Gracia Studio es la oficina de arquitectura dirigida por Jorge Gracia desde San Diego y Tijuana. Fuertemente influenciado por esta última —su ciudad natal—, Jorge desarrolla una arquitectura sensorial que parece gritar contra la falta de propuestas creativas.

Su filosofía arquitectónica muestra una fuerte honestidad no sólo en cuanto a la obra terminada y a su calidad, sino en cuanto a los procesos y los agentes que intervienen en ellos. De esta manera, genera construcciones de líneas sencillas y un marcado orden compositivo, sumado a una constante experimentación con materiales y técnicas constructivas, siempre resultado de la lectura del paisaje natural o urbano. Parte de una premisa básica: ver las limitaciones económicas como una oportunidad para desarrollar la creatividad y no como un condicionante.

De esta manera, Gracia Studio recurre a una arquitectura prefabricada y poco común, aderezada constantemente por el ingenio. Los materiales son considerados como medio acelerador y economizador del proceso: el reto es construir edificaciones económicas y encontrar en la escasez una manera diferente de hacer las cosas.

Con esta visión, Gracia utiliza en sus proyectos elementos de la vida cotidiana, pero aplicados de forma poco habitual o producidos en el área por artesanos. Este concepto es de vital importancia, ya que define gran parte de la trayectoria de Jorge Gracia: el aprendizaje constante. Aprendizaje como necesidad de experimentar en busca de la solución que más riqueza aporte al proyecto, siempre en reinvención; aprendizaje como necesidad de encontrar para esos procesos la mano de obra especializada, que lo lleva a ofrecer entrenamiento continuo a sus trabajadores; aprendizaje no sólo personal, sino enriquecimiento de todos los factores que rodean la obra. Es por ello que Jorge Gracia habla de la improvisación como un ingrediente básico de cada receta que lleva a cabo, desde la fase de diseño a la de construcción.

Siguiendo esta ideología, en 2012 se lanza a la aventura de la primera Escuela de Arquitectura Práctica en el área de Tijuana y San Diego, como espacio de interacción entre alumnos y oficios. Casi como artesanos de la arquitectura, en los talleres trabajan mano a mano alumnos con artesanos locales: pintores, albañiles, herreros, carpinteros, tapiceros, jardineros, escultores…

El resultado de esta miscelánea se lee perfectamente en obras residenciales como la Casa GA, publicada en el reportaje “Transforming Tijuana”, la Casa Becerril, publicada en el libro de Arquine Lo mejor del Siglo XXI, arquitectura mexicana 2000‐2007 o la casa Todos Santos en Baja California Sur. Es notoria la sencillez intimista e introvertida en sus obras más urbanas y la sutileza casi sensual en los proyectos de paisaje.

Sin lugar a dudas, su obra más representativa es el afamado Hotel Endémico —ganador del bronce en los premios ODA— para Grupo Hábita, que se dispersa en el paisaje como una escultura rocosa, como si las habitaciones hubieran surgido del mismo terreno, sin intentar competir en ningún momento con la naturaleza, sino dialogando con ella para hacer surgir, entre obra y entorno, una única abstracción.

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[13 de enero de 2014]