Cn

C.A.C.A.O. Entrevista con José Miguel González Casanova

26.11.2013

El pasado 15 de noviembre el Museo Universitario del Chopo inauguró la exposición y tianguis de la Cooperativa Autónoma de Comercio Artístico de Obras, C.A.C.A.O. El proyecto tiene como principal objetivo construir una red de venta e intercambio de productos y servicios culturales, como una alternativa frente a los monopolios comerciales y la homogenización de la diversidad cultural.

La iniciativa es una propuesta del artista José Miguel González Casanova, que platicó con Código acerca de la Cooperativa y de las problemáticas que actualmente rodean a la producción cultural independiente en México.

¿Cómo surge la iniciativa de crear Cooperativa Autónoma de Comercio Artístico de Obras ­–C.A.C.A.O?, ¿existió algún vacío o problemática en específico que detonó tu interés por desarrollar este proyecto?

Como artista he desarrollado varios proyectos de vinculación social. El más reciente fue el Jardín de Academus, en el MUAC: eran 30 laboratorios de arte y educación donde se integraban artistas con comunidades marginadas, con escaso o nulo acceso al arte y la educación formal, para generar un proceso pedagógico y estético. Los encuentros provocaban la participación del público e invitaban a reflexionar en torno a los puntos de convergencia entre arte y educación. Más tarde, José Luis Paredes Pacho me invitó a realizar un proyecto para el Museo Universitario del Chopo. Pensé que el siguiente paso, después de haber explorado la relación entre arte y educación, era analizar el diálogo entre arte y economía.

Como docente —he sido profesor en la UNAM desde hace 25 años—, también me he preguntado sobre las posibles vías para lograr que un proyecto circule y sea sustentable. El arte —su proceso creativo— tiene que integrar la producción, distribución y consumo, así como provocar la creación de públicos y entablar una relación directa con ellos. En la ENAP trabajo en la colección Medios Múltiples que surge como resultado de un seminario con estudiantes de arte. Como parte del ejercicio detectamos un mercado particular que nos permitiera recuperar la inversión de los proyectos: los consumidores potenciales son los mismos estudiantes. Eso ya habla de una economía.

Por otro lado, como productor cultural me he enfrentado a un problema: los intermediarios. El 50% del costo de los libros que he realizado, por ejemplo, son destinados a un intermediario que sólo se dedica a ponerlos en circulación sin tomar ningún riesgo. Pero si el libro no es un bestseller y no genera altas ventas lo quitan y  simplemente no dejan ningún ejemplar. Este sistema provoca la homogenización de la producción cultural simbólica y priva la diversidad cultural. Sin embargo, he observado que hay muchísimos productores culturales independientes que logran sobrevivir y autofinanciarse a partir de la relación con públicos específicos que son sus consumidores.

Así fue como comencé a preguntarme: ¿Qué pasaría si juntamos en un mismo espacio a 100 productores culturales con públicos específicos y  creamos una red de distribución?, ¿cómo vencer al intermediario, sobrepasarlo y cuestionar su rol? Al eliminar la función del intermediario, que centraliza y determina cuáles son los productos que circulan, se cuestiona también la diferencia entre productor y consumidor. Se me ocurrió formar C.A.C.A.O como una red solidaria de distribución que otorga valor a la producción y que permite generar mercados con cierta autosustentabilidad. El proyecto también incluye diversos talleres que posibilitan la relación directa entre productor y consumidor, emancipando la distinción de sus roles en el ejercicio del comercio.

La intención de C.A.C.A.O es reunir productores culturales independientes con propuestas ecológicas, éticas, estéticas, pedagógicas y económicas. Estos cinco objetivos plantean economías alternas de cara a la crisis financiera y  a las injusticias del mercado centralizado.

Como parte de C.A.C.A.O se encuentra el Banco del Tiempo y la moneda solidaria, ¿cómo funciona este ejercicio y qué dinámica  propone?

En el Banco del Tiempo el público puede adquirir la moneda de CACAO a cambio de horas de trabajo, servicios especializados o culturales —diseño gráfico, corrección de estilo, edición, etcétera— que estén vinculados con las producciones presentes en el tianguis. Los productores venden sus productos otorgando de 20 a 100% de descuento en moneda CACAO. A su vez, con el dinero que reciben por la venta, pueden comprar horas de trabajo al público. Se trata de un círculo de intercambio simbólico y de tiempo que motiva la participación del público en los proyectos. Es otra mecánica de crear una sinergia de producción cultural.

Dentro del Museo, el tianguis opera con una estructura específica. Pero fuera de los espacios institucionales ¿son posibles este tipo de canales de circulación?

Sí son posibles. Al producir arte y cultura resultan modelos simbólicos de otras realidades sociales. Y en la medida en que esto funcione estamos inventando modelos que pueden ser adoptados por otro tipo de producciones.

C.A.C.A.O entiende al museo como un espacio público donde se está actuando como si se tratara de otro lugar. Realmente la única diferencia es que entre semana puedes visitar una exposición, pero los sábados y domingos el tianguis se monta aquí, como podría montarse en cualquier otro espacio. En este sentido, también se está cuestionando el rol del museo: ya no es un lugar para la recepción pasiva de la producción cultural, sino para la generación de capital simbólico, conocimiento y vínculos creativos.

El proyecto también se ha planteado desde el plano legal. La intención es crear una cooperativa que pueda formar parte de la economía formal, expedir facturas, declarar movimientos ante Hacienda y ser partícipes de la dinámica institucional. Es un ejercicio muy real que sobrepasa las fronteras del museo. En este sentido, el efecto del tianguis en el Chopo es de largo alcance: nuestro sitio web seguirá funcionando como espacio de exhibiciónn de los productos de C.A.C.A.O. Pero también se ha creado una red solidaria entre productores de Oaxaca, Guanajuato y la ciudad de México. Este ejercicio no es la conclusión del proyecto, sino el inicio de futuras colaboraciones.

Además de la activación de una economía alterna, ¿cuáles son otros aspectos que se favorecen con el apoyo a la producción cultural independiente?

De alguna manera la generación de capital simbólico es economía. Las dos terceras partes de la riqueza del planeta se generan simbólicamente a través de la especulación financiera y el espectáculo: la televisión, el cine, los medios de información. No obstante, cada vez cobra más importancia el dueño de los derechos de autor frente al dueño de los objetos. Lo importante es el conocimiento y producción de ideas. Un proyecto como C.A.C.A.O. promueve la generación de capital simbólico, la vinculación entre diferentes disciplinas, y el desarrollo de modelos de sensibilidad y de estrategias para detectar consumidores potenciales. Asimismo, favorece la diversidad de públicos que buscan propuestas multidisciplinarias. De esta manera se generan identidades y posibilidades que superan al espectáculo centralizado del mercado artístico y general.

Con respecto a tu experiencia en el desarrollo de este proyecto, ¿cuáles son algunas posibles estrategias que pueden llevar a cabo los productores culturales independientes para continuar con este tipo de intercambio?

Durante la investigación previa al tianguis y a la exposición, me pude dar cuenta que existe una tendencia generacional por explorar diferentes vías de circulación, producción cultural y vinculación con los públicos. Se trata de una generación que no cree en la participación del Estado —como lo hizo la generación de los ochenta— o en la promesa neoliberal tan propia de los noventa. Son jóvenes de aproximadamente 30 años que, frente al desencanto del Estado y la iniciativa privada, están generando proyectos dirigidos a públicos pequeños que los sustentan.

En C.A.C.A.O. tenemos modelos muy particulares, como Ediciones Acapulco, que venden suscripciones para obtener ganancias y producir sus libros; Fábrica Social, que busca enriquecer el trabajo de artesanos a través de talleres pedagógicos donde se crean diseños contemporáneos. Su proyección apuesta por la vinculación entre las comunidades de Guerrero y Oaxaca con el mercado internacional. Con respecto al trabajo colaborativo existen ejemplos como Joc Doc, un grupo dedicado a realizar fanzines en serigrafía. Se vinculan con dibujantes de cómics de todo el mundo y distribuyen su material a un precio muy accesible. Está la Unión de Coeditores Gráficos, que proponen reunir impresores de grabado y hacer coediciones con los artistas. La mitad de la ganancia de la edición es para el artista y la otra mitad para el taller editor. En total, el tianguis reúne 40 modelos como propuesta de 100 participantes.

La cultura forma parte importante dentro de la economía del país. En 2006, Ernesto Piedras realizó un estudio que reveló que el sector de la cultura principalmente las industrias culturales: diseño, editorial, audiovisual es un sector en crecimiento que aporta hasta un 7.5% del PIB. ¿Consideras necesario un mayor apoyo por parte del Gobierno para la producción cultural independiente?

Sí, claro. Es necesario promover y facilitar el crecimiento de la producción cultural, sobre todo por la generación del conocimiento y de capital simbólico para la riqueza de un país. No se trata de convertirnos en maquiladores de producción cultural extranjera, sino de generar modelos de sensibilidad propios que respondan a nuestro contexto. Debemos desarrollar la capacidad de participar en la construcción de un conocimiento universal y encontrar un reflejo en nuestra propia diversidad cultural. No hablamos exclusivamente de dinero, sino de calidad de vida y de un proceso de ciudadanización que es cada vez más necesario. Se debe participar en la construcción de nuestra sociedad y asumir un compromiso con nuestras realidades. Las situaciones de narcotráfico y violencia en nuestro país serían muy distintas si hubiera más apoyo al arte, la cultura y la educación, porque ofrecen otras maneras de comprender la vida y significarla.

El apoyo al arte y la cultura es fundamental, pero a través de estructuras de creación horizontal y de circulación de productos. El patrocinio que ofrecen el FONCA o el Sistema Nacional de Creadores, por ejemplo, es muy bueno, pero parece que les falta concebir el arte como algo más que el productor aislado en su estudio. Falta visión para ver de qué manera la producción cultural y artística tiene una relación social. Las políticas culturales no han tomado en cuenta la producción y circulación de la obras, pero tampoco el vínculo con lo social.

¿Cuáles son los planes a futuro de C.A.C.A.O. después del tianguis y la exposición en el Chopo?

Seguiremos activos a través de nuestro sitio web, que servirá como punto de conexión entre los productores de la Cooperativa y el consumidor. No se realizarán ventas directas, pero la idea es continuar incrementando la base de datos del Directorio de Productores Culturales Independientes.  Mostraremos los productos y crearemos ligas a los sitios web de cada proyecto. En ese sentido somos intermediarios de relaciones, pero no obtenemos beneficios económicos.


Museo Universitario del Chopo
C.A.C.A.O
Exposición: del 15 de noviembre al 6 de enero de 2014
Tianguis: hasta el 8 de diciembre
www.chopo.unam.mx

cooperativacacao.blogspot.mx


[26 de noviembre de 2013]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.