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Christopher Nolan, Memento (2000)
Clint Eastwood, Río místico (2003)
David Cronenberg, Una historia violenta (2005)
Fabián Belinsky, El aura (2005)
Rian Johnson, Brick (2005)
David Fincher, Zodiaco (2007)
Joel y Ethan Coen, Quémese después de leerse (2008)
Werner Herzog, Bad lieutenant (2009)
Nic Pizzolatto, True Detective (2014)
Nicolas Winding Refn, Drive (2011)

Cine negro y detectives verdaderos: 10 filmes

04.09.2014

La editorial española Errata Naturae ha anunciado la próxima publicación de True Detective. Antología de lecturas no obligatorias, un libro a propósito de la exitosa serie televisiva lanzada este año por Nic Pizzolatto, que lleva el mismo nombre. Su impacto sólo puede indicar que el cine negro no ha muerto aún, aunque ha encontrado un nuevo formato.

La típica obsesión de los cineastas del género por descubrir la dualidad de sus personajes principales, a través de claroscuros que reflejaran su personalidad enigmatica y oblicua, persiste en el cine contemporáneo. Uno interesado en el mundo de la mafia, los detectives y, en general, los misterios por resolver.

Código rastrea los 10 filmes (incluida una serie) del mejor cine negro de la última década:

 

1. Memento (2000), de Christopher Nolan

Tras perder su memoria a corto plazo, Leonard (Guy Pearce) investiga quién mató y violó a su esposa. Sin saber qué ha hecho hace minutos ni confiar en nadie, se deja pistas para llevar una vida “normal”. Así, la temporalida­­­d es de gran importancia en la película. Con dos relatos que cuentan la historia, uno a través de analepsis y el otro de manera lineal con las escenas en blanco y negro, Nolan disipa el acertijo.

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2. Río místico (2003), de Clint Eastwood

Dos crímenes marcan la vida de tres habitantes de Mystic River. 25 años atrás, mientras jugaban en las calles del poblado en Boston, y uno de ellos fue secuestrado. En el presente, la hija de otro es asesinada violentamente. Iluminada con colores fríos y acompañada por música nostálgica, Eastwood nos muestra la crueldad, el dolor y la traición que reside en las personas.

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3. Una historia violenta (2005), de David Cronenberg

Una adaptación de la novela gráfica homónima de John Wagner, publicada en 1997. Después de un intento de asalto en la cafetería donde trabaja, Tom Stall (Viggo Mortensen) somete a los maleantes con destreza absoluta, acreedor de fama y halagos en los medios. Así, algunos mafiosos lo encuentran y lo acosan por una muerte no esclarecida. No se trata de una película repleta de acción, sino de una trama que hilvana las complejas vidas de los personajes, y en ellas el bien, el mal y la identidad.

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4. El aura (2005), de Fabián Bielinsky

Un taxidermista epiléptico va al bosque con su amigo para cazar. Dispara el rifle y, sin querer, mata al sombrío guía. Se entera que está involucrado en un futuro robo, algo con lo que el protagonista siempre había fantaseado. Finge ser cómplice para no delatarse y participa en el atraco. La película es tensa e inteligente. Bielinsky habla de identidad, juicios morales y la realidad subjetiva con un manejo impeccable de la fotografía.

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5. Brick (2005), de  Rian Johnson

La desaparición y muerte de la exnovia de Brendan (Joseph Gordon-Levitt), un estudiante del sur de California, son relacionadas con una llamada realizada la noche anterior, donde ella le da una serie de palabras inconexas que cambiarían la vida del protagonista. Basado en el estilo verbal de las novelas de Dashiell Hammett, el director juega y deshilvana los hilos de esta película, que pertenece al nuevo cine negro norteamericano. Un guión inteligente que, sin lugar a duda, ocurre en la escuela preparatoria estadounidense.

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6. Zodiaco (2007), de  David Fincher

Entre 1966 y 1978 la ciudad de San Francisco conoció al asesino serial más brutal de Estados Unidos: El Zodiaco, cuyos crímenes quedaron sin culpable. En 2007 David Fincher lleva al cine su historia y relata la búsqueda obsesiva de este asesino emprendida por periodistas y policías. El Zodiaco no sólo acabó con la vida de un incierto número de personas sino que los involucrados en la investigación también perdieron sus vidas de manera simbólica.

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7. Quémese después de leerse (2008), de Joel y Ethan Coen

Escrita, producida y dirigida por los hermanos Coen, esta comedia negra cuenta la historia de un agente de la CIA que pierde un CD con sus memorias, luego encontrado por los empleados de un gimnasio, quienes piensan chantajearlo con, lo que creen, son archivos secretos. Según la revista estadounidense Rolling Stone, es“un thriller cómico como un puzzle, que toma nuestra creciente estupidez nacional y la torna en una farsa sexual”.

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8. Bad Lieutenant (2009), de Werner Herzog

En 1992 Abel Ferrara hizo una película con el mismo nombre. Posteriormente Herzog la reinterpretaría de una manera totalmente distinta. Entonces Jordi Costa, critic de cine, escribiría en el periódico El Paìs, «Herzog ha tergiversado brutalmente el sentido del original, consiguiendo una obra igualmente desafiante, pero quizás más transgresora y, sin duda, malintencionada que su modelo. (…) Donde Ferrara proponía una película espiritual, Herzog contrapone una película esencialmente materialista.»

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9. Drive (2011), de Nicolas Winding Refn

Mecánico en el día, chofer de ladrones de noche, el protagonista de esta historia busca salvar a su novia —por llamarle de algún modo— del peligro tras una situación que la involucra con criminales. El silencio prevalece como un recurso cinematográfico, acompañado de la narrativa en claroscuros y el sello estilístico de Winding.

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10. True Detective (2014), de Nic Pizzolatto

La primera temporada narra la historia de dos detectives («Rust» Cohle, interpretado por Matthew MCconaughey y Martin Hart por Woody Harrelson) que investigaron, con singular obsesión, un asesinato. La historia se divide en dos momento:  hace 17 años, cuando se abrió el caso, y 2012, el presente en el que son interrogados respecto del mismo. Durante la trama se descubren los aspectos de la relación entre los compañeros. Esto a través de una fotografía, música y guión que componen a la perfección toda la serie. Las referencias intelectuales son constants, sobre todo a El Rey Amarillo (1985) de Robert W. Chambers, a Nietzsche, y, presumiblemente, a H.P. Lovecraft.

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[4 de septiembre de 2014]

 

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