La ingenuidad imputada a los cuentos de hadas jamás se sostiene demasiado. Al juicio del psicoanálisis podemos sumarle el hecho de que, en realidad, la mayoría fueron concebidos en la Edad Media, en contextos de hambruna, plagas y epidemias. Los cuentos de hadas estaban hechos para advertir, y es duro, pero cierto, en la tradición original nadie salvaba a Caperucita. La obra de Amy Cutler (1974) opera de forma similar. Aunque en principio nos conmueve su preciosismo, su técnica cuidada y las escenas enigmáticas que muestra; al echar una segunda mirada podemos ver que las imágenes son todo menos inocentes y que la artista cuestiona los roles femeninos, hace alegorías sobre la opresión o critica los valores tradicionales, aunque no de manera didáctica.

Cutler crea un universo donde conviven personajes femeninos, animales y seres zoomorfos que realizan actividades imposibles; las referencias de la artista se encuentran ancladas en los cuentos de hadas, en las miniaturas medievales y en las pinturas indias. Hasta el 5 de noviembre, la galería Leslie Tonkonow Artworks + Projects presenta su obra más reciente. Esta exposición complementa la edición de su nuevo libro Amy Cutler: Turttle Fur, que incluye un cuento inspirado por una de las piezas de la artista.

Leslie Tonkonow Artworks + Projects

Nueva York.

www.tonkonow.com