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Entrevista a Erick Meyenberg

17.07.2012

El proyecto Estudio taxonómico-comparativo entre las castas del Reino de la Nueva España y las del México actual, de Erick Meyenberg  se exhibe actualmente en el Laboratorio Arte Alameda. Fue este el motivo, además de la importancia inherente de la trayectoria creativa de Meyenberg, el que nos llevó a platicar con el artista.

En tus últimas obras te involucras con la historia, la ciencia y la historia de la ciencia, ¿cómo detonan estas disciplinas tu proceso creativo? 


Siempre he estado muy interesado en la información, los procesos y la notación científicos. Desde el momento en que tomé la decisión de qué carrerra estudiar, se me desató el conflicto de intentar discernir entre el arte y la ciencia. Tenía un fuerte interés por la Biología, principalmente, pero también me maravillaban las Matemáticas y la Química. Fue desde ahí que desarrollé una pasión por la notación y la abstracción científica que, a su vez,  te permite un entendimiento claro y concreto de los fenómenos estudiados.  Sin embargo, sentía que faltaba un acercamiento mucho más humano a la información, mucho más estético. Creo que el arte es, en buena medida, un camino certero para aproximarse de una manera más poética a la información. Me parece que el arte contemporáneo, en cuanto a sus procesos de construcción, sin intentar generalizar, parte mucho de la investigación y los procedimientos de los que se sirve la ciencia para estudiar un fenómeno; sólo que los resultados difieren en cuanto a la conceptualización, la realización y la forma. Sin embargo, siento que ambos campos están muy próximos.

Tu última pieza (la del Laboratorio Arte Alameda) reflexiona sobre la identidad, platícanos más sobre ella.


El eje central de la pieza para el LAA, cuyo título es Estudio taxonómico-comparativo entre las castas del Reino de la Nueva España y las del México actual, es un proyecto utópico de nación propuesto en 1916 por Manuel Gamio, padre de la antropología en México, en su libro Forjando Patria, en donde propone llevar el mestizaje, no sólo en sentido biológico sino también cultural, hasta sus últimas consecuencias para borrar todo tipo de fronteras raciales y conseguir, así, la verdadera identidad del mexicano y la verdadera conciencia de una nación. Proyecto utópico que, hasta la fecha, no hemos podido conseguir. La pieza remite a las castas en el Reino de la Nueva España, raíces del problema racial en México, comparándolas científica y subjetivamente con los resultados genéticos sobre el genoma de los mexicanos, publicado por el gobierno en 2009. La pieza pretende hacer un comentario sobre la marcada situación clasista y, a fin de cuentas, racista, con la que aún vivimos en nuestro país.

Tras dos años de investigación para la pieza, se produjo material que me interesaba seguir aprovechando, dándole pequeños giros a la información. Como reacción al feedback recibido de las presentaciones en LAA y Haus der Kulturen der Welt, en Berlín, Alemania, decidí regresar a estos materiales y hablar ahora de cómo algunos conceptos científicos —como el de raza— que deberían permanecer hoy en día encerrados en los cajones de la historia, vuelven irremediablemente al presente, regresando una y otra vez, como situaciones históricas no resueltas. Así, para la nueva pieza en Arróniz, decidí utilizar de nuevo la relación porcentual de las distintas razas que conforman las diversas castas de la Nueva España para hacer una instalación que nos hable de la incansable repetición de la historia, bajo distintos disfraces, ante nuevos contextos. La pieza se llama Regreso al presente.

¿Qué piensas de que el arte sirva para hacer esta clase de comentarios, que pueda ser un detonador para que el espectador se cuestione sobre estas nociones de identidad, por ejemplo, o sobre cualquier otro tema?

Creo que es fundamental el poder jugar con la información desde diversos puntos de vista; me parece que sólo así podemos tener un acercamiento mucho más tangible y holístico a los eventos y fenómenos que nos afectan. Definitivamente, el arte funge como un catalizador de ideas y proporciona información bajo una perspectiva nueva —que la ciencia no puede alcanzar— y un entendimiento diverso, desde distintas plataformas de percepción y experimentación. Me parece que la estética puede informar de una manera más relacional, personal y, a veces, más contundente que la ciencia misma, al implicar herramientas sensibles que hacen de su lectura un acontecimiento más vivencial para el espectador. El arte me resulta una herramienta fundamental para el entendimiento de nuestro mundo.

Pero ¿te interesa confrontarnos con algo o es una manera de resolver inquietudes tuyas?

Definitivamente me interesa lograr una confrontación del espectador con la información que he elegido mostrar, por medio de una vivencia estética, en donde ni la información ni la percepción de un resultado estético sean anulados. Me interesa mucho regresar a la historia y compararla con el tiempo presente, establecer relaciones entre pasado y presente para tratar de entender cómo es que hemos llegado hasta este punto y qué hemos y estamos haciendo para resolverlo. Creo que mirar atrás nos permite no sólo comprender el presente, sino también proyectar una respuesta hacia el futuro. Y, volviendo a tu pregunta, creo que siempre son inquietudes personales, deseos de entender tal o cual fenómeno lo que te lleva a acercarte e investigar un tema. Últimamente, he estado muy enfocado a estudiar cómo es que los resultados de las investigaciones científicas han sido utilizados como una arma política para estructurar o jerarquizar a la sociedad.

En tus primeras obras estuviste más ligado a los libros y a los textos. Platícanos un poco de ese proceso de abrevar de otras disciplinas, de temas cotidianos y de formatos. ¿Qué va determinando tus temas de trabajo?

Pues los libros siempre me acompañan en todo tipo de investigación, son aún la fuente principal de donde parto para recopilar información y una vía incomparable de gozo estético. Para mí, el leer y hacer cualquier tipo de anotaciones y diagramas sobre lo leído se convirtió en un proceso fundamental que complementaba la lectura, tornándose esta interacción con el material visual, los textos, las ideas, las palabras como entidades gráficas y la geometría de los textos cada vez más presente y consciente, dirigiéndola hacia un entendimiento de la acción de leer como un proceso creativo, generando dibujos, de los cuales van apareciendo suertes de patrones, no sólo gráficos sino conceptuales también, que me obligan a registrarlos, anotarlos y traducirlos, posteriormente, por medio de tablas de datos, hacia otros lenguajes como el sonido, el video o la iluminación. La lectura se ha vuelto un pretexto para encontrar nuevos códigos de ordenamiento y entendimiento de los fenómenos que me interesa analizar. Y dentro de este devenir de información se van creando rizomas y estructuras de información que van conectando un proyecto con otro, o plantean brincos inesperados, llevándome a nuevas fuentes de información. Creo que no puedo decir exactamente qué determina mis temas de trabajo, tan sólo puedo responder que siempre actúo ante la información que me genera una amplia curiosidad y que, de alguna manera, relaciono con mi situación personal, con mi contexto inmediato y que me parece importante rescatar o recalcar. No hay un tema específico, aunque siempre me seducen aquellos fenómenos en donde lo social, lo personal, puede volverse absolutamente político, y de los cuales presiento que puedo crear un despliegue de datos y gráficas que me lleve al terreno del análisis y la abstracción de ese fenómeno para poder moldearlo desde otras perspectivas estéticas.

¿Qué piensas de las relaciones que se pueden hacer entre la estética y, digamos, la toma de una postura, o la crítica?

No trato de huir de la estética, pues considero que sigue siendo una vía muy efectiva de comunicación de información, pero en ocasiones siento que puede sobrepasar el sentido informativo de la pieza. Definitivamente, quisiera generar un equilibrio entre la información y el resultado-goce estético. Me interesa mucho el campo de abstracción que alcanza la estética para poder transmitir una postura ya sea social, política, etcétera, hacia diversos contextos culturales y la posibilidad de adaptación y maleabilidad que esto te permite para su entendimiento en diversas esferas socioculturales y contextuales. Creo que la estética posee un potencial muy fuerte y que es uno de los lenguajes más subversivos y profundos del ser humano.

¿Cómo es tu relación y tu percepción del espectador? y ¿qué opinas de lo que pasa con los públicos con respecto al arte contemporáneo en México?

Me interesa mucho ver cómo se relaciona la gente con mi trabajo. Algunas veces me molesta y otras me complace sobremanera. Es muy difícil prever cómo un espectador reaccionará ante los distintos elementos que conforman una pieza. Mis procesos de construcción tienen varias capas, mismas que nunca pretendo sean entendidas del todo, pues jamás puedes comparar la experiencia de dos años de investigación con los escasos minutos de atención que te concede un visitante al ver tu pieza. La complejidad que construye la pieza conforma un andamiaje, un sistema estructural que le da forma y, naturalmente, todo aquel espectador con una curiosidad mayor que le haga sobrepasar el aspecto estético está invitado a adentrarse en esta estructura para seguir el camino que he decidido tomar y construir.

Me gusta cuando el goce estético le produce al espectador la inquietud de que existe un orden detrás de lo que percibe y le genera la curiosidad suficiente para husmear e indagar sobre la estructura que le da origen, y cuando lo encuentra, creo que es el momento cuando realmente la estética ha cumplido su propósito. Creo que existe una predeterminación del público a suponer que el arte contemporáneo es muy complicado y que se necesita leer mucho, in situ, sobre la pieza, para poder entender algo, y de ahí, que no se aventuren mucho a tener una verdadera experiencia. Pero también creo que existe una gran subestimación dentro del circuito del arte, en creer que la gente no se interesa y no entiende el arte contemporáneo.

Sin embargo, estoy seguro que, definitivamente, el público en general en México se ha ido abriendo cada vez más al arte contemporáneo. Como toda nueva aproximación al mundo, requiere de un tiempo para ser asimilado, pero creo que vamos por un buen camino. Ver a la gente relacionarse con tu pieza es muy simpático, puedes distinguir a la gente que sólo le interesa el despliegue estético o a aquellos que intentan buscarle pies y cabeza a lo que están percibiendo. El fenómeno de las fotografías con los celulares ha sido algo que me dejó muy impresionado con la pieza del LAA: la gente mira a través de sus pantallas y lo revive fuera de la instalación al volver a ver las imágenes. Creo que es también una forma diferente de aproximarse al mundo. ¡No sé si me encante!

Por último, cuéntanos de tus planes para este año.
Pretendo concluir los proyectos y exposiciones que tengo en México y volver a salir del país. Ahora hay una invitación para ir a Brasil, que con mucho gusto tomaré si las cosas funcionan como se están planeando, para partir durante la segunda mitad del año y quizás alargar la estancia a uno o dos años. Me gusta mucho oxigenarme con nuevos contextos y encontrar nuevas fuentes, círculos sociales y contextos que me motiven a desarrollar nuevos proyectos.

Imagen: Dante Busquets
dante-busquets.com

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