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Hoy 1994. Todos los periódicos de ayer (2013). Cortesía del Grupo (De)
Pabellón de 1994 (2012). Vistas de instalación. La Curtidería, Oaxaca. Cortesía del Grupo (De).
Hoy 1994. Todos los periódicos de ayer (2013). Cortesía del Grupo (De)
Pabellón de 1994 (2012). Vistas de instalación. La Curtidería, Oaxaca. Cortesía del Grupo (De).
Pabellón de 1994 (2012). Vistas de instalación. La Curtidería, Oaxaca. Cortesía del Grupo (De).
Pabellón de 1994 (2012). Vistas de instalación. La Curtidería, Oaxaca. Cortesía del Grupo (De).
Pabellón de 1994 (2012). Vistas de instalación. La Curtidería, Oaxaca. Cortesía del Grupo (De).
Rodrigo Frenk, Diego Teo, Dasha Chernysheva, Andrés Villalobos, Juan Caloca, Yollotl Alvarado y Jazael Olguín Zapata. ©Jair Franco para 13/TRECE

Ensayo: 1994, de Cráter Invertido, una indagación al presente de México

07.05.2014

El agitado año de 1994 marcó en gran medida el devenir de la nación desde los ámbitos político, económico, social y cultural. Por ello, el colectivo de arte Cráter Invertido lo ha tomado como punto de partida para trazar una cartografía juiciosa que habla tanto del pasado como del presente de nuestro territorio.

I

Desde su fundación como cooperativa en 2012, Cráter Invertido ha insistido en investigar y cuestionar la relación entre el arte y la política. No pretende definir su obra como «arte político», sino generar un proceso que asuma el trabajo colectivo como forma de provocación y de cuestionamiento sobre las posibilidades críticas de la colaboración.

Sus miembros cambian y se multiplican según el proyecto. A veces hacen intervenciones donde no hay gesto individual que rastrear; otras tantas, producciones múltiples donde se conjugan los proyectos personales para generar desde la obra un conjunto que, además de mantener la producción individual, funciona como modelo de una economía autosustentable.

Más allá de los objetos producidos, hay que entender sus prácticas como una experimentación, un proceso donde lo importante es cuestionar los límites del trabajo y las zonas de contagio que puede generar el agenciamiento colectivo. Su reto no es sólo continuar la genealogía artística iniciada por la vanguardia histórica, que se vincula con los llamados grupos que trabajaron en las décadas de los sesenta y setenta en procesos colectivos —SUMA, MIRA, La Perra Brava, TAI, Proceso Pentágono y No Grupo, sólo por mencionar algunos—, sino también examinar cómo desde la configuración política del presente el arte puede ser parte de los procesos políticos y sociales.

Su investigación recupera la pregunta por el límite de la acción directa y la representación política que ésta genera. Sin embargo, es importante notar que no trabajan desde la militancia sino desde el placer y las potencias que se desatan en el trabajo colectivo. Si bien no renuncian por completo a la mística de la colaboración logran tomarse con humor y asumir las contradicciones de su propio proceso. Ante el constante escrutinio y demanda de pureza y congruencia que la escena local les reclama, responden irónicamente, negándose a la determinación de un lugar de intervención. Usando la expresión del artista español Marcelo Expósito, entran y salen de la institución para elaborar una crítica a la posibilidades políticas del arte en México. Es desde esta articulación, entre el trabajo colectivo, el afecto, la memoria y una inmensa necesidad de agitación, que es interesante detenerse y observar la cartografía que dibujan.

II

Una cartografía no es solamente un mapa para ubicar y trazar un territorio geográfico. Desde la propuesta de Deleuze y Guattari es una herramienta de análisis que permite observar las relaciones que crean un espacio vivido. En este sentido, el trabajo de Cráter Invertido propone un territorio hecho de procesos históricos y afectos que conforman las posibilidades del presente. Señalan el año de 1994 para poner atención en dos proyectos políticos en México desde los que todavía producimos nuestra subjetividad. Asimismo, la cartografía que dibujan no es de carácter geográfico, sino una del deseo: a través de ella quieren localizar tanto a los hoyos negros como a los agenciamientos.

Marx decía que la historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como farsa. Pero no advirtió el peligro de no poder ver lo grotesco de la escena. El trabajo de Cráter Invertido es intervenir para mostrar el montaje de la comedia.

Si bien su objeto no es la Historia, la usan sin autorización y como detonador de la agitación para localizar los puntos que nos permitan ver el rostro de lo malogrado. Desde las coordenadas del año 1994 invocan al pasado para leerlo en su versión a contrapelo. Invocan al fantasma del PRI para visualizar en las versiones remasterizadas el rostro fallido de la Historia.

En octubre de 2012, en la exposición Mitos Oficiales, que se realizó en diferentes sedes de Oaxaca, el Grupo (De), uno de los colectivos que forman al Cráter —integrado por Jazael Olguín Zapata, Andrés Villalobos, Rodrigo Frenk, Dasha Chernysheva, Juan Caloca, Diego Teo y Yollotl Alvarado—, efectuó una serie de acciones bajo el título Pabellón de 1994.

Antes de la muestra, afiches pegados en postes y paredes de la ciudad convocaban al Vigésimo Cuarto informe de gobierno del ciclo 1988-2010. Éste se llevó a cabo en La Curtiduría a la par de la inauguración, en un simulacro que recreaba el discurso que el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio dirigió en el Monumento de la Revolución el 3 de marzo de 1994 —a unas semanas de ser asesinado en Lomas Taurinas—, donde se hacía evidente la profunda crisis del PRI. (Por lo demás, mucho se ha especulado respecto de que ese discurso propició su asesinato.) En esta pieza un Michael Jackson bizarro fungía como maestro de ceremonias, y, como el fantasma de Dickens en Un cuento de Navidad, proponía una visita al pasado donde el protagonista ya no era el señor Scrooge, sino la propia historia nacional.

En ese mismo espacio también había una instalación, un tanto caótica y desordenada, que a partir de periódicos y desechos generaba un collage de tipo escultórico, a la Thomas Hirschhorn, donde se presentaba el imaginario con el que esta generación proponía una arqueología tanto del poder como de las instituciones culturales. Personajes, fechas y discursos que fueron noticia en del período 88-94 fueron intervenidos con preguntas, frases y cuestionamientos. Sin lógica aparente, la instalación insistía sobre las continuidades de aquel proyecto político en el presente.

Quizá la obra de esta serie que logró con mayor eficacia intervenir en el montaje ideológico que se realizaba con la campaña mediática del, en ese entonces, ya declarado vencedor de las elecciones presidenciales, Enrique Peña Nieto, fue la apropiación de uno de los videos promocionales de Solidaridad, de 1989. Colocado casi como ready made, el video mostraba, siguiendo la fórmula de la campaña We Are The World, a la primera plana de estrellas de Televisa. En un montaje de pretensiones nacionalistas, hecho de paisajes del territorio y rostros de gente famosa, se escuchaba a los artistas más importantes del momento entonar frases como: «Nuestro enemigo la pobreza, hay que acabarla con destreza», o, «gobierno y pueblo hacen la fuerza, el campesino y la gran empresa unidos por naturaleza. ¡Qué viva México y florezca!». Una propaganda producida por Televisa que apoyaba el Programa Nacional de Solidaridad, lanzado en 1988 por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, que  pretendía ser “el rostro humano” de la política económica neoliberal. Pero el documento de esta ideología televisada leído en 2012 ya no provocaba risa, sino una mueca.

Uno de los últimos trabajos producidos dentro de Cráter Invertido que tomó como referencia el mismo eje es Hoy 1994. Todos los periódicos de ayer (2013), de Yollotl Alvarado, una publicación que revisa las noticias más importantes de ese año: el levantamiento del EZLN, el inicio del Tratado de Libre Comercio, los asesinatos de Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, el inicio del conflicto en Bosnia, el provisional cese al fuego del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), el triunfo de Nelson Mandela como presidente de Sudáfrica o la muerte de Kurt Cobain.

El proyecto ataca la política del olvido y asume la responsabilidad de investigar el pasado para entender las condiciones topográficas del presente. Sin duda, el ciclo 88-94 marcó las coordenadas del enfrentamiento de dos posibilidades políticas. Por un lado, la del sueño de salir del «tercermundismo» a través de la promesa del neoliberalismo; por el otro, la del «¡Ya basta!» del grito revolucionario.

En ese entonces quedó claro que en este país había dos proyectos contradictorios —ahora, 20 años después, hemos visto que había otros que nunca hubiéramos imaginado. Cráter Invertido se produjo por este choque. Aunque no hay un reclamo de herencia, ni paternidad o maternidad pretendida, los colectivos de esta cooperativa invocan una serie de representaciones de la resistencia. Desde ahí realizan acciones, intervenciones y obras para manifestar el descontento con el neoliberalismo y con las políticas del Estado que cancelan cualquier proyecto de justicia social. Habrá que seguir recorriendo el mapa que dibujan y ver qué posibilidades críticas nos ofrece su territorio, Por lo pronto, su apuesta supone una cartografía donde nos reímos, juntos, de la farsa.


Helena Chávez McGregor es curadora e investigadora independiente. Desarrolló el programa Campus Expandido en el MUAC, donde fue curadora académica. Es becaria del Programa de Becas Posdoctorales de la UNAM en el Instituto de Investigaciones Estéticas.


Este texto fue publicado en el número 80 de Código.

[7 de mayo de 014]

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