Cn
El equipo de Forensic Architecture en su espacio de trabajo. Cortesía de Forensic Architecture

El caso Ayotzinapa como investigación multidisciplinaria. Entrevista con Forensic Architecture

Entrevista 16.11.2017

Gabrielle Vinós

Forensic Architecture se dedicada a la investigación de crímenes a los derechos humanos. Platicamos con ellos sobre sus pesquisas sobre el caso Ayotzinapa.

 

Forensic Architecture es una agencia multidisciplinaria de investigación dedicada a la recolección, análisis y reconstrucción de evidencia relacionada con crímenes a los derechos humanos a nivel internacional. En los últimos  tres años, los ojos de este equipo han estado insertos en el análisis del macromundo de datos que conforma el mar de interrogantes respecto a la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 en Iguala. Esta entrevista con Eyal Weizman y Stefan Laxness se centra tanto en la exposición general de los intereses y metas de Forensic Architecture como en el proyecto específico del caso Ayotzinapa.

Forensic Architecture se formó en 2011 gracias a una beca de investigación otorgada a Eyal Weizman. Radicada en la Universidad de Goldsmith, la agencia multidisciplinaria de investigación se ha dedicado desde entonces al a nálisis de las violaciones a los derechos humanos y las leyes humanitarias internacionales. La recolección, relectura y reinterpretación del material audiovisual que los dispositivos móviles permiten capturar en el momento de los hechos funcionan como una de las bases investigativas de la agencia. A partir de la creación de modelos y cartografías interactivas de los eventos estudiados, Forensic Architecture busca también presentar al público toda la información recabada de manera precisa y completamente accesible. Su trabajo estará en exhibición en el Museo Universitario Arte Contemporáneo hasta el 7 de enero de 2018.

Forensic Architecture revisa el caso Ayotzinapa

Forensic Architecture con Centro PRODH y EAAF, Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia, 2017.

 

—¿Cómo nace Forensic Architecture?

Eyal Weizman: Forensic Architecture comenzó a inicios del siglo actual con un estudio sobre ocupación israelí en West Bank. La premisa estaba posada en producir evidencia que permitiese la criminalización de arquitectos por el diseño de colonias para la ocupación. Esta investigación integró las temáticas principales que constituyen a Forensic Architecture en la actualidad: violación de los derechos humanos, arquitectura y ley internacional.

En los casos con los que trabajamos, uno se encuentra con problemas conceptuales y prácticos que necesitan articularse desde el reflejo histórico, al igual que en proyectos basados en la experiencia. Forensic Arquitecture nació, de manera doble, como un programa académico donde veíamos la historia y el desarrollo de la disciplina forense, aunado a la teoría de la imagen para entender los medios digitales, el manejo de datos y codificación, etcétera. Comenzó con un programa académico, a partir de la necesidad de buscar aterrizar la práctica teórica de la investigación en experimentos reales. De la línea académica surgieron varios libros enfocados en el giro de la práctica forense: la migración del testimonio a la evidencia; del sujeto al objeto; y qué significa esto ética y políticamente.

El proyecto empezó a crecer, principalmente porque la demanda de sus posibilidades así lo hizo —comenzamos a recibir comisiones de organizaciones de derechos humanos. Comenzó a girar de un área académica a una de agencia de investigación.

Nuestra labor es conceptualizar política e históricamente —ya sea que se trate de homicidios causados por el Estado, bombardeos, desapariciones o uso de armas químicas. No funcionamos como una agencia que busca resolver los casos, sino enfrentar las preguntas políticas e históricas que enmarcan a cada comisión. Casi todo el equipo está conformado por académicos con doctorados.

En el trabajo de Forensic Architecture siempre hay una concepción fundamental de repensar las nociones de evidencia, medio y violencia, para ofrecer a su vez una respuesta a cada uno de estos conceptos. Cuando trabajas en proyectos de violencia arquitectónica, se tocan temas de política y colonización, pero desde una perspectiva distante al evento. Ocurre al mapear por décadas un área que es un Estado; la política comienza a infiltrarse en el estudio. Pero, ¿qué pasa cuando tu análisis, el tiempo que analizas, es un segundo y no un periodo? Un momento casi irreductible. Una situación en la que le disparan a alguien. ¿Cómo ubicas el análisis de un caso así sin dejar de tratarlo como algo ordinario, pero que a su vez es único y político? Es necesario reconstruir los incidentes de regreso al rango político al cual pertenecen, a través de repensar la filosofía política de relación entre singularidad y política.

Forensic Architecture desarrolló http://www.plataforma-ayotzinapa.org/

Instrucciones de lectura y análisis para la plataforma interactiva Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia. EAAF, Centro Prodh, Forensic Architecture, 2017.

—¿Cuál es el papel del factor estético en la conceptualización de Forensic Architecture? ¿Podemos verlo específicamente a través del caso Ayotzinapa?

Eyal Weizman:  El problema, las preguntas generales son: ¿qué es la desaparición forzada?, ¿cuál es la duración de este crimen?, ¿cómo puede la desaparición forzada ser
representada cuando no tienes un cuerpo, ni una historia, pero sí un hoyo negro que se está tragando todas las narrativas?

Teníamos que conceptualizar la desaparición forzada, en un nivel fundamental, como un crimen doble: uno que es contra cuerpos, que los toma a la fuerza y los coloca en algún lugar. Por otro lado, [también es] un crimen continuo que tiene más la forma de un crimen político, un crimen burocrático y un crimen procesual —que opera en la constante ofuscación del primero.

Entonces, si se quiere conceptualizar el problema de la evidencia, tiene que considerarse que hay dos tipos de violencia: una contra la gente y otra contra la evidencia del evento. La desaparición forzada combina ambas. Nos enfrentamos a una situación en la que no hay imágenes; son historias que, en el momento en el que entras en contacto con ellas, se despliega en miles de formas, contradicciones y complejidades. Lo que miras cuando entra este ruido blanco —como en la televisión, cuando solamente se ve este ruido que visualmente parece nieve—, son momentos de desfiguración. Si hablas desde la estética, es un intento de darle forma a algo que no la tiene. Es necesario observar varias tradiciones de representación para entender cómo relacionarse con algo así.

Un acto de desaparición como forma narrativa, un acto de desaparición como la obstrucción de una imagen, haciéndolo más allá de lo representable. Pero en cierto sentido, si eres capaz de representar esto que es irrepresentable, dado que el ruido blanco es el crimen, ese ruido muerto es la continuación de la desaparición. Representar ese sonido en sí mismo es apuntar a una gran parte del crimen —el crimen en sí mismo es el ruido y la retención de los cuerpos.

Entonces tienes una estética paradójica: darle forma a algo sin forma. Esto intentamos hacer en la exposición; verás cómo navegamos entre ambas en términos de teoría estética e historia del arte, desde la tradición mural hasta la idea de obstrucción que aparece aquí como el hoyo negro que es la desaparición. Desaparición es cuando no sabes cuál historia es la correcta; desaparición es cuando la evidencia para encontrar los cuerpos está siendo continuamente distorsionada; es saber que lo testigos no cuentan la misma historia. No es suficiente hacer una pregunta técnica sobre la representación; debes hackear a la fuente del código de la representación para entender cómo trabajar con él.

Muchas nociones de estética juegan en la concepción de Forensic Architecture desde el inicio, más allá del caso Ayotzinapa. En cada uno de los proyectos que nos comisionan, tratamos de reflexionar sobre lo que es la estética; se debe volver a lo fundamental. Esto es lo relacionado a lo perceptible, aquello que está ahí —de la misma manera en la que «anestesia» es lo que nubla tu percepción. Es una estética prekantiana: lo que percibes, ves, escuchas y radicaliza tus percepciones sensoriales.

En este sentido, la estética no es necesariamente un sujeto humano, podemos referirnos a capacidades estéticas de una mesa, en el sentido de pensar de qué forma la mesa registra tu proximidad, o la temperatura de mi mano y el peso de la cámara. La mesa está estetizada por el ambiente que la rodea, el cual registra continuamente. La estética opera interpretándolo. La segunda fase de la estética no está en la sensación de la materialidad de las cosas, sino en el estudio o laboratorio donde las decisiones se basan en nuestra habilidad para interpretar lo que se está registrando en la mesa, o en una fotografía, o un pedazo de bufanda, o una herida ,o una pared rota. ¿Cómo comienzas a componerlo? En el estudio lo que hacemos es utilizar herramientas estéticas. Trabajamos con fotógrafos, cineastas; nosotros somos arquitectos. Usamos todas estas perspectivas para componer un poco de testimonio con imagen, con medidas de la realidad, con pedazos de imágenes satelitales. Comenzamos a componer y unir todas esas partes —es como la parte de hornear.

El siguiente momento estético es el de la presentación. Porque nuestra conceptualización forense no es como la de la policía; está relacionada con hacer las cosas públicas, poder debatir esa información en un espacio de dominio público. La estética forense en ese nivel es el modo y razón por el que presentas el material, o imagen, o código, o pedazo de metal. Es la pregunta, ¿para qué y cómo una discusión se organiza alrededor de un objeto? La claridad y calidad material de ese proyecto es concebir un particular modo de encuentro y debate.

Todos estos niveles existen simultáneamente en lo forense, lo estético es la capacidad de la piel para registrar. Una piel que es cortada ha sido estetizada por el cuchillo, la composición y la presentación.

Por otro lado, está el concepto de fragile truth (verdad frágil), en el cual la comprensión de la verdad está en un constante proceso de demolición, haciendo de la actualidad un espacio donde la noción de verdad es un delicado intersticio colectivo. Ocurre en el caso Ayotzinapa; la verdad histórica es el concepto contra el que debemos actuar para poder reconstruir todas las verdades que ejercen fuerza y poder sobre los acontecimientos de esa noche. Los sobrevivientes, la poca evidencia física, los datos al respecto, todo incompleto —pero siempre necesitando ser construido de forma intrincada. Hace falta demoler y reconstruir.

Stefan Laxness: Intentamos reconstruir el caso Ayotzinapa estableciendo cuáles eran las certezas, reconstruir la narrativa a partir de los momentos de violencia de los que estamos seguros que ocurrieron. Los estudiantes fueron a Iguala, los estudiantes se separaron, los estudiantes fueron colocados en automóviles policiacos y después desaparecieron. Todo después de ese momento no es certero; es especulativo, y no puede ser un argumento para debate público. Por eso, en los videos de la plataforma del caso Ayotzinapa, notarán que hay material socialmente conocido que no es mencionado en los videos que muestran los resúmenes de la información.

Con un enfoque alternativo, Forensic Architecture revisó el caso Ayotzinapa

Forensic Architecture con Centro PRODH y EAAF, Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia, 2017.

—¿Cuáles son las problemáticas metodológicas que suelen enfrentar en los proyectos? De nuevo, podemos verlo a través del caso de Ayotzinapa.

Steffan Laxness: No sabíamos hacia dónde íbamos. Parte de la investigación es desarrollar los proyectos; en esta ocasión nos dimos cuenta de que no podríamos hacer una investigación sin entender el caso. Esto se volvió el problema principal. Entenderlo significó darnos cuenta de que este era el problema que se compartía con múltiples públicos: la población general, las familias de los desaparecidos y los investigadores. La información era difusa.

Al comenzar a leer el material nos dimos cuenta de que era denso y confuso. Estábamos obteniendo patrones de personas, vehículos y locaciones que estaban reapareciendo en múltiples partes del documento, pero no teníamos la capacidad solamente al mirar el texto de vincular a todos los actores en distintos momentos y escalas de tiempo. De ahí la pregunta era, ¿cómo podemos desmenuzar este texto e información en algo que tenga sentido y que sea representado visualmente? Nos dimos cuenta de que había una correlación visual entre los eventos que ocurrían y el área de Guerrero que los rodeaba.

Decidimos digerir el texto volviéndolo algo visual con la complejidad de entender las narrativas que existen en el caso: los testimonios; cuáles son las diferencias entre un testimonio directo y uno en el que la persona habla sobre otro actor. La labor principal fue comparar esas cosas y visualizarlas.

Diseñar la plataforma, y cómo darle vida a la información, es un proceso no preconcebido; si diseñas la estructura, hay cosas que no caben. Es un proceso gradual que ocurre en la multidisciplinariedad del equipo.

El caso Ayotzinapa fue revisado por Forensic Architecture

Captura de pantalla del video introductorio de la plataforma Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia. EAAF, Centro Prodh, Forensic Architecture, 2017.

—¿Después de tantos años y casos, el proceso de investigación se vuelve automatizado, o todavía hay una afección sensible de shock ante los temas que trabajan?

Eyal Weizman: Para nosotros trabajar científicamente, con precisión, no niega los sentimientos subjetivos que tenemos ni la rabia. Mientras más trabajamos en un caso, más cercanía sentimos con las víctimas y las familias. Es muy importante para nosotros nunca dejar de trabajar para las víctimas. Sacrificamos cosas —tiempo, principalmente; los últimos tres meses el equipo no ha dejado de trabajar durante noche y día. Eso es algo que no ocurre si no te importa, si no te duele. Para nosotros, el momento de compartir con los padres de los desaparecidos es un honor y un privilegio. Nuestra investigación salió del encuentro con los padres, de entender lo que estaban buscando, su experiencia. Los hemos mantenido informados durante todo el proceso.

Siempre hay distancia. Nunca puedes entender la experiencia del otro, pero lo más bello que existe en el mundo son los momentos de solidaridad. No se trata de individuos, es un sentido de identificación y unificación. Por el contexto en el que crecí y nací, entiendo el sentimiento de injusticia y completa impotencia ante la violencia que es represiva y se niega a sí misma. En estos momentos, la solidaridad universal es lo que genera sentido.

Gabrielle Vinós

Investigadora, egresada de la carrera en Estudios e Historia del Arte. Ha trabajado en el área curatorial de exposiciones como (Trans)formaciones residuales y Bitácora en el Foro R-38 y La Noche, en el Museo del Ex Convento de Tepoztlán.

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.