz, conformar nuevas diálogos tecno-artísticos.

—Y en el caso de México, ¿cómo se aborda el arte digital?

Hablando de México yo siento que hay productores, hay espacios, hace falta tal vez más cohesión y menos centralización. En ese sentido, diría que experimenté el efecto de la centralización en el país, ya la mayor parte de mi trabajo lo he hecho en la Ciudad de México y afuera del país. Hace falta tener otros diálogos con distintas comunidades, también esa es una parte por la que me emociona trabajar ahora en Guadalajara, es la posibilidad de que pueda haber otra narrativa distinta a la que se hace en la ciudad de México. Siento que eso hace falta en la escena nacional, abarcar distintas identidades y llegar a una masa crítica en distintas partes del territorio con sus propias identidades.

Jerónimo Hagerman, Southern dream of a nordic summer landscape (2016). RAKE Visningsrom, Trondheim, Noruega. Cortesía del artista

—Pensando en que los artistas digitales utilizan (no sólo) las herramientas clásicas de la pintura y la escultura, por decir algo, si no que también son conocedores de los nuevos códigos, de software, circuitos y algoritmos, ¿podríamos hacer un perfil de estos nuevos artistas?

Sí, pero esto tiene que ver mucho con la investigación que se requiera para cada pieza. Ya que a partir del trabajo de otros puedes crear nueva información, nuevas circunstancias, eso es una situación muy común en el artista tecnológico, ya que tienes que estar juntando comunidades científicas tecnológicas, para estar a la par, a la velocidad a la que van creciendo las cosas. Esta es una manera de crear información y crear conocimiento. En cada nuevo proyecto tienes que investigar, buscar expertos y desarrollar estas hibridaciones, se abre una disciplina tras otra, y hay que conjuntarlas de la mejor manera posible. Volvemos a lo transdisciplinar. Por ejemplo, Viktoria Modesta desarrolla tecnología, es cantante, es modelo, diseña ropa, crea interfaces, es todo un approach múltiple, colaborativo y muy interesante.

—¿Destacas algún discurso, movimiento, método o línea de trabajo de los artistas digitales, tanto en México como a nivel internacional?

En México hay distintos discursos, como siempre hablando en paralelo. Sí hay ciertos colectivos que manejan un cierto lenguaje, pero no sé si lo llamaría movimiento tal cual. No es un movimiento temático, sino más bien es que hay una masa crítica de productores y organizadores que han creado una inercia que hace que el extranjero voltee a ver a México con gran interés. Por ejemplo, destacaría a la escena nacional de Live-Coding, una de las mas vibrantes del mundo con poco reconocimiento nacional.

—¿Destacas algún proyecto o artista nacional que haya que seguir?

Te puedo hablar de Rafael Lozano-Hemmer, Manuel deLanda, Arcangel Constantini, 220, Jaime Lobato, Gabriela Gordillo, Alejandro Gomez-Arias, Gabriel Rico quiénes han trabajado en el pasado con ANEMONAL. Aquí en Guadalajara hay una escena con artistas como Arturo Ortega, Sinclair Castro, Esteban de la Monja, Ana Fauna, Israel Martínez, y varios más que se me puedan escapar.

—Como artista y director de Anemonal, ¿cuál es el objetivo de hacer un festival de arte y tecnología? ¿qué ejes sigue en esta edición?

Mi objetivo principal para ANEMONAL en Guadalajara es hacer nuevas conexiones, crear nuevas ecologías de desarrollo tecnológico así como nuevos públicos. Como tema principal de esta serie es simbiosis humano-máquina que explora como el cuerpo se adapta o aumenta por medios tecnológicos, agentes autónomos y métodos o cuestiones que tienen que ver con máquinas sintientes.

—¿Cuál es el futuro del arte digital? ¿Crees que sea el futuro del arte?

Creo que el futuro del arte digital será dinámico, dirigido a una plétora de sentidos uniendo nuestro cuerpo con medios tecnológicos, siendo indistinguibles. Creo que es el futuro de la condición humana y del arte.

El festival Anemonal 2017 se realizará en la ciudad de Guadalajara entre los meses de julio y diciembre de 2017. Consulta más información en www.anemonal.digital .

Conoce más del trabajo de Jorge Ramírez en www.r4m4z4.com .