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Donald Trump (N. Y., EUA, 1946), candidato la presidencia de E. U. A. (2016) © Ethan Miller / Getty Images
Protestantes en Nueva York el pasado abril de 2016. © Mal3k / Flickr
Culturunners, Tear Down the Wall (2014). © John Mireles
Hansky, Dump-Trump (2016)
Brian Whiteley, Trump tombstone in Central Park (2016)
James Ostrer, Emotional Download (2016)
Plastic Jesus, Intervención de la estrella de Donald Trup en el Paseo de la Fama de Hollywood (2016)
Plastic Jesus, Intervención de la estrella de Donald Trup en el Paseo de la Fama de Hollywood (2016)

Clinton vs Trump. ¿Por quién votaría la escena mexicana del arte?

03.08.2016

Desde su postulación como candidato republicano a la presidencia por Estados Unidos, Donald Trump ha generado una infinidad de controversias por sus comentarios discriminatorios de todo tipo, principalmente en contra de los mexicanos. Bajo el lema “Make America Great Again”, ha prometido construir un muro que separe a México de Estados Unidos. El tema, sin duda, nos compete.

En medio de un contexto de constante tensión y a pocas semanas de haber sido elegido como candidato oficial del Partido Republicano, Código consultó la opinión de 5 agentes de la escena del arte en México, con trayectorias internacionales y algunos residentes en el extranjero, sobre la figura y las estrategias de Donald Trump. El orden es alfabético.

 

1. ¿Crees que haya alguna diferencia significativa para los mexicanos si gana Trump en lugar de Clinton en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses?

 —Carlos Amorales
Artista

Tal vez no.

 

—Julieta Aranda
Artista

 Sí, sobre todo será una diferencia bastante marcada dependiendo del nivel socioeconómico de quien estemos hablando. Se notará más en rechazo racial y de acuerdo a las zonas. Probablemente no se perciba en Nueva York, pero sí en regiones de la frontera y en lugares donde hay más tensión racial. Respecto a los mexicanos, uno de los grandes puntos de la campaña electoral de Trump es construir una pared ridícula para marcar la frontera entre México y Estados Unidos. Que eso sea parte de la plataforma electoral, genera una predisposición y una animosidad para sus seguidores contra los mexicanos. Él hace alusión a los mexicanos que intentan cruzar esa frontera por razones económicas, a los migrantes laborales y a la gente que está trabajando en la pizca. Pero a la gente que va a Estados Unidos para estudiar probablemente no les afecte en nada.

 

—José Luis Barrios
Curador, filósofo e investigador

 Las respuestas posibles son varias:

Primero, la diferencia fundamental está en las implicaciones que tiene el discurso político de Trump en las formas de relación racial al interior de lo Estados Unidos. Si bien el objeto de su discurso está en mucho dirigido contra los mexicanos, también involucra a la cultura islámica; es decir, se trata de un discurso que implica dos formas de odio: la fobia y el miedo ante el otro. Así,  no nada más se refiere o califica dos “objetos” (mexicanos o islámicos), sino sobre todo se dirige a exacerbar el odio y con ello gobernar a la sociedad “blanca” norteamericana. Este discurso define un cierto “ethos” y cierto “afecto” social en la población blanca media norteamericana.

En segundo lugar, lo que posibilita este discurso es una forma de violencia estructural en el sistema social-económico-político. Implica una cierta definición de “impunidad” de la raza “blanca” sobre la alteridad que más acecha el “bienestar” americano. A la larga, la cuestión no es saber cómo afectará en los hechos a los mexicanos, sino como afectará los valores jurídicos sobre los que se sostiene el contrato social norteamericano. El mexicano aparece como un momento del imaginario fóbico blanco que hace permisible las formas de persecución y criminalización del otro.

Y tercero: desde luego, el discurso debilita los derechos de por sí precarios de los trabajadores mexicanos. La migración indocumentada no será impedida por este discurso; más bien, lo que va a posibilitar son márgenes mayores de explotación laboral, persecución e impunidad de los sistemas policiacos norteamericanos.

 

—Pablo Helguera
Artista

Sí lo creo. Mario Cuomo, ex gobernador del Estado de Nueva York, donde yo vivo, decía que se hace campaña con poesía pero se gobierna en prosa. Clinton hizo campaña como progresista de izquierda y gobernó desde el centro, con ciertos episodios controvertidos con los que, a mi ver, le hizo demasiadas concesiones a la derecha. (Yo vivo en Estados Unidos desde la era de Bill Clinton, la cual recuerdo y viví en su totalidad). Desde el punto de vista mexicano, y a pesar de que los demócratas suelen enarbolar la retórica de oponerse a la fuga de las trasnacionales a México (bajo la idea de que se pierden oportunidades laborales en Estados Unidos), durante el mandato de Clinton —cuando se implementó el tratado de libre comercio— y actualmente durante la presidencia de Obama no ha habido una política que impida esto, por lo que muchas empresas americanas se han pasado al otro lado de la frontera, generando empleos.

Hillary Clinton no es una candidata perfecta. De hecho, presenta varios problemas que tienen que ver tanto con la validación de la agenda política de la era de Clinton como con la de Obama, pero esto no se puede comparar de ninguna manera al desastre y el horror que sería Donald Trump. A mí me gusta mencionar que uno de los últimos candidatos presidenciales en Estados Unidos que buscó usar su conocimiento del comercio para justificar su elección fue Herbert Hoover, durante cuya presidencia vino la gran depresión que él empeoró con sus políticas económicas. Otros billonarios, mucho más ricos que Trump, como Warren Buffet y Michael Bloomberg, se han burlado de la ingenuidad de sus ideas económicas. Pero eso es lo de menos: Trump es un ser ignorante, prepotente, racista y con unas ínfulas de poder y una manía por el culto a la personalidad, que recuerda al populismo de Hugo Chávez (aunque de derecha, por supuesto).

Aparte del famoso muro que Trump ha propuesto ( y que es claro que nunca se va a construir), sus propuestas para cerrar las fronteras criminalizando la inmigración son absurdas, estúpidas, racistas y por demás irrealizables. Y ni hablar del peligro de poner en el poder a un ente tan inseguro e inestable que puede detonar bombas atómicas en todo el planeta a la menor provocación. No bromeaba el ghostwriter de Trump (el que escribió su bestseller The Art of the Deal ) al decir que ponerlo en el poder puede derivar en el fin de la civilización. De manera que es absolutamente indispensable prevenir que ese ser no llegue jamás a la presidencia, tanto para el futuro de México como de Estados Unidos y del mundo en general.

 

—Rafael Lozano-Hemmer
Artista

A México le va ir mal si gana Clinton, pero mucho peor si gana Trump. Es una elección entre neoliberalismo y protofascismo. Trump sufre el mismo nivel de racismo que el ciudadano promedio anglosajón mayor de 60 años en Estados Unidos. Se trata de oportunismo: él exagera su racismo para ganar las elecciones. Seguramente sí deportará inmigrantes y sí empezará a construir su pared, pero será algo temporal principalmente por realidades económicas. Gane quien gane, la discriminación racial existente continuará, pero seguirá decreciendo hasta desaparecer con el concepto de pureza étnica. En el futuro, la discriminación será hacia los pobres, todos por igual, sin importar su raza o procedencia. México, Estado fallido que nunca permitirá la redistribución económica, continuará supliendo el mayor número de «nuevos pobres», por lo que nuestros paisanos seguirán siendo discriminados y explotados.

 

2. ¿Qué piensas de la estrategia mediática usada por Trump para ser candidato del Partido Republicano?

—Carlos Amorales

Esta mañana mis hijos me platicaban sobre un juego en línea donde aparece un avatar llamado “Don’t Vote for Trump”. Se trata de una serpiente que crece conforme se alimenta. Les pregunté si saben quién es [Hillary] Clinton. Lo sabían mas o menos, pero no pudieron describir su rostro. A diferencia de Trump, de ella no tienen una imagen. ¿Que ha sucedido que incluso los niños mexicanos saben quién es Trump y lo mencionan en sus conversaciones?

Por considerarlo un tópico de tendencia con mucha visibilidad, los medios se han sumado de una manera oportunista e irresponsable a la estrategia mediática de Trump hasta volverlo una marca. De esta manera, contribuyen a que, al dispersarse la información por las redes sociales, tenga verdaderas posibilidades de alcanzar la presidencia. Cada vez que mencionamos a Trump contribuimos a viralizar su imagen. Por ejemplo, al responder este cuestionario he repetido su nombre cinco veces, contra una sola mención del de ella. El cuestionario mismo menciona su nombre dos veces contra uno del de ella.

Tanto Trump como los medios que lo han secundado explícita e implícitamente nos han puesto en una paradoja: si seguimos hablando de él, nada lograra detenerlo. Y si no hablamos de él, tampoco podremos detenerlo…

 

—Julieta Aranda

Es abominable. Es profundamente desagradable porque es una estrategia mediática basada en sus programas de reality, mezclada con su estrategia electoral populista, antiintelectual y completamente basada en el espectáculo.

 

—José Luis Barrios

Es una estrategia francamente torpe, claramente dirigida a la masa social alienada y que desde luego en este sector social ha tenido un efecto importante en los Estados Unidos. Sin embargo, ese discurso es algo incómodo para los poderes reales y fácticos del capital norteamericano. Aquí la cuestión es: ¿qué tanto estos poderes están dispuestos a negociar sus intereses ante un discurso populista y conservador como el de Trump? Es algo que en este punto me es difícil poder apreciar.

 

—Pablo Helguera

Primero hay que decir que Trump se ha beneficiado de varios factores en la política conservadora actual. El primero de ellos es el estado de podredumbre de la ideología conservadora en Estados Unidos. Bush llegó al poder gracias a su habilidad de unir a grupos religiosos conservadores, al aparato neoliberal y a las corporaciones (los que han sido por décadas las mancuernas de los republicanos), pero al llegar la recesión del 2008 los republicanos tradicionales comenzaron a perder el control de su partido ante un grupo de ultraconservadores estridentes y extremistas que Trump ha logrado seducir.

Con respecto a los medios, el hecho de que hubiera 16 candidatos republicanos fue positivo para Trump ya que él logró sobresalir frente a esta cacofonía con sus comentarios coloridos y su familiaridad con los medios: logró convertir la lucha entre los candidatos en uno de sus reality shows.

Finalmente, su manera de operar en Twitter le permitió tener una especie de omnipresencia a todo lo largo del proceso electoral republicano para salir adelante por encima de todos los demás. El problema, por supuesto, es que ahora que está comenzando la elección general con Clinton su intuición mediática comienza a fallarle. La convención republicana fue un desastre, mientras que la demócrata fue un verdadero espectáculo televisivo. Y ahora que todos los medios están enteramente enfocados en él, su ignorancia, su vulgaridad y su carencia total de experiencia se han vuelto totalmente visibles e inocultables.

 

—Rafael Lozano-Hemmer

Probablemente va a ganar con ella. Como vimos con el Brexit, la gente tiene un deseo imperioso de mostrar su descontento. La televisión nos prometió un futuro de lujos y ese no es el caso de la inmensa mayoría. Mucha gente quiere que el sistema explote y ven a Trump como el vehículo perfecto para lograrlo.

 

3. Si pudieras votar en Estados Unidos, ¿por quién lo harías y por qué?

—Carlos Amorales

Prefiero no responder esta pregunta porque es irrelevante.

 

—Julieta Aranda

Por Clinton, por varias razones. Una, que no es la principal pero que es importante, es por hacer cualquier cosa con tal de no permitir que alguien como Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos. Repito, no es la más importante para mí, pero eso es relevante en términos de por quién votar en este particular momento. Dos, porque por más coludida que esté Clinton con los intereses corporativos y bancarios de Estados Unidos, me parece bastante interesante que haya una mujer en la presidencia. Además, después de la campaña del partido demócrata que fue tan reñida entre Sanders y Clinton, Clinton va a tener que adaptar una buena parte de las estrategias de Sanders para convencer a los partidarios del ex candidato demócrata. Seguramente tendrá que darle un giro a la izquierda a su campaña, pero me parece bien porque es muchísimo más inteligente que Trump, que sigue siendo una persona macabra y mal político.

Clinton tiene mucho más conocimiento de causa que cualquiera de las personas que están postuladas en este momento: sabe muy bien cómo funciona la política del país. Es mucho más tranquilizador que pensar en tener a un tipo que jamás ha tenido que tomar una decisión como las que tiene que tomar un presidente, particular el de Estados Unidos, cuyas consecuencias también tienen alcances externos.

 

 —José Luis Barrios

Nada que decir, nunca votaría por un republicano, es una cuestión de principio. Pero esto se vuelve aún más significativo, porque si nunca votaría por un republicano, menos lo haría por alguien que exacerba los discursos discriminatorios fundamento de la soberanía de un pueblo o una sociedad. Está claro: votaría por Hilary Clinton….

 

—Pablo Helguera

Yo apoyé a Bernie Sanders en su campaña. Me ilusionaba mucho su idealismo y la idea de que alguien como él pudiera realizar su proyecto social y económico. Pero a la vez, casi desde el principio reconocí que la única opción responsable es Hillary Clinton. Como muchos ya han dicho, hemos llegado a un momento que trasciende la ideología: estamos hablando de alguien con experiencia de décadas en la política en contra de un verdadero neófito mentalmente inestable que representa un verdadero peligro para la humanidad. En este contexto, ya sea uno conservador o liberal, no hay duda alguna que Clinton es nuestra única opción.

 

—Rafael Lozano-Hemmer

Votaría por Clinton, sin duda alguna, para evitar un mal peor. Me arrepiento de que en las elecciones entre Bush y Gore yo le iba a Nader, y entiendo que si los simpatizantes de Nader hubieran apoyado a Gore la historia sería muy diferente. Agradezco y admiro a Bernie Sanders que entendió que no podía dividir el voto en contra del imbécil de Trump.

 

[3 agosto 2016]

 

 

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