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“El arte es acerca de llegar al límite” —Entrevista a Sarah Lucas

03.08.2012

Bajo el nombre Ordinary Thingsel Instituto Henry Moore en el Reino Unido exhibe una selección de treinta esculturas de Sarah Lucas (Londres, 1962) con el afán explícito de dejar de lado el sensacionalismo que suele envolver a esta artista británica y concentrarse en el aspecto formal de su obra. Código la entrevistó durante su estancia en México, cuando inauguró su primera muestra en nuestro país en el Museo Diego Rivera Anahuacalli, que reunió piezas prehispánicas, una figura central de la Escuela Mexicana de Pintura, el trabajo que la artista desarrolló en la ciudad de Oaxaca y gran cantidad de cigarros.

Sarah Lucas (Londres, 1962) conoció en el Goldsmiths University of London a Damien Hirst y Gary Hume, quienes influyeron de manera importante en su obra. Cobró fama en la escena del arte durante la década de 1990 cuando se incorporó al afamado grupo de los Young British Artists. Actualmente, Lucas enfoca su creación a la crítica del género y la sexualidad, utilizando su cuerpo como una referencia directa y una especie de provocación. Su obra es parte de las colecciones más importantes del mundo, como la del MoMA de Nueva York y la Tate de Londres. 

¿Cómo surgió la idea de trabajar a partir de piezas prehispánicas?

Kurimanzutto me invitó hace unos años a trabajar con ellos. Yo acepté, pero les dije que me gustaría trabajar en un lugar interesante como un museo. Me seduce particularmente el arte antiguo, así que me propusieron trabajar en el Museo Diego Rivera Anahuacalli; vine el año pasado a visitarlo y a partir de esa visita desarrollé las obras que integran esta exposición durante una estancia en Oaxaca, un mes antes de que iniciara la muestra.

¿Cómo fue tu experiencia en Oaxaca?

Todo salió muy bien, encontramos todos los materiales que buscábamos y terminamos todo el trabajo. Hubo un momento en que ya no encontrábamos más cigarros ni medias en Oaxaca… ni cervezas en la tienda.

Otro material que encontramos ahí fueron los ladrillos que utilizamos como soporte de las piezas. Están hechos de adobe; probablemente se hayan fabricado del mismo modo durante siglos.

Durante mi estancia fui a misa portando una de las esculturas; no tenía que ver con la religión, sino con la vestimenta. Casi al final del mes, cuando la gente ya sabía que estaba en Oaxaca, abrimos el estudio, como un ensayo de la exposición. Había mezcal y agua; todos los materiales que utilizamos seguían ahí.

¿Hay alguna pieza de la colección de Rivera que te haya inspirado?

Sí, la escultura prehispánica que tiene senos en la espalda. Esa pieza inspiró directamente la escultura que coloqué en la misma sala, con la cabeza entre los brazos. Fue la primera que hice. Una noche en Oaxaca la escultura vino a mi mente y comencé a trabajar en ella. Fue una especie de quiebre, como traspasar algo, porque nunca antes había visto un personaje parecido. Es una pieza clave, pues a partir de ella se desarrollaron las otras esculturas. Se llama Realidad (como quisiera ser).

Háblanos del proceso que sigues para crear una obra.

No es exactamente que siga un proceso. Tengo los materiales que me gusta usar —cigarros, medias, lo que sea— y, como dije, no llegué a México con una idea ya concebida. Conforme fueron llegando, una idea me llevó a la otra; en realidad las sigo y observo lo que sucede. Si tiene fuerza, continúo por ese camino.

¿El género y el sexo siempre han sido temas importantes para ti? ¿Cómo surgió esta preocupación?

Comenzó años atrás, al salir de la universidad. Cuando me gradué trabajaba sola en un cuarto, con muchos materiales disponibles. Era un poco aburrido pero me permitía trabajar con varios temas que me interesaban. De cualquier modo, todo se trata de sexo.

Me gusta mucho representar falos —como en la escultura Dr. Atl, porque encuentro una implicación volcánica en él—. Pero es un elemento que va más allá de la referencia sexual, como un destello divino. En la muestra también hay una Venus, que se llama Lupe, y una mujer con las piernas abiertas, parecida a una gárgola femenina de la cultura celta.

¿Piensas en el arte como una provocación? ¿Hacia quién estaría dirigida?

Creo que el arte se trata sobre llegar al límite, de otro modo nadie estaría interesado en él. Se dirige a todos o a cualquiera que le interese. No es tanto una provocación sino una suerte de edginess; algo que induce a las personas a caer hacia las obras, a detenerse y pensarlas por un momento. Algo que los impulse a detenerse a mirar, que los haga pensar en algo que no hayan considerado antes o incluso que los incomode ligeramente.

¿Consideras que tus esculturas tienen un aspecto místico?

Sí, lo tienen. De cualquier forma, es bastante místico hacer cosas porque, para mí al menos, no existe una idea fija acerca de cómo deberían ser las obras. El proceso que me lleva a ellas es bastante misterioso.

También me parece una experiencia mística el modo en que los personajes que traje hasta aquí encajan de manera perfecta con el museo. Me parece que los dibujos de gran formato dialogan de forma muy clara con las piezas que hay en esa sala, los dibujos de Diego Rivera.

Estaba en casa de un amigo, Daniel Guzmán, quien tiene una colección fantástica de libros. Estábamos tomando unos mezcales y sacó libros con dibujos de Vlady. Viéndolos pensé que serían fantásticos en cigarros. Ahora forman una parte importante de la exhibición, junto con un dibujo de Trotsky. Eran dibujos muy pequeños que extendimos lo más posible. Es como si el retrato de Trotsky estuviera hecho de humo, como un genio. Se crea una ilusión óptica.

¿Tienes la intención de hacer un statement acerca de la situación de las mujeres?

No lo sé; lo intenté cuando era más joven, creo. Nunca he sabido enteramente qué decir al respecto, y pienso que gran parte de mi trabajo tiene este carácter ambiguo. Mis personajes no tienen un sexo definido, pueden ser masculinos o femeninos; incluso los que tienen grandes penes podrían ser mujeres. No lo sé; es algo que me interesa, pero no he tratado de llegar a alguna conclusión al respecto.

Alguna vez dijiste que “la escultura se hace a sí misma”. ¿Qué quieres decir con ello?

Cuando comienzo a manipular los materiales, suceden cosas. Normalmente, las mejores esculturas surgen cuando en verdad sucede algo relevante. Los materiales desencadenan algo; no puedes forzarlos a hacer algo que no pueden. Trato de llevarlos hacia algo interesante, algo que no haya pensado antes. Se trata de ser sorprendente. Con frecuencia las cosas quieren ser hechas; hay personajes que querían estar en la muestra y es así como surgen en un momento determinado. Lo único que yo hago es decir: “Por supuesto, es Trotsky” o algún otro personaje.

¿Puedes darnos tres palabras que retraten tu obra?

Me gustan las palabras de tres letras. Momdadsexwarnud.

¿Qué te llevó a elegir estos materiales, como medias, algodón y cigarros?

Creo que inventé mis propios materiales, de algún modo, principalmente porque los tenía a la mano. Frecuentemente surge alguna idea a la mitad del día y no quiero salir a conseguir los materiales, entonces uso lo que tengo a la mano. Es práctico.

Los cigarros son otro material que he utilizado mucho en las esculturas y dibujos. En parte porque fumo y tiendo a utilizar materiales que tengo accesibles. Pero también pienso en ellos de una forma quizá freudiana, con un simbolismo sexual. Pueden verse como espermas o como falos. Pero en esta exhibición en particular, pienso en ellos como la gente, o como personas potenciales. Por eso la escultura de Benito Juárez está cubierta de cigarros; está hecho para la gente.

También la pieza que representa a una mujer comunista, que tiene relación con el retrato de Trotsky. Ha pasado tanto tiempo y nadie ha dedicado tiempo suficiente a pensar en él o en el comunismo. No es una referencia literal al comunismo; tiene que ver más con un pathos. Tiene que ver con la gente; hay algo de derrota en ella.

¿Has tenido alguna reacción inesperada de alguien que mira tus obras?

No todavía, tal vez hoy. A algunos les gusta, a otros no.


Imágenes: Cortesía de la Galería Sadie Coles HQ y kurimanzutto. Fotos: Michel Zabé & Omar Olguín.
www.kurimanzutto.com

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