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Entrevista a Trista

18.07.2012

Giovanni Estrada y José Alfredo Silva nos presentan Infinity (líneas invisibles), una colección rica en texturas y llena de increíbles detalles artesanales, compuesta por 24 looks para mujer y hombre.

Se inspiraron en el cacao y los diferentes momentos históricos que lo han llevado a convertirse en el chocolate que conocemos hoy en día. Los colores protagonistas fueron el gris, el negro y el blanco. Entre los materiales destacan el agodón, la gabardina, la mezclilla y una gran variedad de telas rasgadas.

En cuanto a los accesorios resaltaron collares, pulseras y anillos con formas geométricas en color cobre. Los bolsos estuvieron a cargo del diseñador Sebastián Lara y el calzado fue el resultado de una colaboración con Brantano, mientras que los gráficos en los estampados fueron creaciones de Jaime Prado de la Teja.

Platíquennos de su nueva colección.

De forma muy breve, te podemos decir que esta nueva colección llamada Infinity (líneas invisibles) tiene como punto de partida dos temas principales: el primero —y eje conductor— es el cacao y la forma como llega a ser el chocolate que conocemos hoy en día, así como su vínculo directo con el placer (por eso la estrecha y perfecta alianza con Infinity Magnum); por otro lado, encontramos las líneas invisibles, de donde surge la idea de explorar la forma en que las personas pueden vincularse y comprenderse entre ellas sin requerir de gestos o palabras. El resultado es una colección rica en texturas, procesos, materiales y colaboraciones (Ana Breede con el tejido de punto, Sebastian Lara con los bolsos, Jaime Prado con los gráficos, Brantano con el calzado, Designers by Kaltex con la mezclilla, entre otros).

¿Qué tendencias siguieron en esta colección? ¿Es importante para ustedes seguir las tendencias?

Vemos las tendencias como una herramienta de trabajo que nos da dirección al momento de diseñar, aunque no las seguimos al pie de la letra. Sin embargo, Simple by Trista —nuestra línea más accesible de moda y que encuentran ya en varios puntos de venta— sí tiene una relación mucho más estrecha con éstas.

¿Cómo ha evolucionado su marca desde que iniciaron?

La marca ha crecido de muchísimas formas, aunque estos cinco años, sobretodo, han permitido una evolución interna. En otras palabras, comprendimos la importancia de compartir las responsabilidades con personas que dominen sus rubros, en especial en las decisiones importantes; así mismo, aprendimos a escuchar, a cambiar malos hábitos (seguimos batallando), a entender el diseño de una manera mucho más plural y abierta, a trabajar con muchas limitantes, pero al mismo tiempo abrir caminos de la mano de la gente que cree en el proyecto. En pocas palabras, le estamos dando dirección clara a la empresa. Pareciera algo fácil y obvio, sin embargo, el mercado y el sistema de la moda en México (y el mundo) son sumamente complejos y requieren demasiada versatilidad y flexibilidad como empresa.

¿Qué podemos esperar de TRISTA en un futuro cercano?

Sin duda, lo más importante como empresa es no sólo crecer de forma sostenida, sino hacerlo con sentido. Ésta es el área que más nos importa, pues no sólo se trata de producir y vender más (como muchos piensan), sino ofrecer soluciones reales a problemas verdaderos que ayuden a crecer y a darle personalidad a nuestra labor. En Trista estamos trabajando para lograr esto y sabemos que éste es el año en el que lograremos dar el salto. Requiere paciencia, trabajo e inversión. Por lo pronto, continuaremos impulsando nuestra línea Trista Bride y Simple by Trista, así como nuestra área de diseño integral llamada Servicios al Margen.

¿A qué retos se enfrentan como diseñadores de moda en México?

Uf, vaya pregunta. De entrada, el diseñador en México se enfrenta con el reto doble de ser un gran diseñador y un gran empresario. Sin embargo, para lograr esto (como sucede en otras partes del mundo) sin descuidar lo que uno realmente sabe hacer (diseño) debería de tenerse —primero que nada— un gran equipo especializado que permita lograrlo. No obstante, estamos lejos de lograrlo. No basta, por ejemplo, con tener un boom de carreras enfocadas al diseño de moda: requerimos áreas de negocios en diseño, mercadotecnia enfocada, administración, finanzas, ventas, hasta carreras relacionadas a producción de productos de lujo (valga la redundancia). Al final del día, se piensa que el diseñador debe no sólo conocer perfectamente todas estas áreas, sino realizarlas fabulosamente.

Para lograr tener un sistema sólido, por lo tanto, tendríamos que lograr una unión entre las distintas industrias (fibra/textil/vestido) y vincularlas con la distribución (olvidada por completo) para comenzar a crecer entre todos. Hace falta memoria (¿cuántas personas son capaces de impartir una materia de historia de la moda en México?), hace falta pensar en moda y escribir sobre ella y, sobretodo, hace falta unión, incluso, dentro de los mismos diseñadores. En pocas palabras, el diseñador en México se enfrenta a un mundo salvaje sin pies ni cabeza y, por lo tanto, el reto mayor está en ser valiente y creer en lo que se está haciendo. Es necesario saber hacia dónde uno se dirige y comprender que no se va solo.

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