En dos años más serán celebrados los juegos olímpicos en Río de Janeiro, pero su logotipo es del dominio público desde 2010, año en que fue presentado por primera vez. Las ciudades elegidas como sedes del evento masivo han sido, invariablemente, preparadas con años de antelación por un equipo multidisciplinario. En este caso, el diseño es uno de los ejes que sintetiza el querer ser de una nación ante el público internacional; en un símbolo residen su pasado, su presente y el futuro imaginado.

Bajo esta premisa, seleccionamos los 5 diseños olímpicos más significativos de la historia:

 01. México, 1968

La imagen de México 68 es considerada en su disciplina como un hito del diseño gráfico. El proyecto, creado por Lance Wyman en paralelo a un fuerte contexto de represión social y estudiantil en México y en otros puntos del globo, fue un reto de proyección internacional. Urbanistas, arquitectos y diseñadores unieron esfuerzos estratégicos con la promesa de un México moderno.

Hay al menos tres tendencias de diseño analizables en el concepto gráfico del isologo (término que se utiliza cuando el texto está dentro de la imagen o la imagen dentro del texto): su referencia a los diseños huicholes con el uso de colores brillantes y líneas, su trazo como un ejercicio básico de geometría y su seguimiento del estilo del op-art, creando así una ilusión óptica. El resultado serviría como base para el alfabeto visual de su lenguaje olímpico. La repetición de líneas múltiples en contraste con los colores rojo, amarillo, azul y verde,  fue replicada en prendas creadas para el evento, otras mercancías  y en el diseño urbano.

Además de ser autor del imagotipo (término utilizado para referirse a un símbolo donde el texto y la imagen son independientes), Wyman se encargó de la identidad gráfica de los sistemas de comunicación visual, necesarios para una señalización adecuada que pudiera conectar a las distintas sedes del evento dentro de la entonces bautizada Ciudad Olímpica.  La estética de los símbolos tuvo su base en el arte prehispánico, relacionando las necesidades visuales con elementos gráficos de la naturaleza y el entorno.

Como un acto simbólico de resistencia, la paloma de la paz —icono creado por Wyman para recibir a los deportistas y los visitantes del extranjero— fue intervenida con gestos violentos como un cuchillo o el rastro de balazos. Aunque el diseñador respaldó públicamente a los movimientos sociales y estudiantiles, el diseño no escapó a la denuncia colectiva.

El impacto del conjunto visual fue tal que apartir de este evento el diseño cobró importancia social en el país. Actualmente, la identidad gráfica forma parte del cuerpo de obra de la exposición Desafíos a la estabilidad. Procesos artísticos en México, una retrospectiva de 1952 a 1967 en el MUAC.

 02. Munich, 1972

Otras olimpiadas que fueron paralelas a un ambiente obscuro y caótico, marcadas por el secuestro y asesinato del equipo olímpico de Israel por el grupo palestino Septiembre Negro —motivo por el que los eventos fueron suspendidos durante 24 horas. No obstante, su identidad gráfica ha sido una de las más aludidas en la disciplina. Otl Aicher, fundador de la Universidad Ulm —institución especializada en diseño que existió en el lapso de 1952 a 1958—, fue el autor del imagotipo, la señalética de la ocasión y el perro Waldi, la primera mascota creada para este tipo de evento.

El icono gráfico es un símbolo circular que alberga una espiral de formas rectangulares. Esto representa los destellos de luz que emite la llama olímpica. La geometría y la claridad de la forma son rasgos que coinciden en todas las aplicaciones visuales creadas para esta entrega. En los pictogramas predominan el color y la  forma ante el texto, el cual fue presentado en pocas ocasiones. Este último aspecto fue resultado de la asesoría de Masaru Katsumie, diseñador que creó el concepto visual de las olimpiadas de Tokio, en 1964. Así, es posible encontrar parecido con los pictogramas de los juegos de Tokio, donde también se utilizó el recurso de representar los movimientos de los deportistas, aunque Aicher interpretó este aspecto con trazos más simplificados.

03. Montreal 1976

Un imagotipo realizado por Georges Huel. Consiste en tres elementos: los obligados anillos olímpicos, la M inicial del nombre de la ciudad y la representación del podio de los deportistas ganadores.

Georges Huel fue el primero en admitir la sencillez de esta entrega. Incluso llegó a señalar públicamente que él mismo se preguntaba cómo esta idea conceptual no había sido emprendida por México o Munich (debido a la coincidencia en las siglas). El trabajo de Huel es simbólico, limpio y elegante.

Este caso de diseño tampoco estuvo exento de algún motivo de polémica. El entonces alcalde de Montreal, Jean Drapeau, decidió no someter a concurso el diseño del logotipo del evento, tema que suscitó inconformidades por parte de los diseñadores nacionales.

A comparación del caso de las olimpiadas de México, Huel no tuvo el control de las estampas, las monedas y otras mercancías. Un cúmulo de artistas y diseñadores fueron seleccionados por el comité olímpico para esta misión. A falta de la supervisión adecuada, el resultado fueron artículos con el imagotipo en desproporción.

04. Moscú, 1980

En la última década en la que se vivieron los enfrentamientos políticos, económicos y sociales de la Guerra Fría, los juegos olímpicos no carecieron de un acto simbólico al vetar la participación de los atletas de Estados Unidos; una denuncia por la invasión soviética de Afganistán.

Vladimir Arsentyev realizó el imagotipo en color rojo, representando el poder estático del comunismo. Una forma piramidal de líneas paralelas recuerda a la silueta del conjunto de edificios de Kremlin, situado en el corazón de la capital, y es coronado por una estrella. La sobria figura recuerda también a un trasbordador espacial —pocos años atrás habría iniciado el proyecto de la construcción de Burán, otro gesto de enemistad con el país anglosajón. El giro cursi lo proporcionaba Misha, la mascota; el dibujo de un oso que cargaba con flores y medallas

Los anillos y el texto forman parte del mismo mensaje representado a través del color. Lo cierto es que Arsentyev no optó por formas o tonalidades que fuesen políticamente “amables” con el público occidental. Hoy en día, las tradiciones estéticas derivadas del comunismo siguen vigentes en el diseño gráfico. Ejemplo de ello es el logotipo de Aeroflot, aerolínea nacional que alberga el martillo soviético.

05. Londres, 2012

Un diseño a cargo de Wolff Ollins, adaptado por la agencia Future Brand. El rosa y el amarillo deslumbran en tonos eléctricos dentro de una representación abstracta que alude a las rocas griegas y al graffiti. Un imagotipo diseñado para ser altamente versátil en sus aplicaciones y también en su contenido simbólico. La intención de Ollins fue romper con los esquemas tradicionales, a ello se deben sus decisiones estéticas: en realidad, la silueta de la marca delinea un anguloso 2012. No hay mucho más que entender.

La tipografía que acompaña al emblema y a todo el sistema visual del evento fue diseñada posteriormente al logo y fue hecha para ser usada en proporciones menores; de otro modo,  un texto de más de una línea habría resultado ilegible.

Ollins realizó dos tipos de pictogramas: unas a blanco y negro, y otras en rosa y azul. El segundo caso es más interesante por el ejercicio de plasmar el movimiento a través de la variación de color. Londres es la cuna de los pictogramas; en 1948, el recurso fue utilizado por primera vez en sus juegos olímpicos.

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[8 de mayo de 2014]