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Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 – Ginebra, 1986)
Jorge Luis Borges, Para las seis cuerdas (1965). Ilustrado por Héctor Basaldúa
Jorge Luis Borges, Para las seis cuerdas (1965). Ilustrado por Héctor Basaldúa
Jorge Luis Borges, Para las seis cuerdas (1965). Ilustrado por Héctor Basaldúa
Jean-Luc Godard, Alphaville (1965)
Jean-Luc Godard, Alphaville (1965)
Jean-Luc Godard, Alphaville (1965)
Donald Cammell y Nicolas Roeg, Performance (1970)
Donald Cammell y Nicolas Roeg, Performance (1970)
Donald Cammell y Nicolas Roeg, Performance (1970)
Donald Cammell y Nicolas Roeg, Performance (1970)
Umberto Eco, El nombre de la rosa (1980)
Felipe Cazals, El tres de copas (1986)
Felipe Cazals, El tres de copas (1986)
A la izquierda: León Ferrari, Tarde que socavó nuestro amor (de la serie Brailles) (ca. 1990)
Martin Scorsese, Pandillas de Nueva York (2002)
Martin Scorsese, Pandillas de Nueva York (2002)
Narcisa Hirsch, El Aleph (2005)
Narcisa Hirsch, El Aleph (2005)
Narcisa Hirsch, El Aleph (2005)
Johan Grimonprez, Double Take (2009)
Johan Grimonprez, Double Take (2009)
Johan Grimonprez, Double Take (2009)
Diana Aisenberg, Pizarra de color amarillo

Borges y el arte. 10 piezas artísticas basadas en el imaginario borgiano

29.06.2016

Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 – Ginebra, 1986) es uno de los escritores más importantes del siglo XX. Su obra incluye ensayos, cuentos y poemas que recurren al tiempo, el infinito y demás temáticas filosóficas que toman como base a autores como Kafka y Schopenhauer. En el 30 aniversario de su muerte, Buenos Aires le rinde tributo a su autor más universal con la exposición Borges. Ficciones de un tiempo infinito presentada desde el 15 de junio en el Centro de Cultura Kirchner.

Del universo artístico en expansión que tiene como inicio las influencias que desprenden los textos de Borges, Código selecciona 10 momentos que evidencian la relación del escritor con las artes audiovisuales, incluyendo obra plástica y cinematográfica. El orden es cronológico.

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1. Ilustraciones de Héctor Basaldúa en Poemas (1959), Para las seis cuerdas (1965) y Elogio de la sombra (1969)

Además de colaborar con su hermana Norah Borges, el escritor también trabajó con el dibujante argentino Héctor Basaldúa para ilustrar y realizar las portadas de algunos de sus libros. A la par que en 1954 Basaldúa exponía en la Galería Bonino su serie Arrabal, un texto de Borges acompañó la muestra: Glosa, en donde hacía evidente el vínculo entre ambos creadores: “De las estampas de Basaldúa yo diría que éstas nos dicen algo, un secreto, que a un tiempo es inasible y preciso, perdido en el instante en que lo sabemos y memorable”. 

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2. Alphaville de Jean Luc Godard (1965)

En Alphaville los personajes de Godard viven en un escenario futuro distópico, en donde han perdido la individualidad y los sentimientos, y están controlados por una máquina, Alpha 60. En este mundo se infiltra Lemmy Caution, un agente secreto enviado a Alphaville para encontrar a un compañero desaparecido y asesinar al Profesor Von Braun, el fundador de la ciudad. Así, el único vehículo para que Caution no sea descubierto por Alpha 60 resulta ser la poesía, instrumento de las emociones desconocido por ésta. El poema del ensayo de Jorge Luis Borges, «Nueva refutación del tiempo» (1944-46), es citado por la despiadada máquina como cierre de su historia: “El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me devora pero yo soy el tigre. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges”, sustituido en el largometraje como “El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Alpha 60”.

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3. Performance de Donald Cammell y Nicolas Roeg (1970)

Mick Jagger leyó a Borges. En una escena de este largometraje, el vocalista de The Rolling Stones cita fragmentos de los cuentos «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» y «El sur», publicados en 1940 y 1953 respectivamente. Las referencias al escritor también son visuales. En una escena de la película, una bala es disparada en el rostro de Jagger, dejando ver un retrato de Borges, contra el que también choca el proyectil y termina partiéndose pedazos. En su momento, el filme fue rechazado por la crítica, pero después terminaría convirtiéndose en una obra de culto.

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4. El nombre de la rosa de Umberto Eco (1980)

En la primera novela del filósofo italiano existe un monje ciego de nombre Jorge de Burgos, que tiene una fascinación por los laberintos y controla la biblioteca de la abadía, escenario donde suceden los acontecimientos. Incluso Eco declaró para el diario Clarín que “al igual que los pintores del Renacimiento, que colocaban su retrato o el de sus amigos, yo puse el nombre de Borges, como el de otros tantos amigos. Era una manera de rendirle homenaje a Borges”. El semiólogo descubrió al autor argentino en su juventud, y desde entonces él también tendría una gran admiración por su obra.

Umberto Eco, El nombre de la rosa (1980)

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5. El tres de copas de Felipe Cazals (1986)

A partir del argumento de «La intrusa» de Borges, el largometraje del director mexicano relata la historia de Pedro y Damián, que en lugar de ser dos cowboys argentinos, en el filme se sitúan en México, en los tiempos posteriores a la intervención francesa y la guerra de Reforma. Después de licenciarse del ejército juarista, los dos personajes comienzan una vida que los lleva por los bajos mundos. Más allá de ser un retrato político, la película se centra en un conflicto íntimo que comienza cuando ambos hombres desean a la misma mujer.

Felipe Cazals, El tres de copas (1986)

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6. Brailles de León Ferrari (colección iniciada a finales de los 90)

Sobre una fotografía de Man Ray, el artista argentino plasmó el poema de Borges «Tarde que socavó nuestro amor» en lenguaje braille. La pieza invita al espectador a tener contacto físico con la obra, de esta manera, inicia un diálogo sensual –sensitivo– en una paradoja entre tocar una obra de arte y acariciar una imagen erótica. Con esta obra, Ferrari obtuvo el Gran Premio del Salón de Mar del Plata en 1997, y forma parte de una colección que, además de tomar textos de escritores, también emplea imágenes religiosas, fragmentos de la Biblia y otros recursos provenientes de la historia del arte.

A la izquierda: León Ferrari, Tarde que socavó nuestro amor (de la serie Brailles) (ca. 1990)

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7. Pandillas de Nueva York de Martin Scorsese (2002)

Borges antes que Martin Scorsese se inspira en The Gangs of New York del periodista estadounidense Herbert Asbury. Escrito en 1927, el libro trata sobre el auge y caída de las pandillas del siglo XIX en la metrópoli. Así, el escritor argentino comienza su cuento «El proveedor de iniquidades Monk Eastman» revelando su fuente. El relato es de los primeros cuentos del autor y formaba parte de una serie sobre criminales y estafadores que llevaba el título Historia universal de la infamia, publicada en la Revista Multicolor.

Martin Scorsese, Pandillas de Nueva York (2002)

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8. El Aleph de Narcisa Hirsch (2005)

“Vi el alba, vi las muchedumbres, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, […] vi el Aleph”. Este fragmento del cuento, publicado en 1945 en la revista Sur, es el eje del video de poco más de un minuto realizado por Narcisa Hirsch (1928). Así como para Borges el Aleph es el punto desde donde puede observarse todo el universo simultáneamente, la pieza de Hirsch es una secuencia de imágenes que muestran escenas individuales cotidianas y de la naturaleza –el beso de una madre a su hijo, una niña corriendo, una cascada–, conectadas cada una por la imagen del paso del tiempo representada por un reloj que corre.

Narcisa Hirsch, El Aleph (2005)

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9. Double Take de Johan Grimonprez (2009)

Tom McCarthy, guionista de Double Take, se basa en el cuento «15 de agosto, 1983» en el que Borges, de 61 años sostiene un diálogo con su doble de 84 que está suicidándose en una habitación de hotel. En el largometraje, un joven Alfred Hitchcock se encuentra en 1962 rodando Los pájaros. Cuando el reconocido cineasta hace una pausa para realizar una llamada, termina en un cuarto donde se encontrará con su doppelgänger de 1980, quien indirectamente devela cómo puede o no terminar la Guerra Fría. Ambos se insertarán en una conversación donde conviven la confusión, la paranoia y la desconfianza. Bajo el aforismo “si conoces a tu doble, mátalo”, al contrario del Borges suicida, el Hitchcock joven será quien ultime a su versión madura.

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10. Pizarra de color amarillo de Diana Aisenberg

El amarillo es el último color que Borges vio antes de perder la vista completamente. Incluso, en una conferencia que dictó en 1977, el autor decía con ironía: “Todavía puedo descifrar algunos colores, todavía puedo descifrar el verde, el azul. Y, sobre todo, un color que no me ha sido nunca infiel: el amarillo”. Así, la artista argentina Diana Eisenberg (Buenos Aires, 1958) transforma esta tonalidad en icónica a través de una pizarra en la que el espectador y la pieza se activan al escribir qué significa el amarillo para éste. La pieza expone la filosofía de Eisenberg, el diálogo entre el arte y la educación, al tomar el pizarrón como objeto –símbolo pedagógico– y al incluir a las personas en el proyecto.

Diana Aisenberg, Pizarra de color amarillo

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[29 junio 2016]

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