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De Rotterdam, la ciudad vertical de Koolhaas

27.11.2013

Róterdam es el principal puerto de Europa y la segunda ciudad más importante de los Países Bajos. A pesar de haber sido arrasada por las fuerzas nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Rotérdam resurgió como el semillero y puerta de entrada de la vanguardia arquitectónica en el país neerlandés.

La firma OMA (Oficina de Arquitectura Metropolitana, por sus siglas en inglés), liderada por el hijo favorito de Holanda, Rem Koolhas, fue la encargada de diseñar el edificio más grande del país y uno de los más grandes de Europa: De Rotterdam. Más que un edificio, es una ciudad vertical que evidencia la prosperidad financiera de Róterdam, no obstante la crisis inmobiliaria y la recesión económica mundial.

La construcción se yergue en un emplazamiento a orillas del Mosa, en el otrora muelle Wilhelmina, sobre un área equivalente a un campo de fútbol. Tres bloques de acero y cristal se levantan sobre un robusto plinto de seis pisos altura que los interconecta. Con una altura total de 150 metros y 230,000 toneladas de peso, De Rotterdam alberga 160,000 metros cuadrados de oficinas, departamentos, restaurantes y un hotel de la cadena NH.

Koolhaas considera la arquitectura como un quehacer destinado al bien común. Aun cuando las ciudades no tienen dinero para construir, De Rotterdam es un ejemplo de lo que se puede hacer conjuntando esfuerzos —físicos y económicos— entre el gobierno, los promotores inmobiliarios y la iniciativa privada.

De Rotterdam se concibió hacia 1997. Paradójicamente su construcción sólo fue posible cuando la crisis financiera azotó al mercado inmobiliario: el momento en el que las empresas contratistas bajaron sus precios. Esta ciudad vertical, producto directo de la recesión, se entregó simbólicamente al ayuntamiento este noviembre, con lo que se convirtió en el proyecto de mayor duración de OMA.

De Rotterdam llena un vacío considerable en el skyline roterdamés. Es como si alguien hubiera dibujado la silueta de las torres en el cielo, hecho un corte por mitad y acomodado las piezas aleatoriamente en el horizonte: cada bloque descansa sobre el hombro del consecutivo. En palabras de Koolhaas: “lo más importante de este proyecto es la percepción que se tiene de sus dimensiones y volumen a medida que avanzas por el puente”, haciendo alusión al puente Erasmus, que cruza sobre el Mosa y une la ciudad vieja con la nueva. “Calculamos cómo la curvatura del puente afectaría las vistas a medida que se avanza sobre él”. Al rebanar los bloques por mitad y desfasarlos, aparecen rendijas entre las torres que permiten vislumbrar escenas estroboscópicas de la ciudad a través de los volúmenes. Un cadáver exquisito, un movimiento de acordeón que vuelve el horizonte infinitamente dinámico.

El conjunto entero está revestido con una serie de montenes de aluminio brillante que le otorgan un aire vintage, semejante a los rascacielos neoyorquinos de la segunda mitad del siglo XX, lo que evidencia uno de los fetiches favoritos de Koolhaas: la emocionante densidad del manhattanismo al que alude en su libro Delirious New York. Es la cereza en el pastel de un ambicioso proyecto para la revitalización de la zona de muelles en la rivera del Mosa. De Rotterdam completa la casi cínica colección de obras de starchitects —como Álvaro Siza, Mecanoo, Norman Foster y Renzo Piano— que ostenta la ciudad en su nuevo centro financiero.

El edificio se perfila como el nuevo ícono de la ciudad neerlandesa; una mole de fachadas cambiantes a la distancia. “Es todo lo que necesitas ver. El resto es sólo un edificio de oficinas”, afirma Koolhaas. No podemos —ni debemos— sacar conclusiones tempranas, sólo esperar que el tiempo y el uso dicten sentencia favorable al Goliat del Mosa.

www.oma.eu
www.derotterdam.nl


[27 de noviembre de 2013]

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