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Futuros posibles y ambigüedades explícitas: Arte y ciencia

12.09.2012

Si bien no todos trabajamos con nanotecnologías, sistemas digitales o en laboratorios, no hay duda de que vivimos en una cultura tecnocientífica. El diseño, la arquitectura, el urbanismo y la moda mantienen un vínculo estrecho con la ciencia y la tecnología.  Los creadores se apropian de los medios científicos y tecnológicos para explorar su propio lenguaje. En Código 70, revisamos una serie de proyectos que, a partir de la ciencia y las nuevas tecnologías, proponen nuevas rutas y aproximaciones a la realidad para hacer del mundo un lugar distinto. Aquí te presentamos dos proyectos en la intersección entre ciencia y arte.

Hay palabras que preferimos evadir en nuestro discurso cotidiano: error, fracaso, contradicción, entre muchas otras que incomodan y preferimos negar. El arte es una poderosa herramienta que hace patente el sentido de estos términos y muestra que a través del error aprendemos, del fracaso comprendemos y de la contradicción generamos nuevas posibilidades. Éste es el caso del cruce entre arte y ciencia, en donde la precisión científica y el pensamiento artístico se funden para proponer ambigüedades explícitas, futuros posibles.

Estamos en plena era de la revolución genética y del desarrollo de tecnologías para el control de los procesos biológicos. Son momentos cruciales para pensar la vida y la sociedad que queremos conformar. Los artistas que han incursionado en este terreno lo hacen de manera tenaz, utilizando material biológico desde una perspectiva crítica hacia el determinismo genético, como bien lo ha dicho Jens Hauser. El bioarte pasa del dominio de lo simbólico o conceptual al de la vida real, a la presencia orgánica.

El laboratorio SymbioticA, situado en la University of Western Australia, es uno de los centros que permiten desarrollar este tipo de proyectos. Fundado en el año 2000, su director, Oron Catts —miembro del grupo The Tissue Culture & Art Project— lo describe como una plataforma activa que propone distintas direcciones para aplicar el conocimiento; un espacio para que el arte migre. Para ello han diseñado un programa de residencias donde más de 60 participantes de distintas procedencias disciplinares pueden experimentar, equivocarse y explorar la relación entre arte y ciencia. Al ofrecer entrenamiento técnico y científico en laboratorios, se construyen conexiones con especialistas y colaboradores potenciales. El entrecruzamiento en diálogo hace que las producciones de SymbioticA en ocasiones parezcan transgresoras; en otras, parecen fundirse con la investigación científica.

01. Verena Friedrich / Cellular Performance

Entre las residencias más recientes en SymbioticA, destacamos la de Verena Friedrich (abril 2012) con el proyecto Cellular Performance, cuya intención es hacer una reflexión crítica en torno al lenguaje seductivo y prometedor de la industria cosmética. Se centra en la tensión entre la posibilidad cada vez más tangible de alterar la piel y el cuerpo humano, y su manifestación popular a nivel consumista. A través de cultivo tisular y marcaje celular, generó estructuras legibles mediante células de piel humana; es decir, aplicando proteínas a través de la manipulación in vitro de células logró la formación de ciertos patrones: encarnaciones vivientes de palabras de la industria cosmética. Las células de estas estructuras biológicas se forman y disipan rápidamente; los momentos de estabilización son cortos, haciendo de la obra un movimiento orgánico con tendencia a la desintegración. El material biológico se convierte en una cosa ambigua, algo que en ocasiones se desecha, pero que se reproduce y aún es parcialmente humano.

02. Juan M. Castro / Adaptation

Entre otros proyectos recientes de SymbioticA podemos encontrar Adaptation. Ha sido el primero dentro de su plataforma en salir del laboratorio y explorar un sistema ecológico: el lago Clifton. En junio de 2012 mostraron las reflexiones de este proceso, donde el colombiano Juan M. Castro presentó Heliotropika. Es una instalación híbrida concentrada en interacciones entre microorganismos, humanos y energía luminosa. Este ensamblaje cuestiona la posibilidad de interacción entre especies o sistemas, a la vez que proporciona nuevas maneras de mirar la coexistencia de la vida. El proyecto hace una traducción de la actividad fotosintética de las cianobacterias a través de cultivos tisulares y medios computacionales. Un laboratorio en Tokio envía un video de las cianobacterias vía internet, para después analizar su comportamiento, locación, velocidad y densidad. Esta información procesada se muestra en una estructura tridimensional que continuamente se transforma de acuerdo a la actividad de las células.

El arte alberga lo efímero y cambiante como manera de a problematizar nuevas percepciones. En particular el bioarte ayuda a desentramar las estructuras monolíticas —como lo plantea Catts— de la ciencia y de la ingeniería, permite gestos inútiles. SymbioticA sugiere que el error y la ironía en la expresión artística son un contra-balance de estas visiones y nos permiten vislumbrar ambigüedades constructoras de futuros posibles.


Otros proyectos que se encuentran en la intersección entre arte y tecnología son:

—The Quest for Drosophila Titanus
—Critical Art Ensemble
—Silent Barrage
 de Phil Gamblen
—Let a Thousand Proteins Bloom 
de Abhishek Hazra
— Lógica Molecular de la Materia Viva de TRES art collective

Para conocerlos, da click aquí. Además puedes leer aquí la entrevista que hicimos a Oron Catts, director de SymbioticA.


[12 de septiembre de 2012]

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