Cn
Cecilie Manz. Cortesía de Cecilie Manz Studio.

Cecilie Manz, el carácter de la simpleza

25.01.2018

Exploramos el trabajo de Cecilie Manz, quien este año recibió el reconocimiento de de la feria Maison & Objet de París como diseñadora del año.

Cecilie Manz no le tiene miedo al papel en blanco —dice que es solo cuestión de comenzar; es decir, de seguir ese primer impulso, ese presentimiento, esa explosión creativa que logra hacer del vacío un objeto simple pero con carácter. Es esto último lo que caracteriza a la escandinava que, este año, fue elegida por Maison & Objet Paris, como la diseñadora del año.

Cada año, la feria se da a la tarea de seleccionar a un diseñador en cuya trayectoria se pueda apreciar lo mejor del interiorismo y del diseño industrial a nivel mundial: proyectos que marcan una tendencia, aquello que ocupa el ojo del mundo. En esta ocasión, el reconocimiento a Cecilie Manz nos dice mucho sobre las aspiraciones y búsquedas del diseño contemporáneo —en voz de Manz, objetos que busquen crear buenas maneras de vivir, aquellos que provean buenas soluciones, pequeñas mejoras a la vida cotidiana; esto es, productos que se adapten al ajetreo contemporáneo y que, con su uso, nos otorguen un instante —aunque efímero— de paz.

La diseñadora danesa logra malabarear perfectamente naturaleza y civilización, declarando que necesita lo vibrante de la vida urbana para nutrir su creatividad; sin embargo, encuentra necesario volver a los suburbios, lejos de la avalancha urbana, para reconectarse con los elementos. Esta clase de dualidades son un constante en su vida y en su obra, la cual se podría entender como el punto medio entre dos estilos de vida opuestos. Ambivalencia que se deja ver, también, en su modo de trabajo, donde se debate entre lo íntimo y la labor en equipo: maneja un pequeño estudio en Copenhague con tres empleados y, quizá, un interno, cuando es oportuno. El hacerlo así, le brinda la posibilidad de ser sumamente cercana a cada uno de los pasos en los procesos de creación de los proyectos —lo firma todo, comprende cada uno de los detalles e implicaciones, se asegura que todo se esté fluyendo en el cauce correcto.

Cecilie Manz y Lightyear, Carvaggio, 2005. Cortesía de Cecilie Manz Studio.

Hay tres conceptos que son fundamentales para ella en su trabajo: funcionalidad, simpleza y calidad. La primera —hacer un objeto que es útil— es una regla general del diseño, el punto de partida: recordar que cada cosa incide directamente en la vida cotidiana. Luego, la simpleza se presenta como una búsqueda constante, un refinamiento cualitativo del proyecto, el llevarlo a su mínimo indispensable sin hacerlo perder su carácter, su fuerza, su chispa de creatividad e ingenio. Finalmente, la calidad. Según Manz, es algo que ocurre en el proceso: ella no presenta un proyecto que no sea lo más perfecto —a sus ojos— posible. Al decir esto, lo hace casi estableciendo una norma general del diseño, algo que debería suceder naturalmente: la calidad va implícita en un proceso que parte de la pasión. «En un principio me encontraba haciendo toda clase de cosas, pero necesitaba de mi pasión en cada paso que di, en cada exhibición que acepté… Era precisa, lo que presentaba necesitaba ser perfecto…»[1].

Cecilie Manz declara que su trabajo corre por dos caminos: el experimental, de carácter presonal, las colaboraciones con la industria. Ambos se alimentan mutuamente: las colaboraciones con la industria le otorgan muchas veces soluciones para continuar experimentando y generando prototipos, que posteriormente puede presentar como posibles proyectos a la industria. Un ejemplo de esta retroalimentación se puede apreciar en su primer proyecto en producción: The Ladder, la escalera: una escala cuyos primeros peldaños son también una silla. Otro proyecto —el cual catapultó su carrera— fue la lampara Caravaggio (la cual sigue en producción), pieza que explora las posibilidades de la luz y del color.

Cecilie Manz y Nils Holger Moormann, The Ladder, 1999. Cortesía Cecilie Manz Studio.

Color: otro concepto fundamental para la escandinava, quien declara que «Los colores llegan en una etapa temprana del trabajo, no son algo que arrojas al último momento… »[2].
Para ella, son los colores —en su aplicación material—, los que dotan de identidad a un objeto. Se ha hecho notar que su influencia escandinava se puede leer en las relaciones de color de sus objetos: escalas de grises en juego con colores más brillantes y, a la vez, sutiles, simples.

La pasión por el diseño de Manz viene de un inherente amor por los objetos: le emociona pensar que puede diseñar algo que sea útil en la vida cotidiana, tomando como punto de partida su vida misma, refiriendo a sus necesidades personales y cotidianas. Actualmente, su proyecto más reconocido es la colaboración que tiene con la compañía de sonido B&O, diseñando las bocinas de su línea B&O Play.

Cecilie Manz y B&O, A1, 2016. Cortesía de Cecilie Manz Studio.

Este mes, durante Maison & Objet, expuso sus productos anteriores y sus nuevas creaciones, posicionándose como una de las mayores figuras del diseño escandinavo con el reconocimiento de diseñadora del año. De manera paralela, otro galardón que enalteció su carrera fue el premio de cultura de los príncipes de la corona, otorgado en 2014 por el príncipe y la princesa de Dinamarca en persona. Con más de veinte años de carrera, Cecilie Manz reconoce que no es facil posicionarse dentro de la industria del diseño —llegar a ser, finalmente, reconocido como un diseñador de valía—; sin embargo, reitera que es necesario mantener al pasión pues, al final, algo hecho apasionadamente será indudablemente visto.

 

[1] Cecilie Manz, Designer of the Year. https://vimeo.com/251929147

[2] 2018-01 – Cecilie Manz – Designer of the year M&O January 2018. https://vimeo.com/243167737

 

[25 de enero de 2017]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.