Cn

Fábrica social: Moda y diseño artesanal

10.12.2013

Fábrica Social es una fórmula que une moda, diseño artesanal, bordados tradicionales, comercio justo, trabajo cooperativo e internacionalización.

La iniciativa surgió con el deseo de crear una empresa que ayudara a las artesanas textiles de comunidades del país para ofrecerles libertad creativa, económica y social. Fundada en 2006 por las diseñadoras Dulce Martínez y Emilienne Limón, esta organización no lucrativa busca que las artesanas desarrollen sus habilidades de diseño y que tengan las herramientas para crear prendas nuevas y contemporáneas. Junto con Dulce trabajan Daniela Gremión como directora de proyectos y Paola de la Rosa Argarabel como directora general.

La labor de Fábrica Social inicia con la creación de grupos sostenibles de artesanas. La premisa es que la innovación y el valor agregado que se consiguen le pertenece a las propias artesanas. Además, se hace un énfasis especial en el comercio justo. El trabajo de Fábrica Social se especializa en dos áreas específicas: una enfocada en la confección y la otra en la capacitación. Para ello, se imparte un curso de diseño en las comunidades, donde además de recuperar las técnicas de la región e integrarlas con nuevas herramientas y procesos, se ofrece un panorama de las tendencias de moda internacionales para que el producto final encuentre un lugar en el mercado.

Con esta dinámica de trabajo, en siete años han conformado un grupo de 130 mujeres que practican, por ejemplo, el bordado de prendas a mano o a máquina de pedal en Dzintup (Yucatán), Santa Catarina (Hidalgo) y San Antonio Sabanillas (Hidalgo); la técnica de telar de cintura en Piedra Pesada (Guerrero), Zacualpan (Guerrero), Zinacantán (Chiapas) y Yohocuaha (Oaxaca). Siempre se recurre al uso de fibras naturales; para prendas más exclusivas se elige algodón Coyuchi —una especie endémica que era la base de los textiles antiguos y que se produce en pequeñas cantidades— o plumas procedentes de Chiapas, por ejemplo.

Una vez hechos los productos —que van desde vestuario hasta accesorios—, Fábrica Social funciona como intermediario entre las artesanas y los clientes. Para ello, se define un precio que está delimitado por la complejidad del trabajo y el tiempo dedicado a cada prenda. Este dato aparece en las etiquetas para que los compradores puedan valorar el producto que tienen en sus manos.

Varios diseñadores de moda mexicanos han dirigido su atención a la iniciativa. Es el caso de Geraldine Torres, diseñadora de moda y trabajadora de Fábrica Social, quien comenta:El trabajo de campo con las artesanas es una experiencia maravillosa. Estar con ellas te acerca a su trabajo, su manera de pensar, su visión como mujeres, el papel que ocupan como artesanas en México y su crecimiento personal e intelectual. Descubrí la capacidad que tienen de absorber todo lo que para ellas es nuevo y su deseo de saber más, de involucrarse más en lo que hacen, de atreverse a experimentar, a diseñar y a romper sus propios límites.”

«Somos una organización rentable, pero lo más importante para nosotras es el propósito social», dicen las integrantes de Fábrica Social. Además de buscar el desarrollo de las artesanas, buscan fondos gubernamentales para el desarrollo comunitario mediante inversiones a largo plazo y promueven que las cooperativas sean consideradas microempresas con independencia al momento de tomar decisiones.

En 2011 Fábrica Social obtuvo el Premio a la sustentabilidad “Moda ética”. Sus productos pueden adquirirse en sus showrooms y en su tienda en línea.

www.fabricasocial.org


[10 de diciembre de 2013]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.