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De líneas, espejos y laberintos. Daniel Buren en el Hospicio Cabañas

20.03.2014

En el Instituto Cultural Cabañas se entabla un diálogo entre la arquitectura de Manuel Tolsá (1757-1816), los murales de José Clemente Orozco (1883-1949) y la obra in situ de Daniel Buren (1938) que, en conjunto, condensa tres siglos de creación artística y que será visible durante seis meses.

Con 19 intervenciones temporales, Buren realiza una nueva lectura de lo permanente: el Hospicio Cabañas. Las estructuras, ubicadas en los patios, reconfiguran la percepción del edificio con detalles cromáticos que avivan la sorpresa y repeticiones que acentúan elementos clave de su construcción arquitectónica, al tiempo que hacen eco de los murales de José Clemente Orozco. Dentro de la Capilla Tolsá, el artista francés creó un ambiente a partir de una interpretación pictórica más directa relacionada con la democratización del arte en espacios públicos, que lo impactó desde su primera visita al Hospicio, como estudiante, a finales de los años cincuenta: “Desde el primer día que vi este lugar, sentí que sería un placer trabajar con él; y lo es, en efecto. Para mí, los espacios son espléndidos; cada uno de ellos implica mucho trabajo. Por supuesto, estoy muy satisfecho.”

Las intervenciones, que comprenden 2 mil de los 9 mil metros cuadrados del edificio, fueron concebidas hace 5 años y requirieron 4 meses de trabajo. El color naranja es un elemento recurrente: se le encuentra en los muros, reflejado en los espejos y traslucido a través de las ventanas. Los patios adquieren nuevas interpretaciones ahora que están atravesados por las icónicas líneas de 8.7 centímetros de ancho, composiciones geométricas, espejos y cabañas estalladas a los que Buren recurre. Es por ello que Hilario Galguera lo llama “un nuevo Teseo que redescubre el laberinto y derrota al minotauro”.

A lo largo de los años sesenta el trabajo de Buren comenzó a tomar notoriedad por la creación de un lenguaje visual basado en la repetición de líneas cromáticas de 8.7 centímetros, inspiradas en una visita al mercado. Buren se dio cuenta de su confrontación con el contexto y las trasladó del espacio privado del taller a las calles parisinas. A partir de entonces, Buren considera que el espacio de exhibición es también un espacio de creación artística directa.

Entre sus proyectos destacan su participación en Monumenta (2012), sus exhibiciones en el Grand Palais (París), dos intervenciones en el Museo Guggenheim (Nueva York, 1971, 2005) y, ahora, De un patio a otro: Laberinto en Guadalajara, además de todas las instalaciones en otros patios: el Parca des Celestins en Lyon, el Castellón di Ama en la Toscana, los jardines del Palacio de Versalles, el Templo Celestial en la Ciudad Prohibida y la Villa Medicea La Magia, por ejemplo.

Buren ha sido reconocido con múltiples premios de arte contemporáneo; los más relevantes son el León de Oro en la Bienal de Venecia 1986 y el Premio Imperial de Tokio. Su creación se enfoca en un “arte para todos” que va en contra de las políticas del museo moderno y de la autonomía de la obra de arte, a partir del trabajo in situ. A él debemos la definición de las piezas de sitio específico en términos contemporáneos —obras inamovibles concebidas para un tiempo y un lugar específicos que dependen de ciertas características del contexto arquitectónico-espacial en el que serán colocadas.

www.galeriahilariogalguera.com/buren2/index.html

Imágenes cortesía de Hilario Galguera.


[19 de marzo de 2014]

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