En El ojo absoluto Gérard Wajcman menciona que en los últimos años la ciencia ha puesto su mirada en el arte. La tecnología, se dice, nos ayuda a resolver casi cualquier problema. Así, con una computadora e Internet podemos visitar la exhibición del museo que deseemos. Sin embargo, la ciencia altera la estética de las obras artísticas: en lugar de observar la tela de las pinturas o apreciar la textura de algún objeto que eventualmente estimulará nuestra reflexión, miramos pixeles. La distorsión es a tal grado desproporcionada que incluso el espectador se concentra exclusivamente en la definición de la imagen. No obstante, la muestra en línea del MoMA evita esa perspectiva porque utiliza la tecnología para detenerse en las posibilidades simbólicas de las piezas más que en sus características físicas.

Organizada por Paola Antonelli, Jamer Hunt, Kate Carmody y Michelle Millar Fisher, Diseño y violencia revisa objetos creados por distintos ámbitos del diseño y el arte vinculados con la violencia, aparecidos principalmente luego del 11/09/01, aunque también incluye piezas emblemáticas del siglo XX. Desde el 18 de octubre los coordinadores eligen un objeto y comisionan a un personaje destacado —científicos, artistas, escritores o periodistas, entre los que se pueden mencionar a Camille Paglia, William Gibson o Rob Walker— a escribir un ensayo alrededor de él. Posteriormente los otros pueden debatirlo.

La exposición inauguró sus actividades con una fragancia creada por la diseñadora científica Sissel Tolaas y fotografiada por Nick Knight que captura el sudor de luchadores de jaula. Desde entonces ha repasado la icónica silueta de los tacones de mujer, la polémica pistola creada por Cody Wilson mediante impresoras 3D, la lámpara Merrick de Daan van den Berg o el diente vegetariano de Susana Soares. Lejos de llegar a consensos las controversias abren distintas aristas de interpretación. Los argumentos incluyen referencias a la ciencia, la política, la semántica o el cine. Una cosa queda clara: el diseño sólo concreta los proyectos que el hombre ha discurrido premeditadamente. La violencia sistémica capitalista de la que habla Slavoj Žižek en Sobre la violencia permite que los diseñadores materialicen lo mismo una silla o un proyectil que una bolsa con la silueta de un rostro… como si su portador cargara una cabeza humana.

designandviolence.moma.org

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Abel Cervantes es comunicólogo. Es director editorial de Código. Participó con un ensayo sobre Carlos Reygadas en el libro Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo (2012), publicado por la Cineteca Nacional. Colabora en La Tempestad e Icónica.
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[8 de abril de 2014]