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Arquitectura desde Monterrey: Entrevista con S-AR

17.09.2013

S-AR stación-ARquitectura es un despacho fundado en Monterrey en 2003 por César Guerrero, Ana Cecilia Garza, Carlos Flores y María Sevilla. En 2006 se establecieron como oficina en el municipio de San Pedro Garza García. Su trabajo está enfocado en el diseño de proyectos de arquitectura y diseño urbano. Además del desarrollo de casas-habitación, pabellones y obras para espacios públicos, uno de sus proyectos más reconocidos es Comunidad Vivex, una plataforma para la creación de viviendas sociales bajo un esquema interdisciplinario y de colaboración con diferentes comunidades.

¿Pueden contarnos cómo fue el proceso para fundar y establecer su despacho?, ¿qué tipo de oportunidades y/o dificultades encontraron en el camino?

Todos los socios que actualmente integramos S-AR nos conocimos en el TEC de Monterrey (Campus Monterrey), cuando estudiábamos arquitectura. En el caso de María, ella fue nuestra alumna y después se convirtió en nuestra socia. Cuando éramos estudiantes realizamos algunos proyectos juntos ­­–como ejercicios académicos o para concursos. Pero cuando teminó la carrera cada uno decidió probar experiencias en el extranjero (España, Chile, Argentina y Francia). Fue hasta 2006 que nos volvimos a reunir en Monterrey. Entonces comenzamos a desarrollar proyectos de forma independiente, desde nuestras casas –cada uno tenía acondicionado su propio lugar de trabajo­. Cuatro años más tarde dimos un paso transcendental como equipo: construimos nuestro taller y empezamos a trabajar en colectivo, a compartir experiencias, intercambiar ideas y desarrollar propuestas.

S-AR es una oficina muy joven. En Monterrey mucha gente aún no nos ubica a pesar de que nuestro trabajo ha tenido cierta visibilidad a través de publicaciones y foros. Las razones pueden ser dos: nuestra edad (en promedio tenemos 32 años) y la condición de la cultura arquitectónica que existe en Monterrey. Los gustos e intereses locales están atravesando por una transformación motivada por las carreras afines a diseño que se ofrecen en las diferentes universidades de la ciudad. Nos sentimos afortunados de poder realizar trabajos que contribuyan a esa transformación, que puede ser muy positiva para la arquitectura de la ciudad.

¿ Cómo describirían la profesión y la figura del arquitecto?, ¿o cuál consideran que es su rol como agente social?

Entendemos nuestra profesión como una forma de vida donde intervienen diversos factores, como ideas, materias y otras personas. La arquitectura persigue y surge a partir de ideas complejas para solucionar, cuestionar o proponer cambios en diferents entornos: sociales, contextuales, culturales e históricos.

La arquitectura está vinculada al lugar, a la tierra y la materia con la que se construye. Para consolidar una idea o un proyecto es necesario enteder la naturaleza de los materiales y sus procesos, así como generar nuevas posibilidades de uso.

Asimismo, es un trabajo en equipo que solicita de colaboración y que es fundamental para el desarrollo de diferentes procesos: desde la concepción de una idea hasta su ejecución. Las personas son el recurso más importante de un proyecto arquitectónico. Son ellos quienes establecen una relación entre un edificio y su contexto.

¿Cómo definirían su “lenguaje arquitectónico” o la visión que caracteriza a sus proyectos? 

Nuestro trabajo –en términos de diseño­­– está directamente relacionado con el estudio de los materiales. Tratamos que nuestros proyectos sean muy claros, sencillos, honestos y factibles. El lenguaje que nos caracteriza está siempre en constante exploración y evolución. Nos interesa reconocer la artificialidad de la arquitectura a través de su relación con la naturaleza de las cosas. Pero también nos interesa la arquitectura que es esencial en sus elementos, contundente en sus ideas y congruente con la realidad del lugar en que se ubica.

Generalmente buscamos proyectos que nos permitan proponer un uso más complejo de la arquitectura a nivel social, cultural y humanista. Para nosotros cada proyecto representa una oportunidad de cambio a diferentes niveles: personales para los usuarios, urbanos para la ciudad, culturales para la sociedad, sociales para mejorar la relación entre las personas y disciplinares para aportar propuestas a ésta y otras profesiones.

¿Cuál es su perspectiva con respecto al paisaje urbano y arquitectónico de su ciudad y municipio –San Pedro Garza García–, sobre todo frente al crecimiento que ha tenido en los últimos años?, ¿consideran que existe un vacío en la planeación urbana?

El crecimiento que ha tenido el municipio también está sucediendo en otras partes del área metropolitana de Monterrey. Pero San Pedro Garza García es el primer lugar donde se ponen a prueba diferentes ejercicios relacionados con una vision capitalista. El territorio está siendo sobrepasado por estas especulaciones. Existe un exceso de construcciones que estimula la sobrepoblación en diferentes zonas y no se genera inversión en temas de conectividad urbana. No se están tomando en cuenta las necesidades que tendrán los habitantes en un futuro: servicios básicos, transporte colectivo, conectividad peatonal, áreas verdes, espacios de recreación, etc.

Desde nuestra perspectiva, en San Pedro debería existir un interés por la rehabilitación de áreas potenciales en municipios vecinos. Diariamente recibe a cientos de habitantes flotantes (y sus vehículos) que se trasladan para trabajar porque en sus propios municipios no encuentran las mismas oportunidades de desarrollo laboral. Esta situación es reflejo de las deficiencias en los planes municipales de desarrollo urbano.

La zona metropolitana de Monterrey requiere de un estudio de gran dimensión para generar propuestas que garanticen la subsistencia y calidad de vida de todos los habitantes. Actualmente existen institutos de planeación, pero están desconectados de los gobiernos municipales. A ese problema se suma la falta de visión urbana. Y en este sentido existen dos cuestiones clave: 1) el gobierno no debe ser entendido como una oficina generadora de proyectos a nivel profesional, sino como una entidad que facilite, gestione, convoque y administre. Y 2) la falta de concursos públicos –tanto de urbanismo como de arquitectura– que deja de lado propuestas que puden ser interesantes y de gran calidad.

Al gobierno le corresponde facilitar, gestionar recursos y convocar a habitantes –profesionales en la materia– para que presenten proyectos y participen en el desarrollo de la ciudad. El gobierno no puede asignar proyectos como si los recursos le pertenecieran –como si se tratara de una entidad privada–, ni generar propuestas sobre temas que no le competen desde su ejercicio administrativo. El resultado de esto ha sido: desconfianza y desánimo en los habitantes, obra pública de baja calidad, crecimiento sin control y desperdicio de recursos humanos locales.

Con respecto a la pregunta anterior y desde su práctica, ¿qué posibles acciones llevarían acabo para lograr una integración urbana?

La primera acción sería generar consciencia territorial y urbana a diferentes niveles: entre clientes, proveedores, colegas, alumnos, etc. Es necesario producir mejor información sobre el tema, desarrollar proyectos que aporten calidad a la ciudad, no sólo para los usuarios directos sino para todos aquellos que se involucren de alguna manera con la obra. La arquitectura debe respetar y mejorar la ciudad, y las obras deben ejemplificar mejores alternativas de actuación.

Desde una perspectiva académica es necesario generar proyectos que aporten bases más sólidas para las generaciones futuras, y más relacionadas con la realidad y la práctica de la ciudad. Es importante difundir una cultura arquitectónica que aproveche los recursos y la industria local. Creemos que la arquitectura traspasa fronteras cuando es de calidad, independientemente de donde se localice.

Los proyectos deben ser propuestas a escala urbana o con un impacto colectivo. A través de un libro, por ejemplo, –como es el caso del Catálogo Vivex, sobre propuestas de vivienda alternativa de interés social y de emergencia, o Macroplaza 20.30, sobre el desarrollo de un proyecto para regenerar el espacio público en la Macroplaza de Monterrey, ambos producidos por nosotros– o por medio de la difusión de propuestas en diferentes medios.

Actualmente S-AR desarrolla proyectos incluyentes, que solicitan del intercambio de conocimientos y la participación de la sociedad. Nos interesa que se genere un diálogo entre la arquitectura y el público, tanto especializado como ajeno a la disciplina. También tratamos de incluir a arquitectos jóvenes, sobre todo en los proyectos colaborativos de viviendas para familias de escasos recursos –a través del proyecto Comunicad Vivex–, con el objetivo de generar mayor consciencia y participación.

¿Cuáles son los principales retos a los que se han enfrentado en el desarrollo del proyecto Comunidad Vivex?

El principal problema ha sido encontrar familias donde el trabajador pueda ofrecer constancia y regularidad en la construcción de su propia casa. El trabajo cotidiano de la familia interfiere en las dinámicas de construcción, por lo que se convierten en proyectos a mediano o largo plazo. Los ritmos varían de acuerdo a la familia, pero es importante generar una trabajo social.

Este año terminamos la primera de dos casas donde hemos podido mejorar el proceso. Todo fue documentado con la intención de buscar más patrocionios y apoyos de empresas o particulares. Antes no podíamos mostrar hechos concretos, pero con la documentación el proyecto gana mayor credibilidad y genera mucha mayor confianza, tanto entre nosotros como entre las comunidades y las diferentes partes involucradas.

Queremos colaborar con otros arquitectos para expander el proyecto a otras zonas de la ciudad, generalmente olvidadas en el proceso de planeación urbana. De esta forma podemos estimular la producción de obras tempranas de arquitectos jóvenes, pero también fomentamos la experiencia en el campo social y la sensibilización de nuestra profesión, con una comprensión más profunda del campo de acción que tiene un arquitecto en una ciudad como la nuestra –y en cualquiera de la República Mexicana. Queremos resaltar el potencial sociocultural que tiene la arquitectura, lejos de las visiones superficiales, formalistas o clasistas.

Las metodologías y experiencias desarrolladas en Comunidad Vivex deben ejemplicar mejores alternativas de pensar nuestra profesión y su principal objetivo.


A lo largo de su corta pero fructífera trayectoria, S-AR ha recibido diferentes reconocimientos y premios internacionales, otorgados por instituciones como el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), la Universidad de Harvard, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Bienal Iberoamericana de Arquitectura, entre otras. Su trabajo ha sido exhibido en espacios de la Universidad de Monterrey, la UNAM, el ITESM, la UANL y el Museo Diego Rivera Anahuacalli, por mencionar algunos. S-AR cuenta con dos publicaciones: Macroplaza 20.30 (2013) y Catálogo Vivex (2008).

www.s-ar.mx


[17 de septiembre de 2013]

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