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Christian Jankowski. Cortesía del artista
Shelly Nadashi. Cortesía de Sotoso
Mike Bouchet. ©Tim Wegner
Torbjørn Rødland. ©Jan Tore Glenjen
Manifesta 7. Forte de Fortezza, Tirol del Sur, Italia, 2008. ©Manifesta
Manifesta 10. Palacio de invierno. San Petesburgo, Rusia, 2014. ©Pavel Losevsky

Entrevista: Christian Jankowski. Curador de Manifesta 11

30.09.2015

Violeta Horcasitas

Ayer, 29 de septiembre de 2015, los organizadores de Manifesta , la bienal europea de arte contemporáneo, anunciaron el tema y el concepto curatorial de su edición 11, a realizarse el 11 de junio de 2016. El evento tendrá lugar en Zúrich bajo la curaduría del artista alemán Christian Jankowski.

Bajo el título What People Do For Money: Some Joint Ventures, Jankowski reunirá a diferentes artistas con trabajadores de Zúrich de distintas profesiones: de policías a dentistas. El tema explora el significado de la relación entre profesión e identidad en la cultura contemporánea a través de 35 producciones que serán exhibidas en diferentes locaciones alrededor de la ciudad. 

En entrevista con Código, Jankowski habla en exclusiva sobre el evento.

 

—¿Cuáles son los ejes curatoriales para Manifesta 11?

El principal punto de partida son las relaciones entre diversos profesionales, habitantes de Zúrich y artistas, que se conocerán para colaborar entre ellos pero no en un sentido artístico estricto. Trabajaremos con anfitriones, personas dedicadas a un oficio o una profesión que albergarán, inspirarán y apoyarán a los artistas para establecer conexiones profesionales a partir de sus propios medios, aportando sus conocimientos, herramientas, contexto, equipos, materiales y, sobre todo, sus puntos de vista de la ciudad. El proyecto inicia cuando un artista se interesa por una profesión incluida en la lista que previamente delimité en relación a los trabajos que se desarrollan en Zúrich. Posteriormente, mi equipo y yo buscaremos a un anfitrión que practique dicha profesión y pueda trabajar en conjunto con el artista para apoyarlo a producir una obra para Manifesta.

La pieza tendrá que ser mostrada en el espacio de trabajo del anfitrión. Por ejemplo, una de las invitadas es una dentista que prestará su consultorio como espacio de exhibición para montar las fotografías de un artista o trabajará con él para encontrar otra sede, algún espacio público o algún lugar relacionado con su trabajo, como una escuela para dentistas.

 

—Es inevitable pensar en la dicotomía entre las prácticas de un artista y curador. ¿Cómo defines tu proceso de trabajo en este proyecto?

No soy curador, soy artista. Por supuesto, estoy asumiendo un rol curatorial para esta exhibición, pero tengo una gran libertad y un gran interés por generar vínculos y por compartir el conocimiento que he adquirido gracias a mi trabajo artístico. No estoy tratando de inventar nada nuevo.

Existen algunos aspectos compartidos con algunos de mis procesos como creador: estoy interesado en las relaciones y en trabajar con otros mundos, con las profesiones que ofrecen múltiples puntos de vista de interpretación de la realidad. También estoy interesado en los procesos: pongo mucha energía en producir piezas basadas en las sorpresas, no pienso en una exposición histórica. Aunque estoy tratando de combinar momentos históricos, la mayoría de los proyectos para Manifesta serán comisionados.

Por otro lado, quiero estimular situaciones para que los creadores puedan pensar en modelos de producción distintos. Estoy tratando de crear una situación alrededor del concepto de la exposición. Espero que los artistas estén dispuestos a seguir a los demás profesionales en los diferentes escenarios para producir obras.

 

—¿Qué aspectos consideras que puedan distinguir a esta Manifesta de las anteriores?  

En realidad no he visitado muchas de las ediciones anteriores. Así que no sé qué tanto pueda ser diferente. El formato de exhibición que planteo para esta Manifesta probablemente no se haya realizado antes, pero eso no quiere decir que sea mejor que otros.

Mi proceso no es el de un curador que visita estudios de artistas o colecciones privadas para seleccionar obras. Trato de involucrar a los participantes, cooperar con individuos que trabajan en ciertos contextos. Si un artista decide trabajar con un policía o con una estación de policías, tiene que ser capaz de desarrollar un horizonte de significación.

La idea de establecer colaboraciones entre artistas y personas con otras profesiones, ¿es un intento por conciliar la práctica artística con las actividades económicas?

Sí, por supuesto. Es importante decir que los artistas invitados que serán llevados a Zúrich no recibirán ningún pago de Manifesta, pero los profesionistas percibirán un monto equivalente al pago por su trabajo. Espero que los artistas se inspiren con las ideas y pensamientos que los anfitriones tengan de su profesión. Confío en que encuentren la forma de trabajar con ellos.

 

—Probablemente sea apresurado saberlo, pero ¿en estos momentos tienes confirmada la participación de algunos artistas?

No, aún no tengo la lista completa. Probablemente he invitado apenas a la mitad de los artistas. Quizá puedo compartirte algunos nombres: el fotógrafo noruego Torbjørn Rødland trabajará con un dentista; Mike Bouchet con el director de un institución de saneamiento (los que limpian la mierda de la ciudad); Marco Schmitt con el Departamento de Policías; y la artista israelí Shelly Nadashi con un profesor de literatura.

 

—Respecto a la relación entre curaduría y procesos educativos a través del arte, ¿qué tan cerca estás trabajando con un programa educativo para tu propuesta?

Realmente estoy tratando de trabajar muy de cerca con el tema educativo, creo que es un aspecto muy importante. Es fundamental tener buenos maestros de arte que sean capaces de comunicar estas expresiones de formas emocionantes y que hagan ver a la gente el potencial, la importancia y el beneficio que tiene el arte para la sociedad.

Entre las acciones que llevaremos a cabo se encuentra una serie de visitas guiadas alrededor de Manifesta, conducidas por gente de distintas profesiones. Un cura ofrecerá un recorrido por la exposición y otros lugares; un profesor de educación física trotará mientras visita algunos proyectos satélite. (A esta actividad se podrá unir cualquier persona que así lo desee). También participará un sociólogo. Esta propuesta de comunicación durante la bienal permitirá ofrecer diferentes miradas para interpretar la muestra.

Por otra parte, estoy trabajando en un video documental de una sola toma. Estoy en comunicación con Jean-Luc Godard para que apruebe esta manera de filmar. He invitado a varias escuelas de Zúrich para que los niños se conviertan en periodistas y entrevisten a los artistas y anfitriones, e informen a los espectadores sobre el proceso de producción de las piezas. De esta manera podremos conocer la perspectiva que tiene un niño sobre al arte.

Diversas instituciones educativas producirán estos documentales/películas de arte como un proceso educativo. La idea es que los videos sean proyectados en el Pavilion of Reflection, una plataforma flotante en el lago Zúrich [construida por el Studio Tom Emerson] que funcionará como una suerte de cine al aire libre sobre el agua.

 

—Es común hablar de interdisciplina o transdisciplina como conceptos ligados a la curaduría. ¿Cómo los utilizas en Manifesta?

Todo mi trabajo es interdisciplinario. No cuestiono los límites de la colaboración, para mí es algo muy natural. Con este proyecto intento encontrar las fronteras entre distintas disciplinas. No entiendo las fronteras como un hecho: cada proyecto implica una serie de límites. ¿Quién es tu audiencia?, ¿cuáles son los diferentes ángulos que aportan las distintas profesiones más allá de la obra de arte?

Antes de la inauguración oficial de Manifesta, tendrán lugar una serie de inauguraciones previas con el profesor de literatura, el dentista, el director limpiamierda, etc. Todas aportarán puntos de vista distintos. Quiero comparar las diferentes formas de recepción de la gente más allá del objeto artístico. Filmaré el proceso para que la gente que no asista a la bienal pueda ver todas las inauguraciones desde perspectivas diferentes.

 

—Manifesta es uno de los eventos más complejos de arte contemporáneo. ¿Cuál es tu apuesta principal?

Manifesta es una institución parecida a las profesiones que estamos tomando en cuenta. Intento cuestionar la relevancia de las estructuras. Estoy tratando de llegar a una audiencia mucho más amplia, incluso no relacionada con el arte. Mi objetivo no es establecer distinciones entre el público cautivo y el que está afuera de esta esfera. Me gustaría que los proyectos le hablen a ambas partes. No estoy interesado en un arte teórico ni en las construcciones abstractas que se hacen para justificar todo tipo de decisiones y movimientos. Por el contrario, me interesa encontrar diferentes conexiones entre los artistas, los curadores y los trabajadores de la bienal. Si surgen teorías del arte no tengo ningún problema, pero no estoy anteponiendo ninguna filosofía. Sólo creo que el arte llega primero; la filosofía, después.

 

Violeta Horcasitas

Es curadora independiente de arte contemporáneo. Su trabajo curatorial tiene como principal interés la investigación sobre procesos colaborativos, proyectos online y nuevos formatos de exhibición. Ha trabajado en diversas instituciones del sector público y privado como Fundación Jumex, La Tallera, Dirección General del INBA y el Museo del Palacio de Bellas Artes. Desde 2015 dirige Satélite, una iniciativa que reflexiona sobre la institución del museo como espacio de exhibición desde diferentes disciplinas y formatos.

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