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Un viejo oficio con nuevo estilo: Barber Ámsterdam

14.11.2012

No hay mejor manera de preservar una tradición que rescatarla del olvido y traerla a la luz con nuevos bríos. Así ocurre con Barber Amsterdam, una barbería situada en un edificio histórico del siglo XIX en el centro de la capital holandesa. Su espacio y mobiliario apelan a la sofisticación del gusto masculino, todo ideado por el arquitecto Ard Hoksbergen, quien ganó el premio Archiprix 2012.

El estilo old fashion impera en las navajas, brochas, espejos, focos, frascos de espuma de afeitar y sillas clásicas con asientos y respaldos de cuero; todo lo que está a la mano conserva la esencia de la vieja escuela de este oficio. Los muros de azulejos blancos y hormigón siguen un patrón limpio y recto que deja al descubierto una novedosa aportación al interiorismo: tubos de cobre que forman un laberinto; algunos culminan en bombillas, grifos o ganchos que sirven de percheros, lo que resulta en una atmósfera industrial pero al mismo tiempo cálida e íntima.

El piso, conformado por vigas de madera vieja y oscura, sirve para contrastar la claridad de las paredes y complementa el concepto vintage. La filosofía de este salón de afeitar se resume en una frase que bien puede explicar su obsesión por el trato personalizado y el detalle: “Creemos que todo hombre necesita un tiempo para sí mismo y en el lujo de una buena navaja de afeitar”. Para que funcione a la antigua (cuando las barberías ofrecían mucho más que sólo alinear el bigote), Barber Amsterdam apuesta por una fórmula bien articulada: un menú de tratamientos que pueden durar desde diez minutos hasta una hora (según el corte, puede incluir una rápida sesión de relajación con una toalla caliente sobre el rostro) acompañados de café, whiskey o cerveza y una buena charla con el barbero dentro de un ambiente sencillo y sereno.

www.barber.nl


[14 de noviembre de 2012]

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