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Still de Jimmy's hall, de Ken Loach, 2014. Tomada de YouTube.

Cuando el arte inspira al cine: Christopher Nolan, Mike Leigh y Ken Loach

Lista 03.12.2013

Compilamos una serie de momentos en los que algunos cineastas tomaron referencias de la historia del arte para estructurar una narrativa.

¿Cómo puede la pintura mezclar sus trazos con el celuloide? ¿Cómo puede la obra de Francis Bacon, J.M.W. Turner y William Hogarth influenciar de diferente forma —pero con igual intensidad— el trabajo de cineastas tan distintos como Christopher Nolan, Mike Leigh y Ken Loach? La TATE (Tate Britain, Tate Liverpool, Tate St. Ives y Tate Modern) invita a explorar la respuesta a estas preguntas a través de su serie de videos Film meets Art, donde los directores se dan a la tarea de contarnos cómo la obra de dichos artistas ha marcado su trabajo en el cine.

—Christopher Nolan sobre Francis Bacon

La carcajada más violenta —sólo equiparada, tal vez, por la de Jack Nicholson ( como Jack Torrence en The Shining y después como el guasón mismo)— es uno de los momentos más siniestros del cine y con el que recordaremos la interpretación de Heath Ledger en The Dark Knight. Pero la maestría histriónica de Ledger tiene una deuda con las pinceladas fílmicas de Nolan: la manera en la que el director y guionista va llevando al espectador a través de trepidantes atmósferas en la película le debe, a su vez, la apropiación de recursos creativos a la pintura del irlandés Francis Bacon. Como él mismo lo menciona, la armonización de colores a través de sus trabajos —en particular el uso del color negro en los fondos— como en Three Studies for Figures at the Base of a Crucifixion y sus triptychs —hechos en el lapso de 1944 a 1986— dotan de una fuerza muy particular a sus cuadros. La atmósfera oscura de las pinturas linda, en palabras de Nolan, con los límites de la experiencia humana, y lo inspiró a emular las cualidades de tortura y amenaza de Bacon en el maquillaje del villano. Se trata de sugerir a través del lenguaje cinematográfico lo que va más allá de los diálogos, lo que está detrás de los espacios y gestos, echando mano de las técnicas de la pintura de Francis Bacon.

 

—Mike Leigh sobre J. M. W. Turner

Consolidado en los 90 como uno de los mejores cineastas de su país, el Británico Mike Leigh emprende la laboriosa tarea de retratar la vida del pintor Joseph Mallord William Turner ( o J.M.W. Turner) en la pantalla grande. El también dramaturgo desea poder recrear la experiencia estética que emana de contemplar alguno de los paisajes de Turner. Es muy importante para Leigh poder capturar la sensación que permea la vista en las pinturas a través de la emulación de sus atmósferas: el uso de colores claros para generar trazos delicados que delimiten la figura de un personaje dentro de su ambiente (como se observa en Two figures de 1827); dejar pasar la claridad de la luz por las ventanas de los cuartos como Turner lo hacía en sus lienzos, pero mediante la cámara, es una de las ambiciones creativas del cineasta (como podemos ver en The billiard players, del mismo año). La prolífica obra de Turner incluye trabajos que van desde el óleo en sus cuadros hasta la pintura paisajista en acuarela, donde si bien el detalle no es tratado de manera tradicional, las atmósferas y los ambientes han dejado una honda impronta en la historia del arte. Considerado el pintor de la luz, la compulsión creativa de Turner será retomada por Leigh en 2014 a través del filme biográfico del mismo nombre.

 

—Ken Loach sobre William Hogarth

Conocido por ser un cineasta crítico de las condiciones sociales y políticas de su tiempo —en concreto de la clase trabajadora británica—, Ken Loach ha pugnado por reflejar la injusticia de una clase obrera marginada por el desarrollo económico y lastimada por los avances tecnológicos. Cintas como Lloviendo piedras (Raining Stones) de 1993 y En un mundo libre (It’s a free world) de 2007, dan cuenta de su estilo realista, deudor de una estética socialista. Pero las cintas de Loach han sido inspiradas también por la estética realista de William Hogarth, que en su pintura señala con sorna las costumbres de los políticos de su tiempo. Marginado en pleno siglo XVIII, el pintor y grabador es considerado uno de los fundadores de la escuela artística británica por su sátira social y política. Loach retoma los temas de los cuadros de Hogarth para impregnar de fortaleza y fuerza humana a sus personajes (e.g., Painter and his Pug); y afirma que es en el rostro de las personas que retrata Hogarth en donde somos testigos del panorama de la vida social en el que se desenvolvían. El uso de tonos claros para delinear los trazos delicados de la piel dota de personalidad a los personajes de Hogarth (Heads of Six of Hogarth’s Servants). Tratando de llevar esto al cine, Leach echa mano de la clase trabajadora del Reino Unido para generar empatía con su felicidad o tragedia en los espectadores. Ken Loach merodea los vecindarios de la lumpen británica como Hogarth lo hacía con su crítica de las costumbres de la clase alta. Para ser artista, parece decir, hay que ser un marginado.

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