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Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)
Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

Código 10: Las aportaciones secretas de Martin Margiela a la moda

13.05.2015

Olivia Meza de la Orta

Detrás del muro que esconde al diseñador belga Martin Margiela, hay un lugar construido a partir de inexploradas aportaciones estéticas que, según el diseñador de moda Azzedine Alaïa, lo hacen “el último creador con visión individual”. Y sin embargo, hoy en día es casi imposible hablar sobre la joven historia de la moda del siglo XXI sin mencionar a la controvertida firma Maison Martin Margiela.

Fundada en 1988, la firma llegó a la industria en un momento en el que pocos diseñadores reflexionaban y se extrañaban sobre el consumo masivo desatado a partir de los ochenta, a excepción de Martin Margiela. El pensamiento vendría acompañado de una definida línea estética y del cuestionamiento del sistema de la moda (y de la cultura) de los años noventa, potencialmente influenciada por Margiela, uno de los creadores más radicales de nuestro tiempo.

20 años después, el diseñador se retiró de la práctica, dejando a la casa de moda en manos de Renzo Rosso, presidente de Only the Brave (compañía que sostiene a otras marcas, como Diesel y Viktor & Rolf). Hasta ahora se desconocen los motivos de su decisión —aunque, si se ve de cerca la industria, es fácil intuirlo. Las batas blancas, la reconstrucción de los clásicos, la colección Artisanal, la obsesión por la ropa, el anonimato y el uso de técnicas inusuales han sido el punto de partida de un cortometraje de 11 minutos titulado The Artist is Absent (El artista está ausente). Sobre la marca actualmente dirigida por John Galliano, Suzy Menkes (periodista de moda y editora general de Condé Nast) ha proclamado que, en Maison Margiela —el nuevo nombre de la firma—, “cualquier cosa puede ser moda”.

Repasamos 10 aportaciones del diseñador que han pasado desapercibidas.

1. El anonimato

En una industria encandilada por flashes y de sobreexposición mediática, Margiela optó por abrazar el anonimado. No sólo de su persona sino respecto a sus modelos. Esta característica le ensombreció y mistificó, convirtiéndolo en “el hombre invisible” para la prensa. La postura pasó a ser, también, un sello comercial alternativo.

El diseñador sostenía que su ropa era, por sí misma, lenguaje para iniciar un diálogo. La prenda recogía su discurso creativo; así, le resultaba innecesario conceder entrevistas: sólo en algunas ocasiones accedió a realizarlas a través de fax. La típica ruta de un diseñador al presentar su colección en pasarela, consistente en salir a recibir los aplausos del público, no existió nunca para Margiela. Su sombra permanecía tras bambalinas, ocupada en el estilismo y la coordinación de los looks de las modelos. Estas últimas también se escondían tras mallas color piel, pintura negra, lentes gigantes o cabello sobre sus rostros. ¿Por qué? La ropa de Margiela no debía ser personificada sino imaginada en cualquier persona, fuese modelo o no.

1-David-Luraschi,-Meeting-(2014).-De-la-serie-de-cortometrajes-de-Maison-Martin-Margiela.-©Maison-Martin-Margiela

David Luraschi, Meeting (2014). De la serie de cortometrajes de Maison Martin Margiela. ©Maison Martin Margiela

 

2. El desapego a la individualidad

Margiela iba a contracorriente de la esfera de la moda, donde el glamour y la fachada eran los pilares. El diseñador belga creía que las cosas podían ser diferentes: agregó al nombre de su firma la palabra Maison para referirse a todo su equipo; esos científicos de la moda que portaban una bata blanca en todo momento, en un intento por desprenderse de su individualidad. Se cuenta que cuando uno de los integrantes se convertía en madre o padre, podía llevar a sus hijos portando, también, una bata blanca. Detrás de las prendas se desplegaba una nueva filosofía creativa.

©Rachel Chandler para Dazed Digital

©Rachel Chandler para Dazed Digital

 

3. La extraña pasarela

3-Libro

Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

Asistir a un desfile de MMM bajo la dirección de Margiela era sorprendente. Las citas se daban en los lugares más insospechados, con reporteros y editores internacionales ansiosos por encontrar un suceso sin precedentes. Sin una gran inversión —como la que destina Chanel a sus pasarelas—, se invitaba al extrañamiento como un preludio para la reflexión de diferentes temas. Modelos jugando con niños; otras, perseguidas por un reflector rectangular en un espacio totalmente oscuro; una manifestación en plena vía pública. Sus espectáculos lograron despertar a la crítica, que calificó a los eventos como momentos de “surrealismo conceptual”. El concepto lograba saltar de la pasarela a las tiendas de la marca.

4. Todo puede ser moda

Para Margiela los recursos para hacer ropa eran ilimitados. El diseñador rescataba muebles y tapicería para emplearlos en la confección; reciclaba sin hacer énfasis en ello. Su concepto de “recuperación y conversión” dio paso a la línea Artisanalque hasta la fecha se presenta dentro de la Semana de la alta costura en París. Entonces la técnica trasladada a la haute couture fue criticada agresivamente por su valoración de la belleza en la fealdad; un tema igualmente incómodo en el presente.

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Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

 

5. Las costuras al revés y los terminados “inacabados”

No es algo nuevo ni mal hecho. Estos recursos fueron creados por Margiela, quien los ejecutó a lo largo de su carrera. Quiso mostrar la belleza de los interiores de la prenda, dejando los forros por fuera o los terminados en bies. El ánimo que producían las prendas con hilvanados y pespuntes irregulares a la vista, los pantalones sin dobladillo o los deshilados en las extremidades de la prenda, era —en principio— abominable. Hoy es una tendencia global que cobró fuerza desde el año pasado.

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Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

 

6. El color blanco

El color insignia de la Maison no nació de la noche a la mañana. Desde sus comienzos, el blanco tiñó el taller, las batas, las tiendas y las prendas de las colecciones. En palabras del equipo de Margiela, “[el blanco] significa la fuerza de la fragilidad y lo frágil del paso del tiempo. Es una expresión de unidad, pureza y honestidad. Nunca es sólo el blanco sino más blancos en todos sus matices posibles. Usualmente empleamos un blanco mate para que el paso del tiempo sea evidente.” La ausencia de color tuvo un importante comienzo con las etiquetas que, hasta el momento, conservan: un rectángulo blanco con cuatro costuras, donde se encierra en un círculo el número correspondiente a la línea.

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©Rachel Chandler para Dazed Digital

 

7. Deconstrucción y reconstrucción

El proceso de la personalización de la prende era evidente y un distintivo de la firma, pero la reconstrucción de prendas clásicas también lo era. Citando a Margiela: “es un sentimiento agradable el ir hacia delante mirando hacia atrás.” Y es así como el diseñador comenzó a hacer réplicas exactas de vestimentas de décadas pasadas, redefiniendo la importancia y la belleza de sus formas y confección.

En el otro extremo encontramos la deconstrucción, una técnica usual de la escuela de moda japonesa —Rei Kawakubo y Yohji Yamamoto son algunos de sus principales precursores—, donde la prenda pierde su estructura común para convertirse en un experimento sobre el maniquí, jugando con las proporciones del cuerpo y sus volúmenes.

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8. Materiales no convencionales

Cuando Margiela se interesó en otro tipo de materiales para sus colecciones, usó plástico, cuerdas, vidrio e incluso cabello. El resultado fueron piezas icónicas que prevalecen como una referencia en la moda vanguardista. Llaves convertidas en brazaletes; corchos de vino como dijes; moldes de cartón como chalecos de maniquíes Stockman. Las propuestas despertaron en el ojo de la moda una inquietud estética cercana al arte.

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Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

 

9. Trompe l’oeil  

A Margiela le gustaba engañar al ojo al no mostrar “lo que hay”. Hacía uso del efecto trompe l’oeil (trampa visual) valiéndose de lienzos negros que mostraban una prenda trazada en blanco o la apariencia de un cuerpo desnudo a partir de mallas color nude y algunos acentos en tonos oscuros. La ilusión era frecuente en sus colecciones, haciendo de la pasarela de 15 minutos algo lúdico que hacía preguntarse al espectador: ¿cómo lo hizo y con qué?

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Imagen tomada de Maison Martin Margiela (Rizzoli, 2009)

 

10. Un diseñador contestatario

El diseñador belga fue un contestatario de la moda en una industria frívola con un trasfondo cultural. ¿Su respuesta? En realidad, fueron varias: el ejercicio del desprendimiento de la individualidad y los estereotipos; la incitación hacia sus clientes por esforzarse en encontrar y adquirir la ropa; el distanciamiento de ciertos cánones de belleza fundamentales de la época. Margiela imaginó las prendas y su futuro; su desenvolvimiento en el cotidiano. Sus ideas fueron fundamentales para el formulamiento de nuevos cuestionamientos —sociales, estéticos y culturales— sobre la moda.

 

 


[13 de mayo de 2015]

 

Olivia Meza de la Orta

Es editora y periodista de moda.

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©Rachel Chandler para Dazed Digital