Cn
Vista de instalación de Hito Steyerl, Factory of the Sun, 2015. Foto: MCA Chicago. Cortesía.
Eva and Franco Mattes, My Generation, 2010. Tomada de MCA Chicago.

I Was Raised on the Internet. Las fronteras culturales de la red

Reseña 11.07.2018

Manuel Guerrero

La reciente exposición del Museum of Contemporary Art Chicago revisa las implicaciones de la incursión de internet en la cultura global a través de la obra de más de 40 artistas contemporáneos internacionales.

La reciente exposición del Museum of Contemporary Art Chicago titulada I Was Raised on the Internet propone un examen del impacto a gran escala que ha tenido el internet en la manera en que nos desenvolvemos en el mundo, así como en las nuevas estructuras simbólicas derivadas de la interacción mediante redes sociales y servicios de mensajería instantánea; cuestiones tratadas en el trabajo de los más de 40 artistas que conforman la muestra en las instalaciones del museo o a través de la plataforma digital alojada en el sitio del MCA Chicago.

En definitiva, la exposición plantea un punto de inflexión para repensar el papel del internet en distintas culturas y sociedades, en parte por el corte cronológico que abarca (1998-presente), pero también porque, detrás del ensueño de estéticas vaporwave y post-internet, la promesa neoliberal de la interconexión total de todos y cada uno de los habitantes del mundo en condiciones equitativas dista de ser una realidad tangible: el 2018 Global Digital Report, realizado por el blog We Are Social en colaboración con Hootsuite, mostró que la cantidad de usuarios de internet total es de 4.021 billones, lo cual representa el 53% de la población a nivel mundial —con un crecimiento del 7% respecto al 2017—, una cifra que en apariencia es alentadora pero que, si la revisamos a detalle, revela un crecimiento lento y desequilibrado entre las zonas urbanas y los entornos rurales, tomando en cuenta que, al menos hasta el 2014, el 54% de la población mundial vivía en ciudades —según reportes de la ONU—, por lo que queda claro que, sí, el incremento en la interconexión vía internet es proporcional al crecimiento de las ciudades; sin embargo, no muestra un horizonte comunicativo, por el momento, más amplio respecto a otras partes del mundo.

Estos datos nos permiten formular un par de interrogantes: cuando hablamos del impacto de internet, ¿hacia qué contexto nos estamos refiriendo? y, ¿qué tan global es el lenguaje gestado en internet? Cabe aclarar que no planteo estas preguntas con el mismo humor de las mordaces críticas lanzadas por Umberto Eco sobre las redes sociales en sus últimos años de vida, sino como preguntas inherentes a un proceso de reconversión social que va a permear distintas áreas en transición urbana, en la medida en que éstas —irremediablemente— crezcan. En este sentido, es necesario tener muy en cuenta los números anteriormente citados cuando se hable de internet y cultura, pues queda patente que la dialéctica entre centros y periferias no sólo tuvo, tiene y tendrá lugar en aspectos de urbanismo o arquitectura: como en otros tiempos, se presentan ante nosotros mecas culturales desde las cuales provienen formas de comunicación escritas y visuales en auge, las cuales tendrán que ser asimiladas por los nuevos netizens con el fin de no quedarse fuera de las discusiones en boga.

Harm van den Dorpel, Assemblage, 2012. Tomada de MCA Chicago.

Por lo anterior, resulta difícil convenir con el planteamiento curatorial de I Was Raised on the Internet cuando menciona una selección global de artistas. Si la incursión y crecimiento de internet se ha dado a la par del desarrollo urbano, entonces la concepción de lo que es global se perfila únicamente como un proceso de unificación de las grandes metrópolis mediante las telecomunicaciones, indiferente a todo lo que sucede al margen de su propio despliegue económico.

Con esto no estoy tratando de recuperar perspectivas artísticas románticas que piensan en el arte como una actividad universal e inocente, pero sí considero que al esclarecer los parámetros bajo los que sucede y se mueve una cierta producción artística podremos realizar un análisis más completo sobre las obras que se presentan y que abordan las consecuencias —positivas o negativas— de la entrada de internet en las dinámicas sociales dentro de un entorno urbano.

Así, las cinco secciones de la exposición apuntan hacia una consideración crítica sobre aspectos clave de esta circunstancia actual, tales como la incursión de las redes sociales en la vida privada; los cruces entre el espacio físico y el entorno digital; las estrategias de recopilación de información para asuntos de seguridad nacional; las afinidades culturales entre las tecnologías interactivas y los imaginarios construidos en producciones audiovisuales de entretenimiento, así como la cultura de consumo reconfigurada por la posibilidad inmediata de ordenar y comprar algún producto en muy poco tiempo.

Sin embargo —en el frenesí de imágenes y la aparentemente accidental mezcla de elementos de distintos contextos culturales—, más que dejar en claro las posibilidades de hibridación de una cultura con la incidencia de software para el entretenimiento, las intenciones artísticas de este tipo pueden diluir el sentido de la propuesta por el propio peso simbólico de todo lo que ocurre dentro de la pantalla o el plano compositivo, como ocurre en la pieza It’s What’s Inside That Counts de la artista Rachel Maclean. Si bien es claro el sentimiento de incomodidad que produce un paisaje virtual abigarrado con emojis, interfaces de videojuegos y videos virales, la postura de Maclean es ambigua en cuanto a las implicaciones de esta condición visual, ya que la presentación de todos estos elementos juntos está más cercano al enaltecimiento de la replicación de los estereotipos, lo cual la puede asociar al kitsch, o —en cierta medida— a la condición eye candy del Superflat en Japón; una cualidad que por sí misma no plantea una desacreditación reaccionaria, similar a la de los críticos «apocalípticos» de la cultura de masas del siglo XX —quienes veían en ella un enemigo que pondría en crisis una tradición cultural nacida en la cuna de una aristocracia ya en agonía—, pero que en definitiva es imposible aceptar como un diagnóstico certero de todo un panorama global.

Desde otro posicionamiento se presenta el proyecto de Amalia Ulman titulado Excellences & Perfections, en el que —a lo largo de cuatro meses— interpretó el personaje de una chica joven influencer y de una posición económica favorable, con lo cual examinó la influencia de las redes sociales en la representación de la mujer a través de la opinión pública, usando Instagram como el medio para desarrollar su trabajo, donde colocó una serie de selfies y fotografías asociadas a un estilo de vida acomodado.
Aunque algo de este planteamiento lo podamos localizar en los proyectos de otras artistas, como la serie Untitled Film Stills de Cindy Sherman, lo que marcó una diferencia fue el espacio de exhibición. La presentación de las fotografías de Ulman en su perfil personal/profesional de Instagram borró los límites y las convenciones relacionadas al consumo de arte, sirviendo como camuflaje para la dinámica interactiva de esta red social.

El contenido visual de sus imágenes —a pesar de referir a las fotografías más normales que cualquier usuario puede generar— fueron producidas con una lógica artística que logró visibilizar las formas de asimilación del cuerpo femenino en un apartado que acompaña a las fotografías desplegadas en la pantalla, pero que no dependió totalmente de la artista: los comentarios dejados por los usuarios en cada publicación se volvieron una parte indisociable del proyecto, pues mostraron precisamente la idiosincracia que envuelve a la representación visual de las mujeres no sólo en redes sociales, sino en otros medios de comunicación.

Amalia Ulman, Excellences & Perfections (Instagram Update, 5th September 2014), 2014. Tomada de MCA Chicago.

Las reacciones, la recepción, el tipo de público y las formas del lenguaje utilizadas para comunicarse con Ulman —entre otras cosas— son factores que invitan a la reflexión sobre las conductas sexistas que prevalecen en la comunicación digital diaria, muchas veces amparadas por la posibilidad de crear un avatar sin relación con la persona «real». En este sentido, Excellences & Perfections es un proyecto que con dificultades podría mantener su relevancia dentro de los esquemas de presentación convencionales del museo, en los que colocar la fotografía impresa es una frontera que nos separa de todo el contexto donde operó de manera efectiva.

Considero que el proyecto de Ulman es clave para hablar del panorama histórico del arte que se desenvuelve, fue pensado o está siendo presentado vía medios digitales, ya que plantea una diferencia notable respecto a la producción artística generada bajo la etiqueta de post-internet, término que hasta la fecha sigue en constante reconfiguración y debate pero que se puede sintetizar —tomando en cuenta las opiniones de distintos artistas y teóricos— como una reflexión desde el arte sobre los resultados de la incursión de internet en la vida cotidiana y que retoma distintos medios digitales o plásticos; algo presente en las obras que conforman I Was Raised on the Internet, pero que en la práctica requiere de una meditación profunda, pues en ella se da por hecho que las formas de consumo mediante estas tecnologías ya fueron consolidadas —sin otra oportunidad para reconfigurarlas.

Esto no es definitivo, ya que cada año los accesos y distribución de contentido vía internet producen cambios que impactan de una u otra manera diversos aspectos sociales y culturales. Las transformaciones han sido tan rápidas y multifactoriales que explicar sus causas es una labor titánica. La popularidad del consumo de contenido audiovisual o musical via streaming es un ejemplo de que las consecuencias a largo plazo de estas súbitas transformaciones ya se pueden palpar, pero que con la competencia por el dominio del mercado, los resultados finales del cambio aún son inciertos. Nada distante de lo que sucede en el arte.

Lejos de la fascinación ochentera por los entornos virtuales, similares a los que vimos en Tron, o en los paisajes formalizados mediante el código verde en la saga de Matrix —y por encima del fetichismo tecnológico—, el tema de la relación entre arte e internet todavía sigue al rojo vivo. I Was Raised on the Internet es una exposición que funciona de manera puntual como una revisión histórica para esclarecer las particularidades de este vínculo a finales de los años 90 y principios de los 2000, pero que dista de ser un referente global para comprender las problemáticas actuales alusivas a la conformación de una representación del mundo y la humanidad mediante internet, considerando que la red, las ciudades y la misma población son fenómenos en constante cambio.

 

 

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.

Harm van den Dorpel, Assemblage, 2012. Tomada de MCA Chicago.

Amalia Ulman, Excellences & Perfections (Instagram Update, 5th September 2014), 2014. Tomada de MCA Chicago.