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El devenir del vampiro en 10 películas

14.08.2014

El vampiro es una de las figuras más emblemáticas del cine. Apareció desde los inicios del cinematógrafo, cuando Friedrich Murnau adaptó la sensacional novela de Bram Stoker, pero no pudo titularla de la misma forma por problemas legales. Este mítico ser que ha sido interpretado de diversas maneras por críticos y pensadores —como representación de un capitalista que bebe la sangre de sus trabajadores para mantenerse vivo («el capital es trabajo muerto que, como un vampiro, vive sólo de chupar trabajo vivo, y cuanto más vive, más trabajo chupa”, menciona Marx en El Capital) o como personificación de la sexualidad transgresora— ha transformado su semblante de manera significativa: de ser un monstruo terrible (Nosferatu) ahora se presenta con un semblante físicamente seductor (Crepúsculo). Elegimos diez filmes sobresalientes de esta figura tan fascinante como enigmática.

 

1. Nosferatu (1922)
Friedrich Murnau

Una de las películas más representativas del expresionismo alemán que adaptó con inteligencia la novela de Bram Stoker. Sus lúgubres escenarios se relacionan íntimamente con los sentimientos de los protagonistas. La historia es conocida: el conde Drácula compra una propiedad y manda a llamar a un agente de bienes raíces para que viaje a Transilvania a cerrar el trato. Un interés genuino por la prometida de éste propicia un pandemónium. Un filme clásico del cine mudo que también puede considerarse como una de las primeras cintas de terror.

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2. Drácula (1931)
Tod Browning

Luego del enredo entre Murnau y la viuda de Bram Stoker, que no quiso que la cinta del director alemán se titulara de la misma manera que la novela de su marido, Browning consiguió hacer la adaptación siguiendo las peticiones legales de la mujer. El resultado es sencillamente magnífico. Béla Lugosi efectuó una de las interpretaciones más trascendentes del conde, dotando su figura de la elegancia propia de la aristocracia londinense. A decir de algunos críticos, el actor vivió atormentado después de haber encarnado al vampiro: no pudo deshacerse de su figura, ni siquiera en su lecho de muerte.

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3. Vampyr (1932)
Carl Theodor Dreyer

Un joven ofuscado por fenómenos naturales se hospeda en un extraño lugar donde ocurren situaciones inquietantes. Pero se da cuenta de que la responsable de estos acontecimientos es una bruja vampiro. Basada parcialmente en Carmilla (1872), de Sheridan Le Fanu, Dreyer consigue una atmósfera onírica que además rompe con los estándares de ritmo de montaje que habían sido impuestos en el lenguaje cinematográfico hasta ese momento. La espléndida fotografía, a cargo de Rudolph Maté Dreyer, vincula sentimientos como el desasosiego con el horror. Una magnífica pieza que deambula entre lo real y lo imaginario.

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4. El baile de los vampiros (1967)
Roman Polanski

El tono que Roman Polanski imprime a esta cinta oscila entre la parodia y el homenaje. En esta versión los vampiros no temen a las cruces cristianas ni a los ritos que supuestamente pondrán fin a su existencia. La fábula cuenta las aventuras de un profesor que, junto con su alumno, viaja a Transilvania para investigar fenómenos terroríficos. Una obra, a ratos hilarante, que sustenta parte de su atractivo en las extraordinarias actuaciones de Sharon Tate y del propio Polanski.

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5. Sangre para Drácula (1974)
Paul Morrissey

Producida por Andy Warhol y escrita y dirigida por Paul Morrissey, Sangre para Drácula es una película abiertamente política que, además, revoluciona la imagen clásica del vampiro. El protagonista es un vampiro moribundo que necesita la sangre de mujeres vírgenes para sobrevivir. En su búsqueda muestra al espectador la manera en que la sociedad ha perdido sus antiguos valores morales. Esta película, no exenta de humor, tiene apariciones de figuras como Roman Polanski o Vittorio De Sica.

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6. Nosferatu, el Vampiro de la noche (1979)
Werner Herzog

La de Herzog no es una adaptación de la obra de Murnau, sino un homenaje al genio alemán. El agente de bienes raíces Jonathan Harker viaja a la mansión del conde Drácula (encarnado por Klaus Kinski) para venderle una propiedad, y éste acepta porque de esta manera puede acercarse a la seductora Lucy Harker. La historia de Herzog —contada a través de una fotografía lúgubre— es una de sufrimiento y desesperación que devela el horror del que es presa el vampiro.

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7. El ansia (1983)
Tony Scott

Estamos en el umbral del siglo XXI. Catherine Denueve interpreta a una vampiresa que luego de haber agotado las energías de su amante (un David Bowie escuálido y ojeroso que envejece en menos de 12 horas) busca una nueva víctima, interpretada por Susan Sarandon. El director estadounidense fallecido hace pocos años basó su relato en la novela homónima de Whitley Strieber, donde se exalta el glamour y la imagen seductora de estas figuras diabólicas. El diseño de vestuario estuvo a cargo de Yves Saint-Laurent. La primera escena es un pequeño homenaje al Drácula de Browning (en un bar nocturno se escucha “Béla Lugosi is Dead”, de Bauhaus).

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8. La adicción (1995)
Abel Ferrara

Algunos críticos han mencionado que esta cinta de Abel Ferrara es una de las más innovadoras respecto del cine de vampiros. El relato describe la manera en que la protagonista, Kathleen, interpretada por Lili Taylor, degrada su figura luego de haber sido mordida por una mujer. La dramática transformación física repercute significativamente en la condición moral del personaje. Una perspectiva intelectual que, a partir de una magnífica fotografía en blanco y negro, reflexiona alrededor del lado más oscuro de la condición humana.

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9. La sombra del vampiro (2000)
Elias Merhige

Cine dentro del cine. El largometraje de Elias Merhige intenta, con éxito, un ejercicio de metalenguaje que cualquier seguidor de vampiros aprecia. La historia relata el supuesto rodaje que en 1921 Murnau (interpretado por John Malkovich) emprendió para grabar a un vampiro verdadero, Max Schreck (Willem Dafoe), cuya presencia altera de manera enigmática los sucesos de la filmación. La película gira en torno a conceptos como la obsesión y la duplicación.

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10. Déjame entrar (2008)
Tomas Alfredson

El siglo XXI ha producido un sinnúmero de filmes que tienen al vampiro como protagonista. No obstante, pocos son los trabajos que han alcanzado un estándar de calidad aceptable que además diserte sobre temas trascendentales. Déjame entrar es una de esas excepciones. Basada en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, la historia cuenta la vida de una niña vampiro que busca en un joven solitario a un nuevo acompañante. Esta cinta melancólica reflexiona sobre el amor, la amistad y la complejidad de las relaciones humanas al tiempo que produce una fotografía deslumbrante.

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[14 de agosto de 2014]

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