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Columna de la Independencia. Cortesía World Design Capital México.

¿Qué significa ser Capital Mundial del Diseño? Mario Ballesteros, CDMX

Entrevista 09.03.2018

Conversamos con Mario Ballesteros sobre las expectativas y el impacto que tiene para la Ciudad de México ser nominada como Capital Mundial del Diseño

Acaba de inaugurarse el programa de World Design Capital (WDC) 2018, iniciativa de la Organización Mundial del Diseño que ha designado a la Ciudad de México como capital del diseño mundial por este año. Cada dos años, la Organización (WDO, por sus siglas en inglés) revisa las ciudades que aplican para esta denominación «reconociendo a las ciudades por su efectivo uso del diseño para potenciar el desarrollo económico, social, cultural y ambiental». Tenemos grandes expectativas de lo que este acto puede propiciar; al conjuntar arquitectura, diseño y urbanismo, esperamos que esto encause reflexiones sobre la manera en que vivimos, utilizamos, pensamos y nos relacionamos no sólo el diseño, sino con la ciudad misma. A este respecto, abrimos en la revista un espacio dedicado a la reflexión en torno al legado y las repercusiones de la iniciativa con los profesionales de la arquitectura y el diseño de las distintas ciudades que han sido nombradas como capitales mundiales del diseño. Inauguramos con una conversación con Mario Ballesteros, director y curador del Archivo Mexicano de Diseño y Arquitectura —único espacio en el país que se dedica a coleccionar, exponer, (re)pensar e investigar el diseño en toda su gama—, sobre las expectativas que se tienen (o deberían de tener) respecto a la nominación de la Ciudad de México.

Tema de World Design Capital México. Cortesía World Design Organization.

 

—¿Qué impacto y repercusión crees que tendrá World Design Capital en la ciudad?

No creo que la designación o el programa oficial de la WDC, por sí mismos, generen un impacto a largo plazo para el diseño en la CDMX —no necesariamente. Como unos Juegos Olímpicos o una Feria Mundial, se trata de un evento efímero que —dependiendo de una mezcla de factores como la ambición, la visión, la capacidad de convocatoria y la negociación política— igual podría generar un cambio profundo que pasar sin pena ni gloria.

Hasta ahora, en términos de impacto, me parece que se ha generado un pico de atención mediática y logrado la bendición oficial (por lo menos en el corto plazo) de parte del gobierno y el establishment cultural, en sentido de que el diseño es algo digno de atención y, por tanto, algo que se puede capitalizar. En realidad no es nada despreciable lograr que un Jefe de Gobierno pronuncie un discurso sobre el diseño y su importancia para la ciudad (aunque sea desde una perspectiva limitada y superficial), o que se le abran las puertas de recintos culturales establecidos al diseño.

Lo que hace falta buscar, más allá de estos «quick wins» simbólicos, es que una vez pasados los discursos, los eventos protocolarios, las inauguraciones y los brindis, se logren compromisos —institucionales, económicos, legales, etc.— a largo plazo para que el diseño pueda, por lo menos, aspirar a los mismos apoyos y espacios que otros sectores creativos en México.

 

—¿Qué esferas serán las más impactadas por WDC?

Quienes gozarán de un impacto muy directo y positivo serán los organizadores del programa oficial. Sin embargo, si consideramos que WDC es una iniciativa apoyada por el Gobierno de la Ciudad de México, y que por tanto se sostiene en parte con recursos públicos, es muy importante garantizar que el programa de WDC vaya más allá del beneficio para unos cuantos personajes, proyectos e iniciativas. Me parece que involucrar a universidades y museos en el programa oficial es un acierto, pero hasta ahora no ha quedado claro qué tipo de beneficios, apoyos o convocatorias públicas hay o habrá para diseñadores o iniciativas independientes.

Me gustaría ver que el programa de WDC trascienda las esferas cerradas y solipsistas del diseño y la arquitectura locales. Sería bastante inútil y aburrido limitar un evento con un potencial enorme a diseñadores hablando de diseño entre diseñadores, presentado diseño de diseño en exposiciones a las que sólo asisten los diseñadores expuestos, etc. Urge abrir la reflexión y la discusión sobre lo que es diseño y el por qué es importante en la construcción de ciudad y de ciudadanía a un público amplio, no especializado. Parece increíble, pero todavía hay diseñadores que piensan que sólo un diseñador profesional, con título de D.I., puede hablar de diseño, entender lo que es diseño, cuestionar lo que es diseño, criticar lo que es diseño y hacer diseño.

En teoría, el programa WDC en una ciudad desigual como la nuestra también debería quitarle al diseño lo que tiene de exclusivo (es decir, excluyente) y todo ese tufo que irremediablemente lleva consigo lo que se asocia con el lujo, la superficie, la tendencia. Para eso, basta comprometerse con una agenda de diseño para todos, diseño útil al servicio de problemas y potenciales reales y extendidos. Desafortunadamente, hasta ahora, en el programa WDC esta convicción no pasa de un pliego declaratorio de valores abstractos y buenas intenciones. De hecho, la falta de diversidad racial, de género, demografía y, en general, de visiones sobre lo que es diseño y cómo se relaciona con la construcción de ciudad, así como la desconexión entre la mayoría de las ponencias y el lema oficial de «diseño socialmente responsable» en el primer evento oficial de la agenda WDC —el Foro que se celebró en el Palacio de Bellas Artes hace un par de días—, fueron desconcertantes.

 

—¿Crees que la iniciativa cambiará la manera en que la Ciudad piensa sobre diseño, o el pensamiento de diseño (design thinking) de la ciudad?

Para mí el cambio se empezó a generar desde antes, y de hecho la acreditación de la CDMX como WDC es más bien sintomática de ese cambio gradual que se viene gestando desde hace por lo menos 5-6 años, con la aparición de distintas iniciativas, espacios, organizaciones y publicaciones de diseño, y un par de generaciones de diseñadores jóvenes que están ejerciendo y entendiendo el diseño de formas distintas. La diversidad y la fuerza de la escena del diseño local, si bien sigue verde y fragmentada, no existía hace diez años. WDC tendría que ser un impulso a consolidar y fortalecer esta escena. De nuevo, más que expectativas reales de que suceda, tengo la ilusión (wishful thinking) de que WDC empuje a las instituciones gubernamentales, académicas y culturales a darse cuenta de necesitan fomentar y entender el diseño como un recurso fundamental para el desarrollo de nuestras ciudades y nuestras sociedades.

 

—¿Cuál crees que será el aspecto más importante/interesante de WDC?

Para nosotros en Archivo el nombramiento de la CDMX como Capital Mundial de Diseño detonó una agenda de trabajo de tres años que arrancamos en 2016 explorando el presente, pasado y futuro del diseño en la ciudad: el programa MXCD México Ciudad Diseño concluirá en octubre con una exposición sobre los retos y oportunidades para el diseño y la construcción de este monstruo de ciudad en el futuro inmediato. Tomamos la designación como una coyuntura óptima, una excusa perfecta para concentrarnos en los temas que consideramos urgentes, los proyectos y perfiles que nos parecen relevantes, el trabajo que consideramos valioso con respecto al diseño y cómo se está ensayando en la Ciudad de México.

Decidimos dedicar este tiempo para afianzar y presentar una postura que consideramos pertinente, abierta, contemporánea y bien informada sobre lo que significa el diseño hoy en una ciudad como la nuestra. En lugar de volcar nuestras expectativas en alguien más, o de esperar una convocatoria o invitación que nunca llegó, nos pusimos manos a la obra. Y siento que ese mismo impulso y esfuerzo —porque dedicar tiempo y recursos a una pregunta tan ambiciosa e inabarcable desde un pequeño espacio o proyecto independiente es un esfuerzo enorme— ha surgido en distintos ámbitos, grupos y cabezas que quizás no tienen nada que ver con el programa oficial. Eso sí que me parece importante, interesante y motivo de celebración.

 

 

Mario Ballesteros (Ciudad de México, 1980) vive y trabaja en la Ciudad de México. Se ha desempeñado como curador, editor, investigador y crítico. Durante 12 años ha dirigido, desarrollado y participado en iniciativas tanto públicas como privadas relacionadas con el diseño, la arquitectura, y la cultura urbana. Obtuvo su maestría en Arquitectura y Cultura Urbana en el programa Metrópolis del CCCB Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona / UPC Universidad Politécnica de Cataluña, y su licenciatura en Relaciones Internacionales por el Colegio de México. Actualmente, Mario es director y curador de Archivo Diseño y Arquitectura. También es socio fundador de Andamio, una consultoría cultural independiente enfocada en proyectos editoriales y curatoriales relacionados con arquitectura y cultura contemporánea.

Ha sido director de Comunicación y Proyectos Editoriales del Laboratorio para la Ciudad —área de innovación cívica y creatividad urbana del Gobierno del Distrito Federal—, director y editor fundador de la edición mexicana de la legendaria revista de arquitectura y diseño Domus —fundada en 1928 por Gio Ponti—, editor de Quaderns d’arquitectura y urbanisme —revista del Colegio de Arquitectos de Cataluña fundada en 1944—, editor en Actar, curador en el Design Hub Barcelona, Director de Comunicación y Plataformas Digitales en el Barcelona Institute of Architecture y asesor editorial del Strelka Institute for Media and Architecture de Moscú.

Ha editado varios libros y curado diversas exposiciones de diseño y arquitectura tanto en México como Barcelona, y contribuido textos para Domus, Quaderns, PIN-UP, Perspecta, 2G, Icon, Uncube, Tank, Celeste, Harper’s Bazaar Art, Architecture Australia, Baumeister,  ARQA, Jornal de Arquitectos, Gatopardo, Letras Libres, LOCAL.MX y Arquine, entre otras publicaciones.

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