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Alejandro Aravena
Quinta Monroy, 2004. © Cristóbal Palma
Quinta Monroy, 2004. © ELEMENTAL
Lo Barnechea, 2010. Rancagua, 2012. © ELEMENTAL
Quinta Monroy, 2004. © ELEMENTAL
Rancagua, 2012. © ELEMENTAL
Rancagua, 2012. © ELEMENTAL

Alejandro Aravena: ciudades elementales

06.05.2014

Juan José Kochen

Alejandro Aravena es uno de los máximos representantes de la vivienda social. Desde su despacho, ELEMENTAL, el arquitecto chileno ha materializado proyectos que intentan mejorar el bienestar de los habitantes de las ciudades contemporáneas. «La pregunta clave para las viviendas sociales no es “¿cuánto?” sino “¿dónde?», argumenta en esta entrevista.

«Las ciudades son una vía para mejorar la calidad de vida sin tener que esperar a la redistribución del ingreso». Alejandro Aravena (Santiago de Chile, 1967), director y fundador de ELEMENTAL, expresa de esa manera su idea de ciudad. Pero como arquitecto también contempla, desde la vivienda, sus posibilidades de competitividad, flexibilidad y cohesión social; sus efectos colaterales.

En El triunfo de las ciudades Edward Glaeser explica que las urbes provocan eclosiones intelectuales en las que una idea inteligente engendra otras y, al igual que Jane Jacobs en los setenta, expresa una definición activista: «las ciudades son el origen del desarrollo económico, no porque la gente sea más lista en las ciudades, sino por las condiciones de densidad. Hay una concentración de necesidad de las ciudades y un mayor incentivo para afrontar los problemas de nuevos modelos, es decir, para innovar».

Cada ciudad tiene su propia historia. No obstante, todas tienen el mismo poder de invención. Aravena ofrece soluciones habitacionales creativas pero siempre relacionadas con los problemas de la comunidad. «Las ciudades son imanes de ideas, conocimiento y capital. No sólo acumulan casas: concentran oportunidades. Mientras más gente hay en las ciudades, hay más posibilidades de generar masa crítica. El conocimiento es clave para la competitividad de nuestras economías y es más probable que se produzca dentro de las urbes. Desde cualquier indicador donde se mida —mortalidad infantil, educación, empleo— se puede ver que estamos mejor en las ciudades que fuera de ellas».

Aravena explica que ELEMENTAL ha estudiado y realizado proyectos de ciudad (un tercio del trabajo de su oficina) sin descuidar la ruta de obras, los pabellones y las exhibiciones, que coordina desde 1997. «Se puede mejorar la calidad de vida en plazos relativamente cortos, sin esperar la redistribución del ingreso, sin tocar un peso del ingreso familiar; si hay proyectos de transportes públicos eficientes, las viviendas están donde deben estar y los espacios públicos funcionan, la ciudad puede hacer una gran diferencia».

Vivienda para hacer ciudad

El modelo de vivienda incremental del arquitecto chileno —conocido por sus vanos y macizos en continua transformación y apropiación— cambió la forma de construir viviendas de interés social. «El reto de la vivienda incremental es construir media casa, que las familias no pueden sostener por su cuenta, con base en cinco condiciones de diseño: localización, esquema urbano, estructura para tamaño final, núcleos de servicios y el ADN de la clase media».

Mientras hojea su Manual de Vivienda Incremental y Diseño Participativo, publicado recientemente, explica que una vivienda expansible, cuyo modelo ha trabajado desde el año 2000, mejora la calidad de vida de los habitantes, así como el compromiso para construir ciudades equitativas. «La pregunta clave para las viviendas sociales no es “¿cuánto?” sino “¿dónde?”. Si contestamos correctamente habremos resuelto lo que por definición una familia nunca va a poder modificar. La vivienda está ubicada en una red de oportunidades. Cuando la gente, particularmente la pobre, se mueve a la ciudad, llegan con esa red de oportunidades. No tiene sentido llegar a ella para quedar excluido de los beneficios».

El caso chileno, modelo de exportación

«Chile enfrenta un problema importante por haber construido muchas unidades de vivienda en lugares donde no se concentraban oportunidades. Cuando no hay dinero la gente piensa en palabras como achicar o alejar, pero ¿qué sucedería si en vez de pensar que 40 m2 conforman una casa chica son la mitad de una más grande? Lo que decimos en el fondo es: enfrentemos la escasez como un problema de vivienda incremental. No es nada nuevo, se conoce en el mundo desde los años setenta. Pero formular el problema com0 la mitad de una casa en lugar de una casa chica, eso sí es nuevo. Si tenemos dinero para hacer sólo una mitad de la casa, ¿qué mitad hacemos? Con dinero público se tiene que hacer lo que la gente no puede pagar».

A diferencia de otros países latinoamericanos, en Chile hay un subsidio de la propiedad donde el beneficiario se hace dueño de la vivienda. Así, el financiamiento se efectúa traspasando el dinero público al patrimonio familiar. Este modelo que genera menos costos y fomenta la participación promueve, al mismo tiempo, que la palabra calidad no sólo sea sinónimo de casas grandes sino también de valores como el tiempo o el patriomonio. «Las viviendas deberían entenderse como inversiones no como gastos sociales. Si lo hacemos así las políticas de vivienda tendrían que ser herramientas para combatir la pobreza, no solamente acciones para construir refugios contra la intemperie (la manera en que la mayoría de las veces se entienden las políticas habitacionales)».

Arquitectos, ¿para qué?

Como buen gestor —con miembros de la comunidad y con los responsables de tomar decisiones políticas—, Alejandro Aravena busca un modelo de vivienda exportable, flexible, que parta de una síntesis formal. «El diseño no se refiere a tener mejor gusto que las familias, es un problema complejo que debe aportar síntesis. Diseñar una casa no significa decorarla o pintar su fachada». Pero, ¿de qué manera puede hacer diferencia el diseño? Para ELEMENTAL los problemas están en el crecimiento y en la condición “aspiracional”. Para llegar a un estrato social específico, el movimiento tendría que efectuarse de la ciudad a la vivienda y, posteriormente, de ésta a la ciudad.

«Para capitalizar su doble condición, como imanes o mecanismos que desactivan una bomba de tiempo, las ciudades deben apostar por las viviendas. Frente a la escasez de recursos, éstas pueden encontrar tipologías con densidad en baja altura, sin hacinamiento, incluso con la posibilidad de crecer. Se pueden pagar suelos bien localizados que garanticen la integración y el aumento de valor de la propiedad. Por nuestra parte, podemos aportar síntesis y coordinación. En lugar de ver a las favelas o las barriadas como un problema, pueden ser vistas, a través de políticas públicas focalizadas y un diseño bien ejecutado, como alternativas de construcción». Las ciudades y su poder metafórico nos ofrecen pistas para negociar con nuestro entorno.

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Alejandro Aravena (Santiago de Chile, 1967) ha creado sus proyectos de vivienda social con un objetivo: atacar la escasez económica, social y arquitectónica. Tras graduarse de la Pontificia Universidad Católica de Chile, abandonó la arquitectura. Pero la nula calidad de las viviendas de interés social y la sobrepoblación de las ciudades de su país lo hicieron regresar a ella. El resultado: ha producido casas de pequeña escala que aprovechan al máximo el espacio y dialogan armónicamente con el contexto urbano. El modelo ha sido replicado en otras latitudes. Aravena también se ha comprometido  en otros proyectos culturales, educativos, institucionales y públicos, como el Museo de Arte Moderno de Medellín (2001), el Colegio Montesori (2001) de Santiago de Chile, así como la Escuela de Arquitectura (2004) y las Torres Siamesas (2005) —ambas de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En 2001 fundó ELEMENTAL, que desarrolla viviendas en contextos de escasos recursos.

Juan José Kochen (@kochenjj) es arquitecto y maestro por la UNAM con estudios de periodismo en la EPCSG. Escribió para Reforma, fue editor de Arquine, consultor del Infonavit y becario de la Graham Foundation, el Fonca y Conacyt. Es gerente general de Fundación ICA y profesor en la Universidad Iberoamericana y CENTRO.
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Este texto fue publicado en el número 80 de Código.
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[6 de mayo de 2014]

Juan José Kochen

Arquitecto y maestro por la UNAM con estudios de periodismo en la EPCSG. Escribió para Reforma, fue editor de Arquine, consultor del Infonavit y becario de la Graham Foundation, el Fonca y Conacyt. Es gerente general de Fundación ICA y profesor en la Universidad Iberoamericana y CENTRO.

TW: @kochenjj

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