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Entrevista a Didier Fiuza Faustino/Mésararchitecture

18.07.2012

Los límites difusos entre disciplinas, el cuestionamiento de los productos culturales y la resignificación del espacio público son algunos de los temas que vimos crecer con la década. ¿Qué nos espera para el futuro? Platicamos con uno de los agentes que más han aportado en estos cambios.

Existe la necesidad de definir las cosas o al menos otorgarles un nombre, si nos pudieras dar una definición de tu trabajo ¿cuál sería?

Digamos que es sobre situaciones indefinidas, no suelo categorizar mi trabajo, pero me gusta decir que es sobre producción de ficciones en la realidad y para la realidad; es sobre crear situaciones. La mayor parte del trabajo que realizamos aquí es sobre ambigüedades, inestabilidad, inestabilidad en las relaciones entre las personas, situaciones políticas o físicas, buscamos provocar inestabilidad.

Como arquitecto, ¿cuándo tomas la decisión de convertir tu profesión en algo conceptual, en lugar basarte en conceptos?

Empezó mientras estaba en la universidad, no estaba interesado en la arquitectura, sino en lo que los arquitectos pueden hacer. La arquitectura no se trata de hacer edificios, es más sobre situaciones, sobre producir ficciones; yo estaba más interesado en la creación de historias. En la escuela, los maestros se preocupaban por la parte constructiva; de hecho hoy no necesitamos arquitectos, sino personas conscientes del espacio. Dependiendo de quién la haga, la arquitectura es muy poderosa. En términos de lenguaje puedes producir ideas a través de ella, y es tan amplia como el arte; si tomas esto en cuenta y lo combinas con la actividad artística, las posibilidades se extienden.

Tu trabajo utiliza el lenguaje arquitectónico como medio de expresión; sin embargo, has tenido oportunidad de hacer propuestas arquitectónicas, como la embajada de Portugal en Berlín y el Centro Cultural de Riviera Grande, por poner algunos ejemplos; ¿Qué opinas hoy, de los resultados de esos trabajos?

¡Wow!, son muy viejos, podría decir que fueron de mis primeros proyectos de arquitectura. Es curioso, porque viéndolo en la distancia puedo decir que mi objetivo en ningún momento fue ganar esos concursos, estaba más interesado en el resultado final. En los dos casos buscaba encontrar qué significaba diseñar y construir en Europa. Particularmente en el proyecto de la Embajada, quería saber qué connotación tenía poner una sede diplomática de un país de la Unión Europea en otro país de la unión. A mí me parecía una cuestión esquizofrénica; y como concepto me pareció muy interesante. En particular, en este proyecto busqué hacer una propuesta provocadora, un objeto extraño, jugar con la transparencia en un espacio para la actividad diplomática, que nunca es transparente.

En el caso del centro cultural en esta isla portuguesa, fue que prevalecía en ese momento —finales de los 90— toda esta locura coleccionista y el tema de la conservación. Me cuestioné el porqué hacer un espacio de este tipo para un pequeño pueblo en el fin del mundo que en realidad no lo requería, había otro tipo de necesidades que podían ser atendidas; más infraestructura, espacios públicos, etcétera, y no un museo o centro cultural. Mi propuesta estaba orientada a hacer un edificio del que los habitantes pudieran apropiarse todos los días, era una serie de plataformas donde la gente asistiera entre semana o los fines de semana, a manera de parque vertical, usara esta plataforma y se apropiara de ella, para su placer y entretenimiento, hacer un territorio de experiencias, tomar una siesta, caminar y tener lindas vistas.

¿Y actualmente estas trabajando en nuevos proyectos de arquitectura?

Sí, el año pasado hice un club nocturno aquí en París, pero que no duro mucho; ahora estamos trabajando un concept hotel en el mismo espacio; una casa para unos clientes japoneses, la museografía de una exposición aquí en Francia y otro proyecto en Argelia, estamos empezando a hacer arquitectura después de diez años de experimentación en el espacio público, o encerrados un museo con una instalación que tiene las limitantes de escala. ¡Finalmente tenemos un grupo de clientes interesados en nuestro trabajo!

Ahora que mencionas esta casa en Japón, cómo ha sido la experiencia de hacer una casa, considerando que este programa esta muy atado a rituales inamovibles, ¿cómo traduces tu lenguaje a esta tipología de proyectos?

De hecho esta sería la sexta casa que diseñamos y extrañamente no hemos podido construir ninguna. Y no ha sido por el diseño, sino porque ciertas situaciones ajenas han impedido que se vuelvan realidad. Las propuestas que desarrollamos están íntimamente relacionadas a la persona que tenemos enfrente, cada una ha sido distinta..

Desarrollamos una casa para una pareja en el sur de Francia, muy sencilla y muy ligada a los exteriores, pero empezaron a surgir problemas legales con el terreno que pertenecía a la familia de la esposa, y al final no se pudieron solucionar. También trabajé para la casa de un artista francés y el programa era muy radical, en términos espacios, pero respondía al tipo de cliente, porque estaba ligado a su futuro. En los espacios habitacionales se trata de buscar la combinación correcta; nosotros nos basamos en ese combinación social o sexual que cada cliente tiene, si la encuentras puedes producir un espacio tan simple o extravagante como el cliente lo necesita. Por ejemplo, la casa en Japón de apenas 50m2 en la que ahora trabajamos, es muy compleja, tiene la condición de que es una casa de fin de semana para la amante de un hombre y esta situación demanda discreción, la propuesta son dos volúmenes muy sencillos enfrentados; la casa esta basada en una relación, en una mujer, y a ella le ha encantado nuestra propuesta. Esta pareja secreta necesita un espacio y el espacio esta respondiendo a sus necesidades.

Cuando trabajas el espacio público ¿has tenido la oportunidad de registrar las impresiones de las personas?

El espacio público está siempre relacionado con las condiciones culturales. Nosotros siempre tratamos de documentar el espacio, la proximidad que tiene la gente, nuestras propuestas trabajan con el concepto de nomadismo, cómo nuestra propuesta afectará el espacio público, si la instalación será estática, movible o efímera. Generalmente cuando no es efímera nos interesa cómo la gente se acercará a la pieza, ha pasado algunas veces como en la pieza para la Bienal de urbanismo y arquitectura de Shezen y Hong Kong, donde hicimos la pieza Double Happines, donde no tuvimos la oportunidad financiera de llegar antes para estudiar el sitio; entonces nuestra propuesta fue pensada como un elemento desmontable una especie de prototipo y consistía en una estructura elevada con dos columpios, la portabilidad de la instalación era esencial, la facilidad de ser movible era muy conveniente porque algunas veces en el sitio las distancias y ángulos de orientación cambian el sentido de las propuestas. La ventaja de hacer algo a manera de prototipo es que te da la oportunidad de ajustar los detalles en último momento. Para mí esta condición es la esencia de mi trabajo. Cuando se hace arquitectura se produce un prototipo, pero en este caso es el edificio en sí mismo y asumes las consecuencias, como prototipo evidencia los errores, y los tienes que reconocer para corregirlos en el próximo, porque ahí ya no se pueden hacer cambios.

Cuando tenemos invitaciones a intervenir espacios públicos, analizamos el sitio en busca de esos huecos que se pueden explotar, y tratamos de evidenciar esto al cliente y que se de cuenta de ese hueco conceptual.

Me parece, que en tu obra hay un mensaje agresivo intrínseco y no sé si este utilizando el adjetivo apropiado. En sus formas, materiales y en el acabado impecable con el que están hechas. ¿Existe esa intención?

Es más bien sobre ambigüedad, hace unos días estaba en una conferencia donde explicaba un poco estos temas, creo que actualmente en la arquitectura, no sé si en otras actividades, existe esta idea de que lo que ves es lo que hay, y mi intención es invertir este enunciado, lo que ves no es lo que hay, no juzgues el libro por su portada; por ejemplo, con el banco hermafrodita, esto es muy claro; no calificaría su look como agresivo, sino duro. Este tipo de objetos provocan al usuario, y cuestionan el uso del objeto. Una de mis principales preocupaciones es esta simplificación de las cosas. específicamente aquí en Europa, este mundo antiguo; tu estás en México, es completamente distinto. Los europeos producen cosas seguras, yo creo que se necesita este sentido de riesgo, no trato de hacer cosas agresivas o peligrosas, sino propuestas que no sean leídas de una primera vista, que inviten a experimentarlas, a cuestionarlas. Por ejemplo, en la silla love me tender, pasa algo curioso y es que cuando las personas se sientan, piensan en La Silla porque lo ven como un objeto peligroso, y en ese proceso toman conciencia de que se están sentando algo. Hermafrodita, al ser un banco, da esta idea de vulnerabilidad total al no tener respaldo, y está también esta cuestión genital-sexual. Cuando este banco estuvo en Tokio, había mucha ansiedad alrededor de él, cuando la gente lo empezó a probar, se dieron cuenta de lo cómodo que era, que en realidad era una trampa, de que realmente era un objeto para sentarse y que resultaba muy cómodo, a pesar de su aspecto, y que no era algo fetichista o para exponerse. Esa era la afirmación del proyecto: “Siéntate, es confortable.”

Cuando me invitaron para la exposición Mirages/Ceramics, les interesaba mi trabajo sobre el cuerpo, la arquitectura, la relación entre cuerpo y alma, la piel y la carne para ello desarrollamos Naked Lunch, este extraño objeto que podría ser un dildo, o algo que pones sobre tu mesa para poner el agua o lo que sea, es agresivo porque proyectas en él la idea de introducirlo a tu cuerpo y si así lo quieres está bien, pero en realidad es una porcelana. Le pusimos este nombre como una invitación a tomar el riesgo, necesitamos estos momentos, que son los más emocionantes, el trabajo en este estudio es encontrar la manera de producir situaciones donde esta exaltación sea parte de la propuesta, ponerte en la situación en la que tu elijes, de que tu decidas y seas tu propio juez. Yo no quiero producir objetos, arquitectura o situaciones donde las personas no reflexionen, mi trabajo es sobre conciencia.

La violencia en sí misma es interesante porque su noción es algo muy artificial que depende de muchas cosas, si tocas Naked Lunche es como un juguetito, es lindo, por un lado puede lucir agresivo, pero al tocarlo te encanta.

En nuestra sociedad, donde el placer y el entretenimiento se ha convertido en algo fácil, me gusta crear situaciones donde estos temas no sean presentados de manera tan obvia; me molesta cuando las cosas son muy simples y directas, cuando los objetos tratan a las personas como idiotas; yo parto de la idea de que las personas son inteligentes y por eso introduzco este factor de ambigüedad, esta parte medio secreta.

¿Tienes alguna influencia o fuente de inspiración?

Es curioso, siempre pienso en muchos nombres cuando me preguntan eso, ayer compré The Night of the Living Death del del director George A. Romero, porque creo que su trabajo es extraordinario, me encanta también lo que hizo en los 80 George Lucas, y en particular, en este momento de mi vida me siento muy influenciado por el trabajo de Oku Hiroya, creador de Gantz. Tuve la fortuna de trabajar en conjunto con él para una pieza que expongo en Le Forum de La maison Hermès de Tokio, considero que es el mejor exponente de arte manga en el mundo. En el área de arquitectura y arte para mí Gordon Matta-Clark es una gran inspiración.

Tuvimos la oportunidad de ver tu H-Box a principios del año en el Laboratorio Arte Alameda ¿tuviste oportunidad de visitar la ciudad, para el montaje?

Desafortunadamente no, mis tiempos en ese momento estaban muy ajustados y me fue imposible asistir; pero es curioso, porque que yo conocí la ciudad de México en 1995. Ahí di mi primera conferencia ¿puedes creerlo? La primera conferencia de mi vida la di en México. En ese entonces yo era el asistente de una exhibición de arquitectura organizada por la embajada francesa en el país, estuve dos semanas en la ciudad. Me parece muy particular la manera en la que reacciona el cuerpo en ese lugar que se encuentra tan elevado sobre el nivel del mar, creo que les da una conciencia muy particular de su cuerpo.

En relación con el futuro, ¿toda tu creación/investigación te está llevando hacia un punto donde te sientas más establecido en la parte arquitectónica de tu trabajo o se expanda tu visión como artista?, ¿qué debemos esperar de tu trabajo en los años siguientes?

Para ser honesto, las dos actividades, no podría escoger; somos ocho en la oficina y tengo un especialista en diseño acústico, un artista, un escritor, un experto en web y dos arquitectos, y creo que eso refleja la plataforma de mis intereses, siento que tenemos mucha inocencia, me siento y a mi equipo muy naive y frescos y deseo que continuemos así, no quiero tomar una decisión, no quiero definirme como arquitecto, artista, quiero el placer de la incertidumbre. Estuvimos en Georgia hace dos meses y realizamos un pequeño filme, regreso a París y trabajo en el hotel, esta flexibilidad me gusta; lo que te digo ahora no necesariamente será lo que pensaré mañana, eso me gusta.

 

Didier Fiuza Faustino (Chennevières-sur-Marne, Francia, 1968) realizó estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura Paris-Villemin, funda en 2002 Bureau des Mésarchitectures en París. El trabajo de Mésarchitectures evoca el arte de la arquitectura y la arquitectura del arte, utilizando indistintamente las actividades para hacer planteamientos políticos y de reflexión en torno a la construcción de un lugar en el tejido socio-cultural de la ciudad. Espacios, objetos y edificios vuelven a poner en el centro de la atención al cuerpo individual y colectivo, con el propósito de dar luz a la perdida de identidad y emoción en el que se sume nuestra sociedad. Vive y trabaja entre París y Lisboa.

 

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