Recientemente el Festival Internacional de Cine de Cannes anunció que el filme Chronic, del director mexicano Michel Franco, formará parte de la Selección Oficial del certamen, integrada por 19 películas, entre las que se encuentra Youth, de Paolo Sorrentino. En 2012 Franco (Mexico DF, 1979) consiguió el premio en la misma categoría con Después de Lucía (2012).

En entrevista con Código, el cineasta da cuenta de las intenciones de su nueva entrega y los desafíos del cine mexicano en el presente, en un momento en el que los creadores del territorio han tenido una notable presencia en diversos festivales internacionales.

En tus películas anteriores suceden acontecimientos violentos que determinan la vida de los personajes. ¿En Chronic sucede algo similar?, ¿qué otras semejanzas encuentras entre ella y tus otras cintas?

Hay muchas constantes temáticas con las películas anteriores. Sin embargo, estructuralmente Chronic —que cuenta la relación de un enfermero con sus pacientes terminales— es una película muy diferente. No hay un hecho tajante que separe el antes del después. Daniel y Ana y Después de Lucía tienen similitudes en este sentido. Pero me di cuenta que Chronic las cosas han cambiado. No quiero decir para mejorar o empeorar, simplemente he cambiado.

¿Cómo concibes al espectador de tus películas, crees que puedas influirlo para que tome una posición política o social?

Nunca he intentado explicarle o enseñarle nada a nadie. No me siento capacitado en lo absoluto. Hago películas porque intento entender qué sucede en ciertos acontecimientos sociales, pero definitivamente no tengo ninguna respuesta aleccionadora.

Los espectadores tienen sus propias interpretaciones. En el caso de mi película más reciente el tema es la enfermedad, los pacientes. A pesar de estar vigentes, estos temas no están de moda, pero forman parte de la vida de los seres humanos. Algo parecido sucedió con Después de Lucía que trata sobre la violencia, una violencia colectiva, que siempre ha existido.

Michel Franco, Chronic (2015). Imagen del rodaje. Cortesía del director

Desafíos para el cine mexicano

¿Cuáles son los principales retos de los jóvenes cineastas mexicanos?

Lograr que las películas se vean, porque hay filmes extraordinarios que se distribuyen con muy pocas copias. El público no se entera de que existen. Por ejemplo Heli, del talentoso Amat Escalante, no recibió la atención que merecía en nuestro país a pesar de haber ganado el premio de Mejor Director en el Festival de Cannes en 2013. Otro caso es Güeros, una película que me gustó mucho y que pasó prácticamente desapercibida por la cartelera comercial.

El cine mexicano ha comenzado su expansión. Lo podemos ver con su presencia en diversos festivales, como Cannes o los Óscar. ¿A qué crees que se deba?

La expansión lleva muchos años, es algo más que una racha. Parece ser un proyecto sólido. Hay mucho talento en México. También hay mucho arrojo y valor de los directores para trabajar. Muchos de los cineastas destacados trabajan incluso sin fondos estatales o con presupuestos bajísimos, y los resultados han sido extraordinarios. Desafortunadamente, la gente no puede vivir de hacer cine. Los que hacemos películas que no son de género —de fórmula— tenemos que encontrar la manera de vivir de esto.

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[6 de mayo de 2015]