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Simon Gush en colaboración con Louise Almon, Sin título (Cosatu) 1, 2011. Cortesía de Ex Teresa Arte Actual.

Al final del trabajo de Simon Gush en el Ex Teresa Arte Actual

Reseña 04.05.2018

Manuel Guerrero

El artista sudafricano Simon Gush plantea una reflexión en torno a las condiciones de trabajo a partir de los acontecimientos del «apartheid» en Sudáfrica.

El proceso que antecede a la elaboración de un discurso histórico, independientemente de los países y culturas a los que refieran, dista de ser un campo neutral para la investigación, gracias a las circunstancias políticas que lo impulsan. Acorde a las reflexiones del filósofo francés Paul Ricoeur vertidas en trabajos como La memoria, la historia, el olvido (2000) y El conflicto de las interpretaciones (2003), el oficio del historiador no es ajeno al campo de la interpretación, pues en el acto mismo de la organización de sus pruebas documentales, operan factores externos a los archivos, mismos que exigen un posicionamiento claro sobre lo que el producto histórico resultante dirá a los interlocutores en el futuro.

La imparcialidad es un estado del relato generado en la historia que con dificultades se puede señalar, sobre todo en los escritos que se preguntan por las reconversiones gubernamentales de un país, ya que, a largo plazo, la historia que será replicada en los libros y en los discursos conmemorativos será la del vencedor de la contienda. En el discurso histórico, la presencia de un acontecimiento está sustentada en la invisibilidad de ciertos eventos o personas, eliminados intencionalmente. Por ello, frente a un discurso presentado como hecho, a pesar de los datos y descubrimientos que pretendan avalar su certeza, vale la pena preguntarse, ¿qué historia está contando el documento mostrado?

En el caso de las imágenes producidas desde el arte, hay una capacidad implícita para deconstruir relatos que, más que narrar los acontecimientos en una actitud neutral, operan como dogmas —esto gracias a que la condición polisémica de la práctica artística permite interpretaciones que se nutren según el enfoque y el panorama cultural desde el que sea estudiado.

Si bien no todas las manifestaciones artísticas alrededor del mundo se pueden circunscribir a cualidades políticas explícitas, es indudable que cada obra carga con una parte del momento en la que fue producida. Pero cuando un artista se propone examinar —a partir de un lenguaje que difiere del pensamiento lógico-discursivo— las causas que propiciaron un punto de inflexión en la dinámica social de algún país, las posibilidades de interpretación son elevadas, no sólo para la persona detrás del proyecto, sino para quienes entren en contacto con su trabajo.

Con Al final del trabajo, exposición de Simon Gush (Pietermaritzburg, Sudáfrica, 1981) presentada en el Museo Ex Teresa Arte Actual, el artista ofrece un planteamiento sobre la distribución del tiempo basada en el esquema laboral contemporáneo, partiendo de una revisión histórica de las luchas sindicales en Sudáfrica. La idea de al final en el título, retomando las palabras de las curadoras de la muestra, nos remite «al problema de la desaparición del trabajo en el capitalismo posfordista, donde lo que se desvanece no sólo es el trabajo como principal potencia de la actividad humana sino el trabajador como fuerza social.»1

La pieza que recibe al público es Work Sleep What We Will (2015), un mural con letras en vinil que hace referencia a las consignas de distribución del tiempo exigidas en las primeras manifestaciones que tuvieron como propósito una mejoría en las condiciones de trabajo: un esquema que equilibre las horas de descanso, recreación y la propia actividad laboral. Las dimensiones de la frase amplifican su sentido, de la mano con la tradición del muralismo como un dispositivo de comunicación concreto, perceptible por un gran número de personas que no pierde sus cualidades estéticas.

Work Sleep What We Will, 2015. Cortesía de Ex Teresa Arte Actual.

La reflexión sobre estos tres rubros del esquema de trabajo moderno se encuentra en otras piezas como Before the work stopped (1 & 2), obra gráfica con la que Gush propone una redistribución de las 24 horas del día con el formato de una lista de asistencia, y After the work stopped (2013), una pieza audiovisual realizada con tomas de distintas fábricas y centros de trabajo por la noche que, mediante distintos juegos de luces y sombras generados por las circunstancias de grabación –de la mano con la ambientación sonora–, contrastan con el vertiginoso ritmo de vida acogido por la sociedad sudafricana —sociedad en la que las expectativas de crecimiento económico para los trabajadores es directamente proporcional a la cantidad de horas que trabajan, aspiración difícil de sostener en un país donde la mayor parte del trabajo formal es subcontratado, precario y —en ocasiones— intermitente. Una lista sobre la historia del trabajo en Sudáfrica colocada en los muros nos pone en contexto y a la vez propicia la vinculación con el panorama del trabajo a nivel global y local. Si bien una enorme masa de agua separa a Sudáfrica de México, algo en común son las duras condiciones laborales y el alto índice de desempleo, por lo que el estudio particular de los acontecimientos del país africano se torna relevante para comprender una buena parte de las cuestiones laborales a nivel nacional.

Before the Work Stopped (1 & 2), 2013. Cortesía de Ex Teresa Arte Actual.

Desde este punto, la exposición toma un giro retrospectivo, históricamente hablando. Para Gush, la exhibición del malestar laboral contemporáneo ya no es suficiente: es urgente saber qué fue lo que ocurrió. En la pieza de video Iseeyou (2013) el artista reflexiona sobre los actores y circunstancias invisibles del problema. Los trabajadores, así como su representación en esculturas públicas, edificios sindicales y áreas de operación, juegan un papel fundamental en la narrativa visual, combinada con notas del autor sobre el poder colectivo de los trabajadores que participaron en distintas contiendas. Considero pertinente añadir un comentario acerca de las implicaciones simbólicas para el espacio público de los monumentos presentados en esta obra: en el centro de las plazas públicas de diferentes ciudades, las esculturas representan gobernadores o soberanos como huellas indelebles de una gestión política. Para el caso de Sudáfrica, las estatuas basadas en la imagen de los trabajadores significan un proceso de descolonización que pone en el centro de su narrativa histórica el papel del esfuerzo laboral ejercido en la industria.

Simon Gush profundiza en la historia no contada detrás de la reconversión de ciertos aspectos de la estructura laboral de finales del siglo XX con Red (2014-2016), una instalación compuesta por elementos de un coche Mercedes Benz, un modelo a escala del 500SE —auto regalado a Nelson Mandela en 1990 por los trabajadores de la planta automotriz ubicada en East London, Sudáfrica, para conmemorar su liberación de la cárcel— y un documental que presenta testimonios de distintas personas implicadas en la huelga que mantuvo la fábrica cerrada durante nueve semanas. El largometraje construye la memoria de los acontecimientos de viva voz, en la que los líderes sindicales, empleados del área de ensamblaje así como directivos y coordinadores, brindan su punto de vista sobre los eventos que devinieron en la construcción del auto rojo Clase S, un símbolo fortuito que representa el fin del apartheid.

Esta exposición plantea un cuestionamiento ambivalente para la historia particular de las condiciones laborales actuales —exploradas desde el contexto sudafricano pero comunes a las circunstancias de otros países— y para las metodologías de la construcción de la historia en el plano documental. Aunque un acontecimiento particular se muestre de manera oficial como verdad, siempre existirán testimonios, escritos, y objetos para contrastar los hechos, descartados de la interpretación construida: la cuestión es si éstos han sido omitidos a propósito por una agenda política. En este sentido, el arte —actividad orientada a hacer visible eventos indisociables de la condición humana— tiene la posibilidad de contribuir con diferentes planos de un mismo fenómeno a partir del reconocimiento del lugar y tiempo en el que se piensa y elabora, lejos de intenciones tautológicas adscritas al discurso del arte por el arte. Ahí radica su condición política.

1.- Texto curatorial de la exposición, escrito por Helena Chávez Mac Gregor y Virginia Roy Luzarraga.

La exposición Al final del trabajo de Simon Gush estará abierta al público en el Museo Ex Teresa Arte Actual hasta el 20 de mayo del 2018.

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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Work Sleep What We Will, 2015. Cortesía de Ex Teresa Arte Actual.

Simon Gush, Before the Work Stopped (1 & 2), 2013. Cortesía de Ex Teresa Arte Actual.