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Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Maqueta. Cortesía del despacho
Escobedo & Soliz, Weaving the Courtyard (2016). Render. Cortesía del despacho

YAP 2016: Tejiendo el patio, de Escobedo Soliz

01.03.2016

Carolina Haaz

Desde hace 17 años el MoMA PS1 transforma su patio durante el verano para presentar las propuestas ganadoras del Young Architects Program (YAP), dedicado a ofrecer a un público amplio los proyectos arquitectónicos emergentes internacionales más interesantes e innovadores. El despacho o arquitecto en cuestión tienen como reto diseñar y desarrollar una instalación temporal que provea sombra, asiento y agua a los visitantes. Pero hay más: la obra debe reflexionar y actuar bajo un marco sustentable.

Esta edición el triunfo fue, quizá, para la arquitectura más emergente —más joven, imposible— de México: Tejiendo el patio (Weaving the Courtyard), de Escobedo Soliz, despacho dirigido por Lazbent Pavel Escobedo Amaral (Nayarit, 1988) y Andrés Soliz Paz (Ciudad de México, 1990). El proyecto fue realizado en colaboración con la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Vivaz, una nube de colores —amarillo, rosa, naranja y verde— flotará sobre el área externa del recinto para dar cobijo al recreo de los visitantes. Es una techumbre conformada por el entrelazamiento de cuerdas de 8 milímetros, que surgirán de los hoyuelos dejados por la cimbra en las paredes de concreto del PS1. “Usamos los materiales en su estado original, sin alterar sus cualidades físicas”, mencionan los arquitectos. Además, se construirá un estanque en un área lateral, para el refrescamiento o la contemplación de las personas.

Es curioso. La propuesta recuerda al diseño vernáculo de nuestro territorio —como el tejido de una silla Acapulco o el de una hamaca— pero su discurso está en otro lugar. Para los autores, el proyecto consiste en “una serie de intervenciones puntuales en los diferentes espacios del patio, para generar atmósferas y actividades diferentes en cada espacio”. Afortunadamente, las palabras «reinterpretación» o «artesanal» no fueron invocadas.

Bajo la nube, texturas, colores y sombras, Escobedo Soliz agregan cualidades nuevas al espacio preexistente. El YAP ha elogiado el diseño como “una arena para el escape”, aunque acaso es imposible escabullirse de las transacciones sociales que suceden bajo el imaginario arquitectónico.

La intuición y la técnica han permeado la obra temprana del dúo de arquitectos, como la Capilla de madera reciclada integrada al centro Comunitario en Zoh Laguna (Holcim Awards 2014) o el Centro de Investigación en Meztitlán (2012). El reciclaje urbano, la construcción innovadora, el diálogo social y las estrategias participativas son sus principales propósitos. El proyecto del despacho mexicano destacó entre otras propuestas, como las de Frida Escobedo (Ciudad de México, 1979) y los estadounidenses Cobalt, First Office y Ultramoderne, que también resultaron finalistas.

 

 

 

Carolina Haaz

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