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Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Ambulante.

Piripkura + Los árboles no dejan ver el bosque

Reseña 16.05.2018

Manuel Guerrero

Dentro del festival de cine Ambulante, se presenta «Piripkura» y el documental Los árboles no dejan ver el bosque. Ambos abordan una problemática ecológica.

En 1895, el apellido Lumière hizo historia al presentar L’Arrivée d’un train à la Ciotat, película de menos de un minuto de duración que mostraba la llegada de un tren a la estación. El público, poco familiarizado con el gran objeto y con el cine mismo, abandonó la sala de proyección en un ambiente de terror, pues creyeron que el tren pasaría sobre ellos.

En la actualidad, escuchar esta anécdota nos hace esbozar una sonrisa discreta por la ingenuidad de los espectadores. Sin embargo, son extrañas las ocasiones en las que reparamos sobre los años y procesos de asimilación cultural que tuvieron que pasar para que se entendiera que lo que narra la imagen en movimiento no es del todo real, y que la sala del cine es un espacio de presentación seguro, en el que la pantalla nos mantiene a salvo de las calamidades que suceden del «otro lado» aunque podamos compartir la dicha del protagonista o derramar lágrimas por el deceso de un personaje. Al mismo tiempo, esta división ha desencadenado un anhelo constante por las ficciones, debido a que las historias que suceden fuera del estricto marco de la realidad son las que alimentan el interés general por las películas: las producciones reclaman el éxito si es que pueden conmover al público sentado dentro de un «cubo negro» mediante el conjunto de símbolos. Y, por otra parte, los espectadores buscan una obra que tome lugar en los límites de representación del cine, capaz de romper los cuatro lados de la pantalla, y así volver tangible una experiencia que ­en otras condiciones no podría suceder.

Algo diferente sucede con los documentales. La cualidad ficticia es evidente si pensamos en el hecho de que nosotros no estamos ahí, donde toman lugar los acontecimientos de los que se busca dejar un testimonio o que son un asunto de investigación rigurosa. En este sentido, la concepción de la pantalla cambia: en contraste con la ficción del cine orientada a contar una historia en la que el espectador es partícipe desde la seguridad de su asiento, el documental canaliza al público hasta el contexto de interés. Lejos de ser una frontera de salvaguarda, la pantalla en el documental se convierte en una puerta por la que nos adentramos en las problemáticas o antecedentes históricos de una situación.

La 13ª edición del festival organizado por Ambulante A.C. iniciativa dedicada a promover principalmente el género documental en distintas zonas del país, donde la difusión de estas producciones es inusual presenta una selección enfocada en reafirmar la convicción de construir y entender las vicisitudes del momento histórico contemporáneo en distintos aspectos: política, seguridad, cultura, arte. Se prepararon distintos ejes curatoriales para presentar de una manera más clara la relevancia de la producción documental nacional e internacional relacionada con los temas mencionados. Algunos de los rubros son «Aquí/Ahora» y «Pulsos», con los que Ambulante invita a reconocernos en la dinámica del mundo actual, independientemente de la distancia que nos separe.

Dentro de estas líneas se presenta una proyección doble: Piripkura (2017) largometraje dirigido por los directores brasileños Mariana Oliva, Renata Terra y Bruno Jorge seguida de Los árboles no dejan ver el bosque (2016) realizado de manera independiente por Gastón Andrade. Ambos documentales parten de una problemática común: las implicaciones ecológicas de la tala indiscriminada de árboles, y cómo iniciativas realizadas por diferentes organizaciones hacen lo posible por conservar los espacios naturales, frente a gestiones estatales que no contemplan la importancia de estas áreas. Sin embargo, las circunstancias políticas que envuelven a cada caso nos permiten ampliar la perspectiva sobre el fenómeno, dejando claro que la progresiva desaparición de los bosques requiere una participación activa y directa.

Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Ambulante.

Piripkura muestra la labor desempeñada por Jair Candor funcionario de la FUNAI (Fundação Nacional do Índio) para asegurar la preservación de las áreas naturales reconocidas como territorio del pueblo Piripkura al norte de Mato Grosso, Brasil región caracterizada por su colindancia con la Amazonia y por recibir un constante asedio por parte de las industrias madereras. Para asegurar la integridad del territorio, Candor tiene que gestionar una prohibición de tala emitida por el estado brasileño, documento que vence cada cierto tiempo, por lo que el activista realiza expediciones para localizar a los últimos dos miembros piripkuras y así elaborar un informe documental y clínico que constate su existencia en la zona.

El pueblo se compone, oficialmente, de Pakyî y su hijo Tamandua, dos hombres de hábitos nómadas que realizan sus actividades diarias dentro de la porción de bosque designada para ellos. Rita Tupi Kawahib fue miembro piripkura hasta que decidió emigrar de la zona por los constantes ataques de las industrias; su conocimiento de las prácticas y lenguaje del pueblo ha sido de gran ayuda a su esposo Candor en el trabajo que desempeña.

Still de Piripkura, Mariana Oliva et al. 2016. Tomada deYouTube.

Las tomas generales de la selva en las que se advierte la participación de los exploradores que acompañan al activista brasileño– son de gran poder visual y poético, ya que es interesante ver cómo una buena parte de la vida silvestre amazónica sigue su curso en medio de la amenaza.

Una vez que Pakyî y Tamandua son localizados, el documental alienta una reflexión sobre el concepto de ser humano y sociedad: frente a las perspectivas etnográficas de antaño que presentaban a las sociedades desarrolladas fuera del marco urbano como «salvajes», los piripkuras demuestran las complejidades de su lenguaje en el momento que otras personas del equipo de Candor se comunican con ellos; un lenguaje caracterizado por la expresión corporal y la recreación de los fenómenos a los que refieren. Al tener una concepción del espacio diferente a la de cualquier lenguaje con raíces occidentales, una conversación piripkura se desarrolla en un diámetro amplio y en movimiento.

Still de Piripkura, 2016. Tomada de YouTube.

 

Por otro lado, Los árboles no dejan ver el bosque presenta la historia que vivió el municipio de Cherán, Michoacán, con la presencia del narcotráfico: durante años, el crimen organizado extorsionó a la población y destruyó los bosques de la zona. Cansados de la situación, los habitantes armados con rocas y trozos de madera consiguieron desterrar a la organización delictiva

En aproximadamente 12 minutos, algunos residentes de Cherán comparten su punto de vista sobre la necesidad de preservar el medio ambiente, acompañados de imágenes paisajísticas en las que se advierten los remanentes de la delincuencia y las actividades de reforestación impulsadas por la comunidad michoacana.

Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Morelia Film Fest.

Las secuencias que complementan el cortometraje entre cada entrevista utilizan el sonido como un detonador de diferentes emociones: las grabaciones de sierras eléctricas, mezcladas a un volumen alto, evocan el clima de tensión e incertidumbre relatado los algunos pobladores, mientras que los paisajes sonoros en otras tomas muestran el ambiente apacible que vino después de la movilización del municipio, acompañado de tomas panorámicas del bosque y los cerros aledaños.

Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Corre Cámara.

 

Piripkura y Los árboles no dejan ver el bosque comparten más que el problema: en ellos se muestra la disposición y las acciones llevadas a cabo para revertir de alguna forma las consecuencias de una gestión irresponsable de los recursos naturales, al mismo tiempo que se perfilan como antecedentes para generar estrategias de solución a problemas similares en otras partes del mundo.

Al ser mostrados en conjunto dentro de un festival itinerante, los documentales permiten visibilizar esfuerzos que –ya sea por falta de comunicación o por desconocimiento– están operando paralelamente, todavía sin haberse encontrado para generar el punto de inflexión que detone la transformación buscada.

 

 

 

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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Still de Piripkura, Mariana Oliva et al. 2016. Tomada deYouTube.

Still de Piripkura, Mariana Oliva et al. 2016. Tomada deYouTube.

Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Morelia Film Fest.

Still de Los árboles no dejan ver el bosque, Gastón Andrade, 2016. Tomada de Corre Cámara.