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Black Spirit. Erick Meyenberg en entrevista

17.02.2014

En 2013 Erick Meyenberg se convirtió en el primer artista mexicano en realizar una residencia en la destilería Glenfiddich, en Escocia. Durante su estancia en la fábrica de whisky desarrolló Black Spirit, proyecto que conjuga la experiencia subjetiva y la investigación científica para analizar la relación entre el medio industrial y la naturaleza. Meyenberg enfocó el proyecto en un fenómeno particular: la transformación del paisaje natural —en un espacio lúgubre y misterioso— por el crecimiento de un hongo negro provocado por la evaporación de etanol durante el almacenamiento del alcohol escocés.

Black Spirit fue el pretexto para conversar con Erick Meyenberg sobre los intereses y ejes creativos que han caracterizado a su trabajo.

Lee un artículo sobre la carrera y el trabajo de Erick Meyenberg en Código 79.

En Black Spirit es evidente la relación entre la industria y la naturaleza, pero también se refleja una confrontación. ¿Cómo fue tu acercamiento con estos dos medios que aparentemente son disímiles entre sí?

Me interesó abordar la relación entre lo industrial y lo natural desde una perspectiva poética, pero también tomando en cuenta las condiciones del lugar: los animales, la madera —y sus cortes industriales—, los árboles, los hongos, etc. No intenté desarrollar una explicación del fenómeno, sino exponer la transformación de los árboles por intervención de la industria y su posterior regreso al paisaje natural.

Existe un punto de convergencia muy particular entre la naturaleza y la industria. Pero también es posible pensar la naturaleza como una máquina o como un sistema que se reproduce a sí mismo y que invade lo que el hombre construye. Evidentemente existen atrocidades que son producto del emplazamiento industrial, es ahí donde se genera un choque. Pero más allá de entablar un juicio moral, me interesó explorar los momentos de interacción entre ambos campos.

En este proyecto el hongo se convierte en una especie de colonia que invade los árboles. Este fenómeno nos recuerda una constante en tu trabajo: el análisis de sistemas sociales, históricos y lingüísticos, como sucede en las obras Estudio taxonómico-comparativo entre las castas del Reino de la Nueva España y las del México actual, El salón de los pasos perdidos o Hidden words, respectivamente. ¿Cuál es tu interés por trabajar y analizar ciertos sistemas?

Gran parte de mi investigación estética se basa en los sistemas entendidos como estructuras para ordenar el caos. Algo que me fascina, aunque no puedo explicar muy bien porqué, es descubrir el origen de un caos. Y una manera de abordarlo es generando un sistema.

En Black Spirit, por ejemplo, observé la naturaleza como un sistema que produce la destilación del whisky y aprovecha la evaporación —como un tipo de caos— para permitir el desarrollo de un sistema vivo —un hongo. El punto intermedio entre el orden y el caos es lo que he estado desarrollando en mis proyectos desde hace mucho tiempo. En Estudio taxonómico-comparativo entre las castas del Reino de la Nueva España y las del México actual la intención era examinar las bases de un sistema de jerarquías sociopolíticas a través de la mezcla de diferentes razas.

En general, me seduce muchísimo la idea del caos y saber que por medio de algunas ciencias, como la antropología física o la antropometría, puedes obtener datos para estructurar políticamente a una sociedad.

En algunos de tus proyectos anteriores parecía haber un acercamiento mucho más objetivo a determinados fenómenos, sobre todo por estar ligados con datos históricos o científicos, como en El conocimiento de la Tierra se hace más fácil por las relaciones comerciales o RGB Mexican Genome. No obstante, en Black Spirit hay un acercamiento más subjetivo, de relación existencial con la naturaleza.

Sí, mi trabajo está teniendo un giro. Me di cuenta que no hay forma de abordar políticamente un hecho histórico o literario, un fenómeno de la naturaleza o cualquier aspecto científico, si no hay un verdadero involucramiento personal. Precisamente ahora, como consecuencia de una experiencia muy fuerte que viví el año pasado, me di cuenta que todo debe partir desde tu cuerpo. Me explico, es importante reconocer tu propia materialidad que se enfrenta a cualquier fenómeno, no se trata de una objetividad externa a uno mismo sino de una percepción que provoca consecuencias afectivas, intelectuales y comunicativas con el exterior.

Por esta razón, en Black Spirit decidí presentar dos perspectivas de una misma investigación. La primera es la instalación Black Spirit-Valley of the deer que, aunque muestra una acercamiento mucho más subjetivo en comparación con el resto de mi trabajo, intenta abordar el contexto y sus fenómenos. Por otro lado, con Black Spirit-Cancer me pregunté: ¿qué haces con la investigación que tienes? Evidentemente no quería hacer una tesis científica sobre el hongo ni un comentario moral sobre la industria, sino observarme y preguntarme qué efecto me estaba causando la confrontación con los bosques negros. Y siempre me rebotaba una sensación de angustia o de miedo ante un momento de fragilidad de mi propio cuerpo y de los límites de la vida. Así fue como decidí crear una pieza completamente subjetiva, pero siempre partiendo de la investigación realizada previamente.

En este caso en particular, por encontrarte en una residencia en Escocia, el proyecto surgió a partir del contexto. Pero en tu trabajo en general, ¿cómo se desarrollan los procesos creativos y de investigación?

Los proyectos surgen a partir de intuiciones, tu cuerpo comienza a sentir un interés particular por un fenómeno y el siguiente paso es descubrir qué es eso que te está llamando la atención.

Para mí el arte es un laboratorio de doble interacción donde surgen preguntas y respuestas que te conducen a realizar un proyecto en específico. Si éste no resuelve tus dudas —como generalmente sucede—, entonces desarrollas otro proyecto nuevo. Y así sucesivamente. Se trata de un ir y venir, de descubrir lo que una percepción te está evocando.


Erick Meyenberg (México DF, 1980) estudió Artes visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. En 2005 estudió como alumno invitado en la Universidad de las Artes de Berlín. Ha recibido las becas del FONCA para estudios en el extranjero (2005-2007) y Jóvenes Creadores (2013). En 2010 presentó la pieza Estudio taxonómico-comparativo entre las castas del Reino de la Nueva España y las del México actual, comisionada por el Laboratorio Arte Alameda. Un año más tarde fue invitado por el curador José Luis Barrios a realizar un proyecto de intervención al Monumento a la Revolución. El resultado fue la pieza El salón de los pasos perdidos que formó parte de la exposición Los sueños de una Nación. Un año después 2011 en el Museo Nacional (MUNAL). Actualmente presenta la exhibición El regreso del dinosaurio, en el Museo Universitario del Chopo, y se prepara para la exposición colectiva Deadpan Exchange. Part VIII que se presentará en Casa Maauad.


[17 de febrero de 2014]

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