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Bjarke Ingels Group, Edificio Via 57 West, 2010. Fotografía de Nic Lehoux. Tomada de la web del grupo.

A diez años del método BIG: arquitectura e innovación

Opinión 16.01.2017

Pilar Echezarreta

Bjarke Ingels Group (BIG) es mundialmente reconocido por su método, en el que reivindica al espectador con ideas innovadoras y simples de entender.

Diez años es un parámetro correcto para analizar si un proyecto, cual sea su vocación, ha dado frutos. Desde esta perspectiva se puede abordar el caso de Bjarke Ingels Group (BIG), la reconocida firma danesa fundada por Bjarke Ingels en Copenhague, que cumple su primera década de práctica arquitectónica.

Como muchos arquitectos célebres de su generación, Ingels (Copenhague, 1974) representa la juventud, la audacia y el arrojo que necesitan todas las disciplinas profesionales para ser cuestionadas, y —lo menos— revolucionadas. Comenzó su trayectoria dentro de OMA (Office for Metropolitan Architecture) de Rem Koolhaas. Más tarde fundó un primer despacho junto a Julien De Smedt (contemporáneo en OMA) bajo el nombre de PLOT. Juntos ganaron varios reconocimientos a nivel internacional, el más conocido por el edificio de vivienda VM en Dinamarca, y en 2004 el León de Oro de la Bienal de Arquitectura de Venecia. A pesar de un comienzo exitoso, la pareja se separó e Ingels creó lo que hoy conocemos como BIG, que actualmente tiene sedes en la capital danesa y Nueva York.   

A lo largo de su trayectoria, el discurso de BIG se ha distinguido por 5 aspectos: 1) una potente iconografía, 2) la transformación de las ideas arquitectónicas en esquemas, luego en logotipos y éstos, a su vez, en edificios, 3) la integración del lenguaje de historietas para la explicación de conceptos, 4) la representación uberrealista de los proyectos, y 5) el discurso eufórico dentro del aparato mediático que es hoy la arquitectura. Su representación del usuario es siempre dentro de una realidad sublimada, lo instala en un universo donde el aspecto y el espacio son glorificados, más allá del contexto donde se sitúen los proyectos. Quizás, una nueva forma del barroco.

Una máquina publicitaria con un discurso atractivo, un razonamiento cartesiano, escarchado de frivolidad, que refleja la problemática de nuestra generación. La arquitectura es construir arquitectura, ¿pero también es conferenciar y publicitar la arquitectura?. Entonces, ese lenguaje debe ser accesible, comprensible por todo el público y no sólo por una élite iluminada. Ese público esta ávido de pertenecer a un aparato mediático.

Así, a través de un sistema de comunicación muy personal, BIG ha sabido extender su campo de impacto: desarrollando un lenguaje formal más accesible y plural, participando en la academia dentro de prestigiosas universidades, realizando conferencias internacionalmente y, desde luego, construyendo edificios que, de hecho, han transformado el paisaje urbano de las capitales importantes del mundo.

Su proyecto más reciente, el Edificio Vía 57 West en Nueva York, receptor ya de varios reconocimientos, comprende 80, 000 m2 de viviendas, servicios y amenidades. Son notables sus intenciones de aprovechar las capacidades de densidad del terreno para beneficiarse, con la misma intensidad, de las vistas y asolamientos. Traducido a la forma construida, BIG diseñó una plataforma que se retuerce, alineando sus perspectivas a una oblicua que se alza en su dramática búsqueda del cielo. El paisaje de la ciudad no puede ignorar esta nueva pirámide sinuosa.

En un esquema más discreto está el proyecto para la escuela Gammel Hellerup (2015) en Gentofte, Dinamarca. El conjunto se incorporó al campus existente e incluye un edificio multifuncional, un gimnasio y la renovación del patio central. BIG integró el gimnasio en el corazón del campus escolar, lo enterró y aprovechó su cubierta para generar un paisaje ondulado para el patio. En un gesto de empujar el terreno hacia este nuevo epicentro, generó un segundo edificio de actividades múltiples y un campo. Con estos movimientos realiza formas geométricas que reactivan el espacio público y privado. Si bien responde a un programa concreto, la arquitectura se aparta de las líneas rectas para crear formas elegantes y construir un nuevo corazón al conjunto escolar.

Aunque para transformar el paisaje sea necesaria la glorificación del esquema, las geometrías de la arquitectura BIG son resultado de la construcción del logo —el esquema a escala real— llevado a escala urbana, con el impacto que ello signifique. Sus edificios son, por menos, arriesgados e irreverentes, tanto como la personalidad del mismo Ingels. Y la realidad es que eso es lo contemporáneo.

Otro edifico que vale la pena destacar es el Museo Marítimo Nacional Danés (2013). Se trata de un «no-edificio» que se integra al contexto adoptando la forma de dique seco, al tiempo que una silueta hundida en el suelo genera un espacio abierto de gran escala. En la periferia del dique se anidan las galerías y el vacío está atravesado por rampas que hacen de deambulatorio suspendido. Si bien la forma está copiada del contexto, el ingenio para reutilizarla en arquitectura es notable.

El método BIG reivindica al espectador hambriento de ideas frescas y simples de entender. Exalta la sociedad del espectáculo de la que habló Guy Debord en 1967. Porque sí, el espectador necesita entretenerse con simbologías, con flechas, con obviedades, con el paso sin escalas del icono al edificio, con imágenes inmaculadas de una realidad poderosa y funcional… Necesita acercarse cuanto antes al retrato perfecto que se ha construido de sí mismo, una imagen comprensible y comunicable —dentro de un mundo imperfecto—, y más que nunca necesita alejarse de la terrible hecatombe en que se ha convertido nuestra civilización.

La práctica de BIG es una nueva y rejuvenecida versión de la arquitectura corporativa. Si bien los edificios son irreverentes dentro de sus propios contextos, la distribución programática de los espacios no es de vanguardia, no cuestiona el habitar ni expresa un cambio paradigmático de los usos y costumbres de esta nueva generación.

Pilar Echezarreta

Es arquitecta, maestra en diseño de arquitectura avanzada por la Universidad de Columbia. Fue becaria de la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs y del Fonca, por el proyecto Filtro Bioclimático para la Ciudad de México.

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