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Entrevista a la directora del Museo Experimental El Eco

31.07.2012

Aunque fue concebido e inaugurado por Mathias Goeritz en 1953 como un lugar de experimentación —de acuerdo a su Manifiesto de Arquitectura Emocional—, El Eco abrió sus puertas hasta 2005. En entrevista, su directora Paola Santoscoy (México, D.F., 1974) nos habla acerca de la ruta que tomará el espacio durante 2012.

¿Cuáles son las metas principales que deseas alcanzar durante tu dirección en el Eco?

Una de las principales metas es que el espacio tenga mayor visibilidad dentro de la colonia San Rafael, donde nos encontramos; en la ciudad, a nivel nacional e internacional. Así ampliaremos los públicos y estableceremos conversaciones entre contextos diversos. Me interesa especialmente mirar al sur del continente y al sur global para crear alianzas con otras regiones y a partir de eso explorar el legado del modernismo en México a través de otros lentes.

Queremos que el espacio sea un catalizador de ideas, de prácticas artísticas, de procesos de pensamiento, y para eso es necesario que tenga visibilidad. Me parece que se necesita un periodo de al menos tres años para empezar a ver los resultados y evaluarlos.

¿Qué aspectos definen hoy la vocación del espacio que diriges?

Para mí la respuesta está en el nombre mismo del museo. Cuando, en 1953, Mathias Goeritz concibió este espacio como un “museo experimental”, tenía en mente la integración plástica como el vehículo que posibilitaría una máxima emoción en el hombre moderno. El edificio mismo —una escultura habitable— y la posibilidad de activar distintos espacios mediante obras y emplazamientos de carácter interdisciplinar, daban al lugar su vocación experimental. Sin embargo, hoy en día la pregunta debe elaborarse de nuevo. Es decir, para definir su vocación, es necesario preguntar qué es lo experimental en un espacio dedicado al arte contemporáneo, que además cuenta con un legado histórico tan importante.

Pienso que se trata de abordar la experimentación desde la investigación de formatos expositivos y de institución, orientando la línea curatorial hacia la generación de plataformas que puedan crear ejes diagonales de trabajo donde un verdadero cruce entre disciplinas pueda ocurrir.

En el mapa de museos y centros de arte contemporáneo en México, ¿dónde ubicarías al espacio que diriges y por qué?

Para empezar, su historia. Inaugurado en 1953 con el nombre de Museo Experimental el Eco, este espacio representa un proyecto visionario para la arquitectura y el arte en México. El Manifiesto de la Arquitectura Emocional que Goeritz escribe para justificar esta escultura habitable es una declaración de principios volcada hacia la integración plástica. Esta historia, así como todo lo que pasó durante casi medio siglo antes de su apertura en 2005, se respira en el lugar haciéndolo un lugar verdaderamente especial.

Por otro lado, se trata de un museo que no tiene colección, más que el edificio mismo. Su vocación es la generación de proyectos.

El programa que estamos diseñando contempla diversas estrategias para habitar, para usar esta escultura. Hemos desarrollado la estructura de trabajo a partir de la estructura del edificio mismo, de su planta y de las diversas dinámicas que éste crea.

¿Qué tan real consideras que es la oportunidad de innovar, experimentar y proponer nuevos u otros modelos de gestión y de operar un espacio dedicado al arte y la cultura contemporáneos?

Me gusta pensar en el museo como un organismo vivo. Así que quiero pensar que sí es posible generar nuevos modelos de gestión desde ahí.

Además, el Eco tiene la fortuna de ser parte de la UNAM, lo que le permite operar dentro de la misión de esta casa de estudios de generar conocimiento y ampliarla dentro de su plataforma. Esto a su vez favorece una posición crítica, la investigación, el experimento. Es algo que nos distingue de un espacio privado o comercial y que abre la posibilidad de tomar riesgos al experimentar con nuevos modelos de gestión y de trabajo.

¿Crees que el aspecto medular de un espacio de arte sigue siendo su oferta expositiva?

No, en absoluto. Los museos y espacios de exhibición se conciben cada vez más como plataformas de pensamiento, lo que hace que su oferta se diversifique más allá de las exposiciones. Yo diría que en un espacio como El Eco esto es aún más claro, pues el aspecto medular es su carácter interdisciplinario. Consecuencia de esto es un programa pedagógico que se desarrolla de forma vinculada al programa de exposiciones y no como algo derivado.

¿Cuál es la mayor virtud y el defecto más serio que enfrenta en la actualidad el museo que diriges?

La mayor virtud es sin duda pertenecer a la UNAM, pues eso abre un panorama de acción mucho más amplio que el del arte únicamente. Abre la posibilidad de trabajar con distintas facultades e institutos de investigación.

Tal vez el mayor reto del museo en este momento sea la creación de nuevos públicos y consolidar alianzas que apoyen a la creación de una estructura de financiamiento diversificada.

¿Cómo asumes la responsabilidad ética que conlleva dirigir una institución financiada, básicamente, con recursos públicos?Para responder a esta pregunta quiero tomar prestadas las palabras de Goeritz cuando en un texto de 1964 habla del arte como un servicio. Estar al frente de una institución pública conlleva una fuerte responsabilidad. Pero más allá de eso, creo fielmente en el quehacer artístico y en la importancia de que existan estos espacios. Así que dejo hablar a Goeritz:

“La estética sin un soporte ético seguro puede producir resultados interesantes, incluso bellos, pero no arte. El arte es un servicio, y si el arte no tiene función espiritual, todos nuestros esfuerzos están condenados a llevarnos a una clase de arte egocéntrico hecho por intelectuales para intelectuales.”

Platícanos de sus planes para 2012…En cuanto a los proyectos para 2012, los dos proyectos con los que iniciamos el año, uno de Pablo Vargas Lugo y otro de Miguel Monroy, son para mí una clara enunciación de la dirección curatorial que tomará el espacio en los siguientes años.

Por otro lado quiero destacar que estamos en conversaciones con varios productores culturales y artistas brasileños para hacer algo este año y el siguiente; es uno de los contextos en el sur con el que nos interesa mucho crear una relación de trabajo. Para el segundo semestre del año está confirmada una residencia del curador Marcio Harum y un taller sobre urbanismo impartido por la arquitecta y curadora Ligia Nobre.

 

www.eleco.unam.mx

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