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Entrevista con Apichatpong Weerasethakul

17.07.2012

Apichatpong Weerasethakul (Bangkok, 1970) creció en Khon Kaen, una ciudad al norte de Tailandia. Estudió arquitectura en la Universidad de Khon Kaen y luego hizo una maestría en cine en The School of the Art Institute of Chicago. «Joe», como lo llaman en Occidente, ha hecho películas y videos desde principios de los 90. Desde 2001, su obra se presenta también en recintos museísticos y en bienales de arte haciendo una liga entre la cinematografía y la videoinstalación. La exposición Primitive, en el MUAC, se suma a esta búsqueda.

Tatiana Lipkes: Leí en una entrevista que te interesa el concepto de la pluralidad de los mundos. ¿Hacer películas es para ti una manera de crear un mundo paralelo? ¿Por qué?


Para mí, existe una interacción entre hacer películas y vivir. Me interesan las influencias cruzadas entre ambas cosas y me encantaría alcanzar el punto en el que la vida y el cine no sean paralelos, sino lo mismo. También creo en el futuro: con la tecnología ya no es necesario ir al cine para ver una película.

TL: ¿Qué es lo que consideras experimental en tus películas?


Para mí, experimentar es hacer algo y no saber cuál será el resultado. Aunque haya sido hecho en otras películas, yo lo haría para saber en qué acaba (con respecto a las imágenes, a los sentimientos, a todo). Lo más importante es experimentar cómo se relacionan las escenas con mis experiencias.

Eduardo Abaroa: ¿Existen algunas ventajas del trabajo de instalación sobre un largometraje? ¿Seguirás haciendo instalaciones en museos?


Aunque ambas prácticas se relacionen con imágenes en movimiento, son animales distintos. Hacer instalaciones es un gran reto porque no puedes hipnotizar al público con el tiempo. La gente se mueve alrededor, viene y va. Es un espacio. En cambio, una película es crear un sueño a gran escala, esa es la dificultad. Pero con una película tienes el beneficio de ser el dictador porque la audiencia está amarrada a la silla. Estoy aprendiendo de los dos tipos de trabajo y disfruto mucho cuando cruzan sus fronteras.

EA: Me gusta mucho la forma en la que haces videos con actores no profesionales. Por ejemplo, cuando te filmas siguiendo las instrucciones de dos niños o cuando pones a actuar a gente común y corriente en sus casas y contextos propios, según el guión de una telenovela. En tu opinión, ¿de qué manera una instrucción se vuelve entretenida?


Hacer películas es como la vida, en el sentido de que es un juego, una pretensión. Es interesante experimentar con ese concepto. Es divertido colaborar con gente que me ayude a interpretar algunos puntos de vista sobre el mundo en sus propios ambientes.

EA: En una entrevista para el periódico The Guardian dijiste que el gobierno en Tailandia censura al cine con el argumento de que «el tailandés promedio tiene una educación al mismo nivel que alguien de once años en una escuela de Estados Unidos y no está listo para películas políticas o de arte”. Este argumento es una terrible falacia. ¿Tienes alguna idea de cómo podría afectar tu trabajo en Tailandia?


Tengo muchas ganas de asociar lo que está sucediendo en la política tailandesa con mi trabajo. Pero supongo que necesito más tiempo o necesito integrarla poco a poco, empezando por algo pequeño. En nuestro gobierno las instituciones son tan corruptas y malvadas que a veces me siento perdido, no sé cómo hacer una película sobre este tema con gracia, sin que se convierta en algo simbólico o demasiado real. Estoy buscando mi propio camino. Pero, en definitiva, nuestro público es engañado hasta cierto punto y no puede expresar su voz verdadera y sus creencias con libertad. El miedo es un gran factor. Tailandia está en paz en la superficie, pero es uno de los países más violentos y reprimidos.

EA: En una de las escenas de tus películas que fue censurada había dos monjes volando un platillo volador de control remoto. En Faith también parece haber una relación entre la espiritualidad y una especie de viaje espacial. ¿Puedes comentar algo sobre esto?


Me gusta la ciencia, ficción o no. Está muy relacionado con el concepto budista. Por ejemplo, el tiempo es relativo y trata sobre las múltiples capas de la existencia y de la conciencia. Me gustaría expresar algunas de estas ideas en mi trabajo. Me encantaría filmar una película en el espacio.

TL: ¿Crees que una película está acabada?

No. Es como una persona que te cambió después de que la conociste y permanece en tu memoria. Tienes una cámara en tu cerebro que recuerda a esa persona. Lo que haces es cambiar la lente, los archivos de la película, etcétera.

EA: ¿Crees que tu trabajo reta la visión que de sí mismo tiene tu país?

Espero que lo haga. Pero tengo que decir que hago películas para expresarme, para documentar, para entender mejor a mi país. Por ejemplo, yo no sé qué es Tailandia.

EA: Has dicho que el tema principal de tus películas es la memoria. ¿Qué piensas de esta cita de Jacques Roubaud: «Del recuerdo que no quiere que lo olvide/del recuerdo que no olvida lo que quiero»?


Esa cita me ha hecho pensar en lo que hago. Viendo hacia atrás, todo mi trabajo tiene que ver con tratar de no olvidar. También es una conexión con el mundo —como los recuerdos «prestados, «imaginados» o «compartidos» afectan quién eres, afectan tus acciones—. Eso se convertirá en tus «verdaderos» recuerdos instantáneamente.

EA: ¿Crees en los finales felices?


No hay finales.

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