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3 mixologists, 3 ciudades: Entrevista a Bao Nguyen

30.07.2012

Bao Nguyen es un fotógrafo y cineasta emergente que reside en Nueva York. Hoy se presenta su documental más reciente, DISARONNO, en el que entrevista a cuatro bartenders —el término ahora es mixologists— en la ciudad en la que cada uno vive para ver de qué modo esto inspira su trabajo.

¿Cómo decidiste de qué modo presentar las historias de los bartenders y del amaretto en el documental?

Quise mostrar cómo la personalidad de los protagonistas refleja el carácter de la ciudad en la que viven. Hice que las ciudades fueran personajes también, a pesar de que los filmes fueran tan breves. Pensé en Steve, de Los Angeles, como un profesor, porque conoce de un modo impresionante la tradición de los licores; Carlo es muy italiano, y eso queda bien con DISARONNO, que es famoso por ser una marca italiana; Willy ha vivido en Nueva York durante mucho tiempo, es una especie de veterano en cuanto a la experiencia y el significado de ser bartender; y Francesco, por último, trabaja en un restaurante de alta cocina en Londres y valora mucho su labor como anfitrión. Traté de mostrar sus peculiaridades y al final del documental unificar sus perfiles.

Aunque no soy experto en coctelería, pienso que en cualquier proyecto hay un factor de curiosidad, porque es bueno que el proceso sea también un descubrimiento. Yo aprendí acerca de la historia y las perspectivas futuras de la marca. También acerca del trabajo de los mixologists como un arte, por la complejidad de la técnica y la diversidad de los ingredientes.

Cuéntanos acerca del proceso de filmación de este documental.

Fue muy veloz: estuve en cada ciudad alrededor de 2 o 3 días. Viajé durante todo el mes de julio. La pre-producción duró una semana, en la que hablé con los mixologists para conocer sus perfiles y sus intereses. Antes de filmar platicaba con ellos y tomábamos un trago —preparado por ellos, claro, de modo que yo pudiera entenderlos un poco mejor—; al día siguiente de la entrevista me llevaban a recorrer la ciudad.

¿Cuál fue tu trago favorito?

Tomé tantos que no recuerdo. Durante la filmación los hacía preparar la misma bebida una y otra vez, así que al final teníamos unos diez tragos iguales. Le daba algunos al equipo de producción, no creas que me tomaba todos. Me gustó uno que Steve preparó con licor envejecido en un barril durante algunas semanas, su sabor tendía más a la madera y era menos dulce. Carlo lo mezcló con una infusión de tabaco y eso resaltó mucho el sabor de la bebida.

¿Qué buscas al fotografiar o al filmar?

Alexander McQueen lo dice en una cita: “Siempre puedo encontrar algo de belleza en las cosas que la gente normal consideraría feas”. Él se siente atraído justo por esas cosas. Aunque los bares que visité son impecables, traté de hacer notar la atmósfera, la experiencia completa de ir a ese lugar a tomar un coctel.

La siguiente pregunta es complicada.

Deberías dejarme tomar un trago entonces.

¿Cómo describirías tu trabajo en tres palabras?

Reflexivo y meditativo, pero al mismo tiempo dinámico.

Reflexivo en la composición, me gusta que el espectador retenga la imagen por unos momentos y deje que se afine en su mente; meditativo porque pienso en las imágenes como una especie de terapia o de meditación; y dinámico porque debe ser clara la progresión en el filme, debe tener un inicio y un fin.

Cuéntanos un poco acerca de tu trayectoria.

Mucha gente piensa que estudié cine en la New York University —porque tienen un muy buen programa: Scorsese, Spike Lee y Oliver Stone estudiaron ahí—, pero en realidad estudié Política. Crecí en un entorno artístico; de niños dibujaba con el dedo en el aire ante las miradas extrañadas de mis padres, pero nunca consideré una carrera creativa. El día que iba a hacer el examen para ser abogado, me detuve en el camino y decidí que no quería dedicarme a eso.

Empecé a trabajar como fotógrafo y después me di cuenta de que el siguiente paso sería hacer imágenes en movimiento. Con los documentales trato de integrar mi pasión por la política y el activismo haciendo filmes con un mensaje social. Además me permiten estar en situaciones que de otro modo jamás conocería, como viajar alrededor del mundo para entrevistar bartenders. A diferencia de los periodistas, quienes filmamos documentales podemos estar inmersos en cada historia durante más tiempo, y eso me encanta.

¿Cuáles serán tus próximos proyectos?

Estoy coproduciendo un documental acerca de mineros de azufre en Indonesia. Trabajan en un volcán hermoso, pero su vida es muy dura, cargan 150 Kg. de azufre en la espalda a lo largo de 3 kilómetros todos los días, les pagan poco y el gas que respiran es tóxico. Su expectativa de vida es de 40 años. El filme se va a presentar en el Hong Kong International Film Festival en abril.

Otro proyecto es acerca de un soldado en Afganistán que murió en circunstancias sospechosas que han hecho pasar como un suicidio. Es un documental más cercano al misterio. La gente piensa que los documentales son aburridos y sólo educativos; yo pienso que deberían estar al mismo nivel que otras películas, con una trama que se desarrolla, tensión y desenlace. Además, lo extraordinario es que se trata de personas reales, no puedes inventar eso. Puedes sentirte mucho más conectado con personas reales que con personajes imaginarios.

Durante la filmación, ¿cuál fue la experiencia que más recuerdas?

Quizá no suceda con todas las artes, pero las películas se hacen para una audiencia. Tenía miedo de mostrar el documental al público. Se estrenó en Nueva Orleans y los bartenders estaban ahí. A mitad del filme, empezaron a aplaudir y a gritar, ni siquiera se escuchaban las entrevistas. Fue la energía que les transmitió el documental; al final me dijeron que los hice sentir como celebridades.

Después de hacer este documental, ¿qué piensas que significa ser un mixologist?

Puede llamarse un arte, tiene que ver con la hospitalidad, con ser anfitrión y hacer que la gente se sienta bienvenida. No le dices a los visitantes qué tomar; los escuchas e inventas algo que pueda gustarles. El licor, además, tiene una historia muy larga —hay guerras que han empezado por licor—. Los ingredientes de DISARONNO no han cambiado en casi 500 años; estás tomando la misma bebida que  tomaba Da Vinci. Los mixologists deben conocer toda esta tradición de sabores.

www.baominhnguyen.com

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